Le pegaste una patada por debajo de la mesa pero ni se movió.
- ¿No tienes nada que hacer?
Calum miró a tu compañero con la ceja levantada, con cara de malas pulgas. Se había acoplado a la mesa de la biblioteca, aun cuando no estaba en tu misma clase.
Tu compañero se rió, sacando un lápiz de su estuche.
- Calum, vete.- le pediste.
No había modo de estudiar con él al lado. Era imposible.
Lo peor de todo es que tu compañero nunca fue del agrado de tu novio. Cal decía que te estaba mirando todo el día, que se notaba que sentía cosas por ti. Aun sabiendo que tenía razón, le quitabas hierro al asunto.
- Me voy por ti, no por él.- se levantó de ahí, enfadado.- Te veo luego, novia mía.- remarcó "novia mía"
