- ¿Crees que si le doy pizza me aprueba?
Escuchaste esa pregunta y no te hizo falta darte la vuelta para saber quien era. Calumentró en la clase, se acercó al profesor y le dejó un trozo de pizza sobre el escritorio. La cara del señor, tan impactado como el resto de tus compañeros, era de película.
- Espero que con este trozo me apruebe matemáticas, señor.
- Calum, hágame el favor de irse de mi clase y estudiar en su casa.
- Pero, profesor, no me entero de nada.
El licenciado en matemáticas no tardó ni un minuto en recomendarte.
- Si le das clases particulares durante el verano.- te dijo.- te apruebo con matrícula de honor.
- Trato hecho.- dijiste.
Ese fue el comienzo de un verano con Calum.