Primera pelea - Michael (2ª parte) (Maratón XII)

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Pasaron dos semanas y los sentimientos encontrados eran desoladores.

En primer lugar, a Michael le bombardearon las redes sociales con fotos editadas, vídeos de aquel tipo siguiéndome por la calle como si hubiésemos quedado juntos, comentarios criticándome, críticas por no contestar los comentarios y una oleada de follows. 

Muchas chicas se volvieron locas al darse cuenta de que ya no estábamos juntos. Antes de que aquel chico, aparentemente amigo mío, se decidiera a seguirme toda la tarde, sonriéndome sin yo darme cuenta, agarrando la puerta de una tienda para que yo pasara primero y besándote rápidamente, Michael colgaba casi cada semana alguna foto nuestra. Puede que no fuese una fotografía romántica, tierna o de enamorado, pero en alguna salía yo. Y eso bastaba para dejar claro que estábamos juntos.

- Ignora eso, anda.

Mi amiga tiró de mi para que dejara de leer aquel estúpido reportaje. El desconocido había sido entrevistado por una revista famosa y aseguró que éramos amantes desde hacía meses. Lo más gracioso de todo, es que, aparentemente, todos le creyeron.

- ¿Paga en tarjeta o efectivo?

La cajera atendió a mi amiga, observándome de reojo. Desde aquel fatídico día, las fans de 5SOS comenzaron a odiarme, amenazarme y, otras, a agradecer la ruptura. Entendía que defendiera a su ídolo, pero aquello no era justo.

- Efectivo.

La mujer aceptó las monedas y, antes de entregarnos la bolsa, murmuró algo:

- Pues sí que es fea.

Aquello me dolió. De hecho, me hizo levantar la vista de la portada de la revista de cotilleo que me tachaba de busca famas y preguntarle qué acababa de decir. 

- Nada.

- ¿Cómo que nada? Acabo de escucharlo claramente.

Dos chicos que estaban en la cola de pagar se echaron a reír, haciéndome enfurecer aún más.

- Solo digo.- comenzó a contestar la cajera, sonriendo a uno de los chicos.- Que no entiendo como un chico como Michael Clifford pudo estar con alguien como tú.

Pensé entonces en una cosa: Michael, el chico que me robaba el aire, me tenía bloqueada en todas las cuentas posibles. No me cogía las llamadas, no me respondía los mensajes y, aun peor, estaba casi segura de que cambió de teléfono. Lo conocía perfectamente y sabía que era rencoroso, pero aquello era demasiado. 

Por culpa de su poca confianza, estaba pasando unos días terriblemente mal. Apenas salí de casa en esas dos semanas, gastando mis fuerzas en contactar con él. Sus amigos intentaron consolarme, porque estaban seguros de que una infidelidad se podía superar. Nadie de su entorno creyó mi versión de los hechos.

Miré a la chica, que seguía con sus despectivas miradas. Escuché la risa estúpida de los de atrás. Observé las portadas de las revista que me rodeaban. Escuché mentalmente la voz de Michael. Recordé el beso de aquel estúpido. Sentí el agobio propio de los paparazzis. Pensé en la poca confianza que me tenía Michael. Michael. Michael.

Antes de poder controlarte, golpeaste a la chica.


Diez minutos después, un policía te arrestó por violencia. 

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