MIKE
La sala del cine estaba demasiado vacía para tratarse de aquella preciosa película. En la fila de atrás solo estabais sentados tú y Mike. En la pantalla se veía a una chica llorar de risa después de escuchar cómo su hermano gritaba como una chica.
Mike no paraba de mirarte. No era algo fácil de pasar por alto.
- ¿Qué pasa?- preguntaste susurrando.
Antes de poder escuchar su respuesta, te agarró de los hombros y te besó.
CALUM
Calum nunca fue un chico de pocas palabras. Siempre estaba hablando. Todas aquellas veces en las que os chocabais por los pasillos, te hablaba sin parar hasta que entraban a la siguiente aula. Era un hablador pero te encantaba.
Aquel día, sin embargo, estaba callado.
Los dos estabais sentados bajo la sombra de un árbol, esperando a que pasara el recreo. Te encantaba demasiado ese chico como para agobiarlo por eso, en parte, no quisiste preguntarle si estaba bien. Pero después de ver cómo seguía callado, preguntaste:
- ¿Estás bien, Cal?
- Necesito hacer una cosa.
Y cuando ibas a preguntarle si podías ayudarle en esa cosa, se acercó más a ti y te dio un tímido beso. Igual de sonrojado que tú, se levantó y se fue.