- ¿Estás bien, cariño?
Michael está tirado en el suelo, entre montones de pesas y deportistas sudados. Respira tan hondo que parece a punto de romperse los pulmones y su cara está roja como la sangre.
Levanta la mano, asegurándote que está perfectamente.
Sin quitar la vista de él, vuelves a encender la máquina y sigues corriendo sobre ella. Cinco segundos después, Michael se levanta.
- De verdad, chica.- te dice jadeando y mareado.- ¿Cómo narices tienes tanta resistencia?
- Michael.- paras la máquina y te echas a reír.- Solo llevamos 5 minutos.