Clifford.
Si no hubiera estado quieto por el miedo, habría secado el sudor que estaba comenzando a correr por mi frente.
«Ella lo sabe».
Obviamente lo sabía, por algo estaba aquí, acorralando mi cuerpo con su pequeña y delicada estructura corporal. Por más que le sacara varios centímetros, ahora se veía como Burcs cuando no le daba su juguete favorito.
Dispuesta a morderme si no le daba lo que deseaba.
Ahí me di cuenta que era un completo degenerado, una parte de mi le aterraba ver molesta a Willow, lo que menos quería era que estuviera de esa forma conmigo... pero la otra parte le fascinaba verla enojada, se veía tan ardiente.
Pero no tenía que pensar en lo ardiente que se veía, sino en que probablemente debería hablar antes de que me rompiera las piernas.
¿Cómo podía decirle que otra mujer me beso? Yo... no quería lastimarla, ni que pensará que la traicioné.
«Vamos idiota, di algo». Me recriminé.
Así que haciendo caso a mi conciencia, dije lo que tenía en mente.
—Estas molesta.
Willow enarcó una ceja, sin poder creer que eso fue lo primero que musité. Y siendo sincero, ni yo pude creerlo.
—¿Hay alguna razón para que lo este?
A pesar de que mencionó eso, yo sabía que lo estaba. No quería que estuviera molesta conmigo.
—Cuando me llamas por mi apellido estas molesta, lo sé, te conozco—declaré.
Sin dejar de matarme con la mirada, cruzó sus brazos y alzó el mentón. Verla de esa forma solo acrecentó mis ganas de querer encerrarla en mis brazos para demostrarle que yo no la traicionaría jamás.
—Sí, y yo sé que cuando me evitas es porque me ocultas algo.
«Tú puedes, dile».
Tranquilamente respiré profundo, preparé mi mente para la forma en que ella pudiera reaccionar. Podía ser de cualquier tipo. Con eso en mente, confesé lo que podría estropear lo poco que teníamos.
—Lana me beso.
Luego de decir eso, cerré los ojos con fuerza esperando a escuchar un grito o insulto de su parte.
Esperé.
Y esperé.
No llegó nada de lo que yo pensaba.
—Lo sé.
Confundido, abrí los ojos. A excepción de lo que imaginé, Willow permaneció igual de calmada que cuando cerré los ojos.
—Juro que estaba por decirte—me apresuré en decir.
Asintió, lamiendo sus labios.
—¿Ah, sí?
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Insaciable © [+21]
RomanceUn club nocturno. Una bailarina exótica. Un profesor recién llegado a la ciudad de Chicago. Y un baile demasiado excitante para el hombre que creía que iba a ser una noche aburrida. ¿Qué ocurrirá cuando el profesor descubra quien es la bailarina qu...