Tú estabas de pie, mirándolo sin saber qué hacer ahora. Anoche había sido una locura y no sabías muy bien si eso cambiaría las cosas entre tú y Cal. Te abrochaste los vaqueros y recogiste su camisa del suelo, la cual estaba junto a tus zapatos. Vista desde cerca, aun conservaba la mancha de helado de la mañana anterior. Su gran esfuerzo por disimular la mancha para que tú no te dieras cuenta no sirvió para nada.
Caminaste hacia su espejo, el cual reflejaba el cuerpo de Calum dormido sobre su cama. Parecía tan vulnerable, tan tierno. Agarraste la camisa y te la pusiste. A pesar de tener una fina blusa puesta, te quedaba genial. Es más, olía tanto a Cal que casi podías sentirlo a tu alrededor.
- Puedes quedártela. A ti te queda mejor.
Cuando te diste la vuelta, él te estaba mirando con los ojos cansados. Estaba nervioso, al igual que tú.
- ¿Nos veremos mañana?- susurró.
Asentiste y te acercaste a él para darle un pequeño beso en la mejilla.
- Hasta mañana, Calum Hood.
Antes de poder cerrar por completo la puerta de su habitación, dijo:
- Hasta mañana, preciosa.
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Un saludo.
Aleave
