- ¿Quién es ese?
Dejaste la taza de café sobre la mesa y te sentaste junto a tu novio. Sabías que te había estado observando desde que tu antiguo vecino se acercó a saludar.
- Éramos vecinos.- no le diste importancia.- ¿Qué te pasa?
Michael no le quitaba los ojos al chico, siguiéndolo con la mirada.
- Te estaba mirando como si quisiera tener sexo contigo.
Tuviste que retirar la taza de café para no escupir sobre ella. La cara de seriedad de tu novio y su malestar ante aquella estúpida situación te estaba causando demasiado gracia.
- No es cierto.- le agarraste el brazo, calmándolo.- No te pongas celoso. Ni siquiera hablamos por más de cinco minutos.
- Me da igual. Te miró el escote.
Bebiste de un trago el café, sintiendo que te ardía la garganta. Te pusiste de pie y le diste la mano para que se levantara. Se estaba comportando como un novio posesivo y no tenías ganas de montar un numerito en la cafetería de la residencia universitaria.
- Cálmate, bobo.
Le costó levantarse, estaba demasiado ocupado observando los movimientos del chico con el que habías compartido dos minutos de conversación. Se puso de pie con un movimiento pesado y te siguió por el pasillo de mesas.
- Hasta otra.- escuchaste que alguien se despedía de ti.
No fue difícil saber quién se estaba despidiendo. Michael se paró enfrente de su mesa, mirándolo con enfado. Esos actos de celos no eran propios de él. No te gustaba esa faceta. Sonreíste a tu antiguo vecino y con un movimiento de mano te despediste de él, alejándote.
- Michael no seas así.- agarraste su codo, obligándolo a moverse.- Pareces un novio posesivo.
- Me pone nervioso.- se quejó.
Luego hizo algo que te hizo gracia y te puso nerviosa a la vez. Justo cuando notaste que, como cualquier amigo haría, tu antiguo vecino te sonreía cuando te acercabas a la puerta de salida, Michael quitó su mano de los bolsillos y la posó sobre tu trasero. Marcó territorio como un animal.
- Eres un celoso.- dijiste al salir.
- Ahora no te mirará más el culo.
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