Tú no bebes normalmente. No es por nada en especial, simplemente no se ha dado la ocasión.
El día de tu cumpleaños pediste a Michael que te llevara a algún sitio. Condujo hasta una zona apartada del campo, donde se veía toda la ciudad desde lo alto.
Pasaste horas y horas junto a él, riendo, disfrutando del tiempo y besándose. Cuando él sacó una lata de cerveza, bebió y, abrazándote, te la dio para que la probaras.
Estaba buena.
- Tómatelo con calma, cariño. No te quiero borracha.