Capítulo 26

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Clifford

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Clifford.

—Nos meteremos en problemas.

Emití, dándole un pellizco a Gale.

—Terminaremos arrestados.

Agregó Evan, lo cual se escuchó irónico ya que él era un detective con contactos en la policía.

—Oh, vamos—el pelinegro se volteó, quedando de espaldas a la dirección que estábamos viendo—. ¿Por qué tanto miedo?

Observando de reojo detrás de él, respondí son ironía.

—¿Tal vez porque estamos siguiendo a nuestras chicas?

Gale junto a Evan se voltearon a verme en sincronía.

—¿Nuestras Chicas?

Me encogí de hombros, pasando una mano por mi cabello.

—Bueno, Willow es mi chica. Hipotéticamente, ya saben.

—Oye, Rose también es mi chica—emitió Evan, dejando que una sonrisa se deslizara por su rostro.

Gale carraspeó un poco cohibido.

—Amber... lo será cuando me perdone.

—No creo que lo haga si descubre que la estas siguiendo de esta forma—le rebatí.

Mi amigo hizo un gesto con su dedo medio en mi dirección y regresó a la posición inicial. Antes de imitarlo, en un arrebato le saqué la lengua sin que pudiera verme, luego volví a concentrar mi atención en las chicas que de a poco fueron moviéndose tras nuestra charla.

—Deberíamos comenzar a movernos de igual forma si no queremos perderlas.

—No, deberíamos regresar cada uno a su casa y dejarlas tranquilas—dije.

Intenté darme la vuelta para regresar al auto que estaba a unos pocos metros, pero la mano de Evan posarse en mi hombro me detuvo. Ya llevábamos varios minutos tras ellas, y sabía que si nos descubrían, verdaderamente estaríamos en problemas.

«Fue una mala idea desde el principio».

—¿A dónde crees que vas?—hice una pequeña rabieta sacudiendo mis pies—. Ya estas dentro de esto, si nos descubren todos estaremos en problemas.

—No es justo, yo ya tuve mi merecido, no quiero volver a estar en problemas, no con Willow comprando lencería nueva—mientras pronuncié esas palabras, señalé en la dirección donde ellas estaban.

Se detuvieron en una tienda de lencería y acababan de salir. La pelirroja en uno de sus brazos cargaba con tres bolsas nuevas.

—Como si nosotros no estuviéramos sufriendo de la misma manera, idiota—bufó Gale.

—Envíale un mensaje.

La interrupción por parte del rubio nos distrajo de nuestra tonta discusión, ambos fijamos nuestra atención en él.

Insaciable © [+21]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora