Veías a los de tu clase jugar al baloncesto. Podrías haberte unido a ellos pero la verdad es que tus ganas de hacer deporte bajo el sol abrazador eran mínimas. Bajo la pequeña sombra que proyectaba el árbol en el suelo, viste a un chico golpearse la cabeza con la pelota.
- Hola.
Se sentó tan rápido que no pudiste verlo acercar.
Ashton tenía las manos pintadas de pintura roja y la camisa de leñador estaba tan arrugada como siempre.
- ¿Qué haces aquí? ¿No tienes clases?
Él asintió y se movió más cerca de ti.
- Te vi por la ventana y le dije al profesor que necesitaba ir al baño.
No llevabas mucho tiempo con Ashton. No más de dos meses pero lo que sentías por él asustaba. A veces tenías miedo de agobiarlo y por ello podías pasarte un día entero sin hablarle. No tenías muy claro cómo quererlo sin hacérselo saber desde tan pronto.
- ¿Te apetece ir al cine esta tarde?
- ¿Se te apetece a ti?
Él asintió muchas veces seguidas, como si estuviera nervioso. Te sonrió y se acercó a ti lentamente, como si fuera la primera vez que intentaba besarte.
- Te recojo a las 5.
- Vale.- sonreíste antes de que te besara.
Realmente querías a este chico.
Lo querías de verdad y tenías demasiado miedo a perderle.
- Bueno creo que mejor me voy ya.
Se puso de pié de un salto y jugueteó con tu pelo unos segundos antes de despeinarte adrede y alejarse.
Si fuera posible elegir la persona con la que pasar toda una vida, lo elegirías a él con los ojos cerrados. Era la sonrisa, la risa, sus caricias, sus besos,... todo eso que te volvía loca.
- Oye.
Llegó corriendo de nuevo frente a ti, tapándote la visión a la cancha.
- ¿Qué?
- Te quiero.
Y, dejándote con la mayor sonrisa de tu vida, se alejó.