Fue en ese momento, tan sencillo y estúpido, cuando ambos se dieron cuenta de que aquello era más que un amor pasajero. Tú estabas sentada leyendo, rodeada de tus amigas. Apenas levantabas la vista de las páginas, tan solo para comentar algo o negarte a seguir los planes estúpidas de alguna de tus amigas.
- ¡Silla!
El ruido fue gigantesco. Tu libro cayó a la mesa y todas las de tu alrededor, incluida tú, miraron a los chicos de delante. Uno de ellos, el cual te había parecido guapísimo desde principio de curso, se encontraba en el suelo, riéndose a carcajada limpia. Sus amigos estaban grabándolo, aguantándose torpemente el ataque de risa para no ser echados de ahí.
- Saluda a tus fans, Ash.- le dijo uno de ellos, justo cuando el otro se levantaba del suelo.
El hecho de que aquel chico no se avergonzara hizo que dejaras de leer. Y cuando se sentó de nuevo, riéndose escandalosamente, e hicisteis contacto visual, te diste cuenta de algo: tenías que conocer a ese chico sí o sí.
