A las cuatro de la madrugada la puerta se abre y tú lanzas un zapato.
- ¡Calum Hood!
Te levantas hecha una furia, enciendes la lámpara y señalas a tu novio. Él, con unas ojeras gigantes, te mira con la mano en el pecho, sorprendido.
- Te dije que no vinieses a casa.- masculla, ignorándote.
Coloca una bolsa sobre la mesa y bosteza, tirándose en el sofá. Está tan cansado que parece capaz de dormirse en menos de un segundo.
- Calum Hood.- repites.
- Sí, muy bien, te sabes mi nombre.
Abres la boca y suspiras con ganas de darte una cachetada.
- ¡No te pongas tonto!- gritas.-¡Haz metido la pata hasta el fondo!
Abre los ojos y te mira confuso, sin parar de bostezar.
- ¿Cómo te atreves a montar tan revuelo en twitter después de ver las fotos?
- ¿Te sorprende? Me has puesto los cuernos.
Piensas en tu madre y te obligas a mantener los nervios. No estaría orgullosa de ti si sales en el periódico como asesina de tu novio.
Este chico está mal, se nota que está cansado.
- Calum, hazme el favor de cerrar la boca y escúcheme: Ese chico se me acercó, me pidió oler mi hamburguesa y se marchó. Fin de la historia.
- Te comiste la hamburguesa con él.- susurra, dudoso.
Corres a la cocina, recoges los envoltorios de la basura y, de vuelta al sofá, se lo tiras a tu novio. Él, con los cachetes rojos de la vergüenza, deja de mirarlos cuando se da cuenta de que comiste aquí, en casa, sin amante.
- Eres un estúpido.
- Vale, sí, un poco.
Durante cinco minutos te desahogas, le llamas mal novio, le pides hamburguesas como compensación a su falta de confianza, le obligas a dormir en el salón durante un mes y le tiras más zapatos a sus rodillas.
Al final, cuando está a punto de terminar, te dice:
- ¿Estaban buenas las hamburguesas?
Estallas en risas.
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66 votitos y mañana subo la siguiente pelea con Ashton.
¿Cómo estáis?
Con mucho cariño, Aleave
