Insaciable © [+21]

Capítulo 32

Advertencia: Contenido +18 explicito al final del capítulo. 

Willow.

Observé a mis dos amigas, una estaba peor que la otra, y no en un mal sentido.

«Bueno... depende de quién nos ve, ¿no?».

Si alguien nos inspeccionara bien, se habría dado cuenta del aspecto levemente desaliñado que cada una traía. Una con el cabello revuelto y esponjado, otra con el maquillaje corrido, y la última con la ropa más que desacomodada.

Éramos un desastre para estar en un lugar público.

Y aún así Barney's era el lugar más cercano de la universidad donde podríamos hablar, sin tener que faltar a las siguientes clases, obviamente.

—¿Charla de urgencia?—pregunté después de estar minutos en silencio.

—Charla de urgencia—dijeron mis amigas al mismo tiempo.

Rara vez usábamos la charla de urgencia, era nada más en momentos donde algo verdaderamente nos preocupaba, o creíamos que debía tener una buena conversación para sacarnos las dudas. Mayormente eran hechas en la casa de alguna, pero en esta ocasión eso no iba a ser posible.

—¿Quién quiere comenzar?—bebí de mi chocolate caliente.

Por un segundo el recuerdo de la cita en el apartamento de Clifford vino a mí, lo que me sacó una sonrisa pequeña.

—Quiero hacerlo—pidió Amber, levantando la mano.

—Bien.

Antes de hablar, respiró profundamente y acomodó sus cabellos. La expresión en su mirada pasó de avergonzada al ser descubierta haciendo algo bochornoso, cambió a una de fastidio.

—Gale ha vuelto a preguntar si dejaré el club en algún momento, gracias a eso hemos vuelto a discutir—mordió con rabia su pastel de cereza—. Y otro problema, su ex no ha dejado de aparecer en la oficina, cada momento que aparece encuentra algo con lo cual criticarme y dejarme mal frente a todos.

—¿Su ex?

Asintió.

—Era su prometida, pero él decidió romper el compromiso antes de casarse. A pesar de eso, ella aparece cada tanto en la oficina de Gale ya que sus padres son socios de varios años, es muy estresante tener que soportar su desdén.

—Pero apenas has comenzado a trabajar ahí, no puede odiarte sin algún motivo razonable—comenté, frunciendo las cejas.

—Tal parece que ser la única mujer cerca de Gale es una razón suficiente—negó repetidas veces.

—¿Han demostrado que ustedes dos...?

—No, no lo hemos hecho en público—respondió a Rose—. Digo, el hacerlo notorio—se corrigió al instante.