Capítulo 16

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Maratón 2/3

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Maratón 2/3. 

Willow.

—¡Willow!—clamó Rose—. Si no te quedas quieta, no podre terminar de peinarte y quedaras como una esponja de baño metida en el desagüe.

Solté un suspiro, relajando mis hombros, intentando mantenerme en una posición. Rose ya llevaba más de media hora con mi cabello, mientras Amber rebuscaba entre toda mi ropa el atuendo perfecto acorde a lo que le pedí.

—Está bien—le respondí viéndola a través del espejo—. Gracias por haber llegado tan deprisa.

—Lo que sea para que mi amiga termine follando de una jodida vez.

Me fue inevitable no reírme por su comentario tan sincero, gracias a eso me gané un golpe en el hombro de su parte.

—Willow, estoy por terminar, quédate quieta.

Le hice caso.

Apenas lancé toda mi ropa sobre la cama, me fui a bañar ya que me sentí muy estresada de no saber qué hacer con todas esas prendas. Por suerte, Amber y Rose llegaron mientras yo me estaba duchando.

Al salir una ya se estaba encargando de elegir qué vestir, lo cual lo agradecía mucho.

—Debo dejarte hermosa, tienes que follar de una vez, hace mucho que no lo haces y se está notando en tu humor.

—¡Rose!—reprendió Amber, quien termino de acomodar mi ropa dejando lo que me pondría a un lado.

—Amber, no digas que no se ha notado.

—Chicas, por favor, no se burlen de mí—pedí, viendo como Rose acomodaba la última onda bien formada de mi cabello—. Ya estoy lo suficientemente tensa.

Admiré el cómo dejo Rose mi cabello. Todo el cabello estaba hecho ondas bien formadas, lo cual era un peinado simple, pero el que mi cabello fuera pelirrojo, lo hacía resaltar más. Y el que lo haya hecho mi mejor amiga, sumaba muchos puntos.

—Listo, ponte de pie para vestirte.

Con una gran sonrisa, me incorporé del asiento frente a mi tocador. El maquillaje fue una de las primeras cosas de las cuales nos encargamos apenas salí de ducharme también.

Me aproximé a la cama donde estaba extendida una prenda, y a su lado, Amber.

La sonrisa que tenía, se fue distorsionando de a poco. Frente a mí había un vestido, uno muy hermoso el que solo había usado una vez, pero después ya no más. Y no era porque fuera un vestido feo, no, el vestido era más que hermoso, pero:

—Chicas, eso muestra mucho.

—Es la idea—declaró Amber, acomodándose la diadema en su cabeza.

—Al fin me agradas, Amber.

—¡Amber!—me volteé a ver a la mencionada, ignorando a Rose.

Tuve que sostener la toalla que cubría mi cuerpo o en cualquier momento se caería por los movimientos bruscos que estaba haciendo.

Insaciable © [+21]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora