Capítulo 18

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Willow

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Willow.

Antes de salir del baño terminé por acomodar la ropa que me dejo Clifford para que me vistiera. No era más que un simple pijama suyo, por lo que la parte superior me quedaba bastante grande, lo suficiente como para usarlo de camisón.

Que fue lo que hice.

No tenía sentido ponerme el pantalón, este se caía con cualquier movimiento que hiciera, era mejor no utilizarlo a tener que estar sosteniéndolo para que no se fuera. Así que lo deje a un lado mientras observé mi reflejo en el espejo.

Específicamente la zona del cuello. Toda mi piel estaba repleta de marcas rojizas, los dientes de Clifford se podían ver en algunas partes, delatando lo que fue de la noche luego de la primera ronda que tuvimos.

«Tardará días en desaparecer».

Al final, no hicimos nada más allá del sexo convencional, lamentablemente. Clifford dijo que debía firmar primero un acuerdo para saber hasta donde quería llegar y saber qué quería experimentar. Pero, no por eso dejo de ser una noche espectacular.

Las pruebas estaban en el dolor al moverme y las marcas del cuello.

Con una sonrisa radiante, secando el cabello con una toalla pequeña, salí del baño. Apenas estuve fuera, un aroma delicioso se sintió por todo el lugar. Rápidamente cerré la puerta del baño y me apresuré en ir directamente hacia la cocina.

No era mi casa, pero actué como si lo fuera.

—¿Has cocinado?—cuestioné apenas estuve a solo unos metros de él.

Clifford se encontraba en la cocina, de espaldas a mí. En medio de la mesa habían ya diferentes platos cargados de comida, además de cosas para beber.

—No corras, Willow. Podrías caerte—musitó sin voltearse.

—No estaba corriendo.

—Tus pasos apresurados se sintieron apenas saliste del baño—esta vez sí se giró para verme, dejando un plato con huevos revueltos junto a lo demás—, tienes suerte de no haber despertado a Burcs de su siesta.

Desvié la mirada hacia el pequeño bulto café a unos cuantos metros de nosotros.

—Se ve tan lindo—exclamé mirando a la bolita—, anoche no pude verlo. Bueno, estaba concentrada en algo más.

Con las últimas palabras me giré a verlo.

—Siéntate, Willow.

Soltando una suave risa, me senté en el lugar indicado por él.

—No creí que sabías cocinar—expresé, dejando la toalla sobre mis piernas al no saber dónde ponerla.

—No soy un chef profesional—Clifford se sentó del lado izquierdo de donde yo estaba ubicada, y al ver la toalla sobre mis piernas la tomó para luego dejarla sobre el respaldar de su silla—, pero me defiendo un poco.

Insaciable © [+21]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora