Capítulo 17

53 6 2
                                    

Magano. Profundidad: 1785

Desde el cielo, se alzaba Shimón con un poderoso ataque que impactó contra los kegares, exorcizando a varios. Mientras desde tierra, a una increíble velocidad eran exorcizados por Mayura todos aquellos que no eran alcanzados por el ataque aéreo de Shimón. Habiendo eliminado a la mayoría, Shimón descendió al lado de Mayura, y al igual que esta, se preparó para la lucha.

Un enorme Kegare surgió del suelo de magano. La tierra comenzó a temblar y agrietarse.

—Es de riesgo "AA" —notó Shimón. Se preparó junto a Mayura—. Vamos.

—¡Sí! —respondió Mayura decidida.

Shimón alzó vuelo nuevamente. Mayura corrió rápidamente para asestar el primer golpe, mientras Shimón la respaldaba desde el cielo, exorcizando a los kegares que se metían en el camino de Mayura. Esta última, no se detuvo y con sus poderosas garras atravesó al kegare diez veces —Saltando entre los escombros— a una gran velocidad. Cada ataque era todavía más fuerte que el anterior.

«¿¡Una nueva técnica!?», pensó Shimón sorprendido. Jamás había visto esa técnica, por lo que muy probable que así fuera.

En cuanto Mayura acabó —Y habiendo estado en un lugar "seguro"—, Shimón realizó su ataque, proporcionándole el golpe de gracia. De esa manera, ambos exorcizaron a todos los kegares de su misión.

Shimón descendió al lado de Mayura e hizo desaparecer su equipamiento místico al igual que Mayura.

—Eso de hace unos minutos... —Llamó la atención de Mayura—, fue una nueva técnica, ¿Cierto?

—Sí —asintió Mayura con una sonrisa—. ¿Qué tal, eh? —preguntó sonriente.

—Fue increíble —admitió con una sonrisa—. Desde la velocidad y la fuerza de cada ataque... ¿Cuándo la creaste? —curioseó. No recordaba haberle ayudado. Ambos suelen entrenar juntos y Mayura suele pedirle consejos para ese tipo de cosas.

—Hace una semana —respondió con una amplia sonrisa—. Aunque, aun me falta mejorarla. No está completa —añadió sorprendiendo a Shimón.

—¿Cómo que no está completa?

—Bueno... no es la cantidad de ataques que tenía en mente, ni la velocidad, ni la fuerza... ¡Pero no te preocupes, estoy siendo cuidadosa! —añadió rápidamente al ver a Shimón fruncir el ceño.

—Eso espero —mencionó serio—. Por cierto, ¿Cómo esta Ciel? Me sorprende que no esté haciendo alguna misión.

—Está bien —respondió—. Respecto a las misiones... Pues, más que nada, es por Nina.

—Eso tiene más sentido. Conociéndola, posiblemente estaría aquí con nosotros o en alguna otra misión —aseguró con una sonrisa.

Mayura asintió y guardó silencio por unos segundos, y continuaron caminando de regreso al Tori negro.

—Cierto, tú y Ciel se conocen desde siempre, ¿verdad?

—¿Ah? Sí —afirmó—. No conocemos de toda la vida e incluso estudiamos juntos. Y algunas veces, jugábamos o me obligaba ayudarle en alguna de sus travesuras —contó con una sonrisa y entusiasmo. Cosa rara en Shimón. Mayura guardó nuevamente silencio y una leve opresión se instaló en su pecho.

—Ya veo, deben tener un lazo especial —aseguró con una sonrisa captando la atención de Shimón.

—¿A qué te refieres? —preguntó confundido. Conocía muy bien a Mayura y esa sonrisa era diferente a las que solía dedicarle. Pocas veces había sido testigo de esa sonrisa, y esas veces fueron causadas por su "amor" hacia Rokuro.

—Ciel, lo mencionó —Volvió a sonreír de la misma manera—. Dijo que jamás tratarías a ella, de la misma manera en la que me tratas —repitió las palabras de Ciel. Shimón al escuchar eso se sorprendió y se sonrojó inmediatamente, al mismo tiempo en el que fruncía el ceño levemente. Estaba avergonzado. Aquello sorprendió aún más a Mayura.

«¡Se sonrojó...!», pensó con los ojos abiertos como platos. Y nuevamente, en su pecho se instaló otra opresión, pero más fuerte.

Shimón se detuvo, obligándola a ella a también detenerse. Él volteo a verla aun sonrojado; sin embargo, estaba serio.

—Es cierto —admitió—. Jamás te trataría a ti de la misma manera que a Ciel. Es imposible.

Aquellas palabras retumbaron en la cabeza de Mayura, al mismo tiempo en el que sintió que algo se rompían en su interior. No sabía que era, pero dolía. Joder, dolía mucho. Sin embargo, forzó una sonrisa.

—Ya veo —Le sonrió forzosamente y continuó caminando.

Shimón se sorprendió. No entendía que pasaba. Lo que sí sabía, era que algo le sucedía a Mayura y no era bueno. Algo le decía en su interior que no era nada bueno. Tenía la sensación de que debía de preguntarle e indagar que era lo que le pasaba, pero al mismo tiempo, tenía miedo y dudas de que si era lo correcto. Prefirió pensar que solo estaba cansada o algo similar, y no preguntó. Más tarde se arrepentiría de ello. Se arrepentiría de no haber seguido a su corazón, que ferozmente le reclamaba.

Ambos salieron de Magano sin decir una palabra. Poco después, lo hicieron Benio y Rokuro, ambos con una sonrisa. No obstante, al ver a Mayura de esa manera, se preocuparon y sus sonrisas se borraron.

—¿Mayura, estas bien? —preguntaron al unísono.

—¿Eh? —Mayura volvió a la realidad y sonrió nerviosa y forzosamente—. Sí, estoy bien, solo un poco cansada —respondió intentado disimular un poco, pero no funcionó.

—¿Qué pasó, Shimón? —indagó Rokuro. Benio estuvo a punto de golpearse la frente con la palma de la mano, ¿es que acaso Rokuro no podía entender que algo había pasado entre ellos? Era obvio. Sin embargo, para Rokuro ver a su amiga de la infancia de esa manera, no era agradable, quería saber, jamás la había visto así.

—No estoy seguro —contestó Shimón dudoso. Aún estaba confundido.

Mayura abrió los ojos exageradamente —cosa que notó solamente Benio—, no podía creer lo que había escuchado. ¿No estaba seguro? ¡Era el colmo! ¡Debería de saberlo! Si el mismo le dijo aquello, tan serio y por si fuera poco, ¡viéndola directamente a los ojos y sin vacilar!

Ahora sí, Benio se golpeó la frente con la palma de su mano. Hombres, ¡tenían que ser hombres!, pensó al mismo tiempo en el que Mayura se fue con pisadas fuertes, el ceño fruncido y con un aura oscura rodeándola. Estaba molesta. No, ¡estaba furiosa!

—¿Q-qué pasó...? —tartamudeó Rokuro asustado. Su amiga furiosa, daba miedo y mucho. Nadie querría meterse en su camino ¡Nadie! Y él lo sabía mejor que nadie, ya lo había experimentado una vez y no era algo que quisiera repetir.

Una lucha sin héroes. [Editando]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora