Capítulo 38

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Willow.

—Entonces lo hicimos en el pórtico, sin importarnos que la nieve nos pudiera provocar una neumonía.

Detuve los movimientos de mi mano, sorprendida por lo que había dicho Rose.

—Espera, ¿qué has dicho?

Alcé la cabeza, encontrándome con las expresiones de diversión por parte de mis amigas.

—Sabía que no estabas prestando atención.

—¿De qué hablas?

—Llevas 3 minutos destruyendo tu tarta de calabaza y simplemente asintiendo cuando te hablamos, es claro que no prestabas atención—explicó Amber—. Debíamos traerte a la realidad de alguna manera.

Bajé la mirada a mi plato, descubriendo todo mi almuerzo revuelto.

«¿De verdad llevo tanto tiempo distraída?».

—Lo siento, solo estaba pensando en otras cosas.

—¿Eso tiene que ver con cierto profesor castaño, barba y tiene cara de bobo cuando no lo ves?

—No tiene cara de bobo.

—Eso dices tú porque estas loquita por él.

Cuando estuve a punto de contradecir a Rose, Amber decidió que era buen momento para interferir o terminaríamos teniendo una pelea absurda en medio de la cafetería de la universidad.

—¿Por qué no mejor regresamos a la conversación anterior?

—Bien.

Rose asintió, pero no perdió la oportunidad de lanzarme su servilleta hecha un boyo.

—Eres una idiota.

—Chicas.

—Ya, ya. Mejor dinos porqué estás tan distraída el día de hoy que ni te das cuenta cómo destruyes tu platillo favorito durante el invierno.

Suspiré.

No sé cuándo comencé a pensar todo lo sucedido en la casa de los padres de Clifford. Conocer a su familia fue muy extraño, no llevas a una chica a la casa donde creciste a menos que tuvieras la intención de presentarla formalmente como una pareja. ¿O no?

—Clifford me llevó a la casa de sus padres el día de acción de gracias.

Mis amigas abrieron en grande los ojos, demostrando de esa manera lo sorprendidas que estaban.

—¡¿Qué?!

—Tiene que ser una broma, ¿no?

De ser en otro momento, me habría reído de sus reacciones. Sin embargo esta ocasión era diferente.

Ellas aún no sabían lo que ocurrió, hasta el momento no tenía idea de cómo decirles.

—No lo es, conocí a sus padres y parte de su familia.

—¿Tan pronto?

—Sí—le confirmé a Amber—. También hablamos un momento a solas.

—Pero ya dinos, ¿qué fue lo que te dijo?

Las miré a ambas y luego respondí con mucho pesar.

—Que estaba confundido.

Derrotada, apoyé la cabeza en la mesa. Claro, después de hacer a un lado la comida.

—¿Confundido?—asentí a dicho por Rose—. ¿Confundido con qué?

Coloqué la cabeza de costado.

Insaciable © [+21]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora