Capítulo 42

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Por mi parte, he apagado todas las alarmas, me encargaré de Dorian y los demás, también me encargaré de destruir todo el lugar por completo, ya he preparado una cadena de bombas que explotaran a las 8:00 AM. Te entregaré un paquete de pruebas y documento que le entregarás a Arima, solo puede ser visto por los Comandantes Celestiales, las estrellas gemelas y Ciel, pero luego debe ser destruido por completo, eso lo dejaré en tus manos. Mayura, es momento que actúes como la líder de la casa Amawaka y termines el trabajo que tu padre no pudo terminar. Debes matar a Carl y todos sus cómplices.

Sé que dijiste que ellos vendrían por ti, para ser honesto, una parte de mi sigue dudando y la otra confía en que así será. Aunque, puede que dude al ser consciente del complejo poder de Ciel, como ya sabes, ella no es completamente humana, es mitad kegare, nació como un prototipo del niño de la profecía. Si llega a convertirse en recipiente de rey de los kegares, será el fin.

No importa qué, debemos ceñirnos al plan, recuerda que Carl está atacando la isla. No podemos permitirnos cometer un error, no podemos fallar. Solo tenemos esta oportunidad y si fallamos, todo terminó.

Pasó a la siguiente hoja y encontró, tal y como decía la carta, información de cada uno de los guardias. Era información relevante, precisa y concisa, sin necesidad de meterse en demasiados detalles.

—Gracias, Mike, confía en mí —susurró con una sonrisa—. Es momento de iniciar el plan —murmuró con determinación, tomando la llave y acercándose a la puerta
«Bien, a partir de ahora tengo, 40 minutos antes que este lugar estalle —Introdujo la llave—. Según la información que me dio Mike, los primeros guardias deberían de estar girando a la izquierda» —recordó mientras corría por los pasillos, antes de girar aumentó la velocidad.

En el momento que giró se topó con el primer guardia, quien llevaba consigo una espada, intentó blandirla hacia ella, pero ella lo detuvo con sus garras y con el pomo de la espada lo golpeó en la clavícula, rompiéndole el hueso, seguido de un golpe en la parte alta de la garganta, provocando que cayera al suelo con hemorragia y causando su muerte inmediata. Antes que el otro guardia tuviera tiempo, siquiera de reaccionar, le lanzó la espada clavándosela en el pecho, al lado del corazón. El cuerpo sin vida se desplomó. Había acabado con los dos primeros en un instante.

Sin necesidad de perder más tiempo y continuó su camino, matando a los guardias. Hasta que finalmente llegó al primer pabellón, donde se encontraban cinco guardias. Observó detenidamente cada rincón mientras, con la información que le había brindado Mike y sus propias conclusiones, planeaba su próximo movimiento. Ninguno tenía un arma y según la información de Mike, solían confiarse demasiado antes sus poderes de ataque, eran especialistas en lucha cuerpo a cuerpo.

«Bien, entonces, tomaré ventaja de eso —pensó con una sonrisa y observó el techo—. Perfecto, el conducto de ventilación me será de utilidad… Veamos… —Sacó una hoja con un mapa del conducto de ventilación—. Debería de estar aquí… ¡Aquí está!» —Presionó una parte de la pared, dejando ver una habitación que conectaba con el conducto de ventilación. Sin perder el tiempo, preparó un hechizo para esconder su presencia y extinguir cualquier ruido que provenga de ella, entró en los conductos y gateó sigilosamente. Abrió la compuerta y observó a los guardias. Preparó un hechizo y apuntando con sus dedos, disparó una bala de aire, sin hacer ruido alguno, la bala impacto en la parte dorsal del cráneo.

El ruido sordo, los alarmó a todos y al ver de dónde provenía se sorprendieron al ver uno de sus compañeros, desangrándose y con un orifico en la cabeza. Al mismo tiempo, algunos niños encerados se alarmaron al escuchar los gritos de los guardias.

—¡¿Qué ha pasado?! ¿De dónde vino?

—Eso no importa ahora, nos han atacado, debemos encontrar al enemigo, estén alerta —dijo serio.

Todos asintieron y se pusieron en guardia, atentos a cualquier sonido y movimiento. El quejido de alguien y el fuerte sonido, los alertó nuevamente. Era otro de sus compañeros, esta vez, había sido atravesado en el pecho, ahora yacía en el suelo desangrándose. Los guardias comenzaron a tensarse, no sabían dónde se encontraba el enemigo y, por si fuera poco, los atacaba a larga distancia. Mayura se movió unos metros, mientras abría la otra ventanilla, el hechizo terminó y el ruido de sus movimientos fueron percibidos por los guardias. Sin, embargo, comenzó a recitar un hechizo, al mismo tiempo que los guardias restantes comenzaban su contraataque, uno se lanzó al techo con intención de hacerla caer, pero antes que llegara, se escucharon varias explosiones. Mayura aprovechó el desconcierto del guardia que la atacaba y la neblina que se creaba y se lanzó hacia él, atravesándolo con sus garras.
La neblina la favorecía, porque ya sabía la posición de los guardias. En cambio, ellos no sabían la posición de ella. Caminó con sigilo y de un fuerte golpe en la nuca, derribó a otro guardia. Sin embargo, antes de que cayera al suelo, lo sostuvo y lo dejó con cuidado en el piso, sin hacer ruido alguno. Se acercó al último, con sigilo y cautela. Sin embargo, él se giró en el último momento y logró reaccionar a tiempo y contraatacó, Mayura detuvo su brazo y lo torció, quebrándoselo, sujetándolo todavía del brazo lo golpeo en el esternón, desequilibrándolo y haciéndolo perder el ritmo respiratorio, inmediatamente lo proyectó hacia atrás golpeando el extremo de la barbilla con la palma de su mano, provocando una fractura. Una vez en el suelo, se aseguró que estaba muerto, se levantó y comenzó a abrir las puertas del primer pabellón.

Todos los niños y adolescentes sorprendidos y desconcertados se reunieron en un círculo, viendo todo sin entender nada, estaban nerviosos y temerosos. Al notar esto, Mayura sonrió dulcemente y dijo—: Tranquilos, los sacaré de este lugar, pero necesito que me sigan, yo me encargaré de los guardias. Pronto estarán en sus hogares.

Una lucha sin héroes. [Editando]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora