Capítulo 9

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Willow

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Willow.

Acomodé los anteojos negros en mi rostro. Estaba segura de que todos me miraban fijamente por llevarlos, no era un excelente día soleado como para portar gafas en pleno día nublado y fresco. El cielo estaba cubierto de capas y capas de nubes grises.

Ya era martes 5 de octubre. Sí, los llevaba contando, porque no quería que este día llegara. No después de despertar el domingo en mi cama y recordar medianamente lo que hice esa mañana.

Y con quien.

«¿Cómo carajos pude hacer eso? ¡Dios!».

Horas después de regresar a mi casa, desperté con un fuerte dolor de cabeza y la garganta seca. Al principio no estaba segura de cómo llegué, lo último que logré recordar era que estaba dentro de la casa de Lana y que me encontraba bebiendo algo al parecer bastante fuerte.

Muchos de los recuerdos de esa madrugada eran borrosos, se suponía que era algo bueno, en parte, porque lo que recordé apenas desperté fueron sucesos que prefería no volver a ver en mi mente. De esa forma me ahorraría la vergüenza.

Y aunque lo deseara tanto, no sucedía. Seguían rondando ahí, mortificándome.

«No es para menos, llame a mi profesor estando ebria».

—¡Willow!—exclamó alguien.

Volteé para poder mirar detrás de mí.

Con una sonrisa radiante, Lana se me acercó acompañada de otras compañeras de clase. No quería hacerlo, pero debía admitir que era hermosa, y tal vez por eso Clifford hizo eso con ella en la biblioteca.

—Oh, hola—saludé con disgusto.

—No puedo creer que estés tan calmada con lo que está sucediendo—dijo una de mis compañeras.

Fruncí mis cejas, no logrando comprender sus palabras.

—¿De qué hablas?

Lana se posicionó a mi lado, sin borrar esa expresión de victoria de su rostro.

«La golpearía si pudiera».

—La universidad está de cabeza, no puedo creer que no sepas al respecto.

—Yo sé lo qué sucede—intervino Lana.

Tuve que poner todo de mí para no hacer alguna mueca de disgusto cada que Lana abría la boca, bueno, al menos debía hacerlo si quería descubrir de qué estaba hablando toda la universidad en este jodido momento.

—¿Entonces?—musité—. ¿Qué es lo que puso de cabeza a la universidad?

—Acérquense—murmuró—. Lo que ocurre es que alguien disperso el rumor de que vio a un profesor y una alumna teniendo relaciones en la biblioteca de la universidad.

Insaciable © [+21]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora