Capítulo 24

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La tierra fue sacudida en toda la isla Tsuchimikado, haciendo callar las risas de hace solo unos segundos. Volvió una segunda vez, todos estaban sorprendidos y desconcertados. Ciel cambió a un semblante serio y oscuro, su ira se reflejaba aún más por cada segundo que pasaba. Al verla de esa manera se sorprendieron, antes de preguntar ella habló.

—¡Set, llévate a Nina…! —Sin poder terminar la frase, la tierra fue sacudida una vez más, agrietándose en todo el coliseo— ¡¡Llévate a Nina!! —gritó desesperada. Al mismo tiempo que Set salió corriendo desconcertado, Kengo abrió los ojos a más no poder.

—¡La barrera…! —Sin poder terminar la frase varios kegares aparecieron de repente, al igual que los gritos de las personas. Set se detuvo de golpe, frente a él se hallaba un hombre que no conocía.

—¡¿Kengo-sama, se encuentra bien?! —preguntó con preocupación. Ciel volteó a verlo, cuando de repente, una barrera los envolvió. El hombre dio un paso atrás asustado y nervioso— ¡Ah! ¿Q-qué está pasando? De repente la… —Ciel se abalanzó contra él y lo pegó  contra el muro mientras lo sostenía del cuello con una mirada asesina.

—¡¿Ciel?! ¡Suéltalo, él es…!

—Es un espía. —Interrumpió a Kengo con una voz fría, estaba furiosa.
—¿Qué…? Por supuesto que no, ya te dije que… —guardo silencio al recibir la mirada asesina de Ciel. Todos estaban atónitos. Todavía no se acostumbraban a verla de esa manera. Ésta era la tercera vez.

—Tuve que disculparme contigo aun teniendo razón, solamente porque no tenía manera de convencerte. Este sujeto… lo vi una vez… y lo odio —dijo con una voz fría y distante, sus ojos estaban llenos de odio, no tenían brillo alguno. Apretó el cuello de Kyle, haciéndolo soltar un gemido.

—¿Qué planea Carl? ¿Por qué están invadiendo la isla?

Kyle sonrió y sus ojos se tornaron oscuros.

—¿No deberían de preocuparse más por las personas? No han pasado ni dos minutos y ya hay víctimas. Si me matas, la barrera nunca se deshará y quedaran atrapados aquí ¿No quieres salvar a las personas que te llamaron monstruo? —Ciel no dijo nada y lo sujetó más fuerte—. N-no pienso decirte nada, después de todo morirás pronto —Al decir eso, logró zafarse de Ciel y le susurró en el oído— ¿No quieres jugar conmigo? como en aquel entonces…

Ciel ardió en ira y odio, lo sujetó del rostro al mismo tiempo que le disparaba una esfera de ki y lo estrelló contra el suelo con todas sus fuerzas, matándolo inmediatamente. Su rostro recibió salpicaduras de sangre. Ver aquello dejó a todos shock.

—¿Ciel…? —susurró Mayura. Ciel se volteó a verlos y su rostro era inexpresivo.

—Set, huye con Nina y protégela. Aquí es peligroso.

—… Aunque me digas eso… la barrera —mencionó nervioso.

—Aunque lo hubiese dejado con vida…—Comenzó a caminar lentamente mientras elevaba su poder—, no desharía la barrera… ya que… no podía hacerlo —Golpeó la barrera fuertemente con sus puños.

—Déjame hacerlo —Habló Kengo. Sin embargo Ciel no se detuvo.

—No puedes, porque esta barrera está ligada a la vida de Carl —Mencionó mientras seguía golpeando la barrera.

—Entonces, hagámoslo juntos —sugirió Mayura y todos asintieron.

—Finalmente ha llegado el momento —Mencionó con una sonrisa mientras atravesaba el portal y aparecía en el castillo Hadarae—. Dorian, pon a trabajar la máquina —ordenó.

—Con gusto —Sonrió malicioso, obedeciendo inmediatamente la orden de Carl.

—Vaya, así que Kyle ya murió, ¿Uhm? —Mencionó con burla—. La barrera no dudara mucho tiempo así que apúrate y encuéntralos pronto.

Dorian asintió, cuando de repente la maquina comenzó palpitar incontrolablemente y la pantalla se volvía roja. Sonrió con brillos en los ojos.

—¡Bingo! —dijo al mismo tiempo en el que se escuchaba una gran explosión.

—Haaa… —suspiró Carl—. Ya rompieron la barrera, ¿los has encontrado? —se dirigió a Dorian.

—Sí, están escapando —Carl frunció el ceño—. Sin embargo, hemos encontrado algo mucho mejor —informó con malicia.

Carl frunció el ceño y habló con seriedad: —¿Exactamente, a que te refieres? No voy a aceptar bromas, Dorian —agregó con un tono de voz penetrante.

—Sabes que no me atrevería Carl —replicó Dorian—. ¿Por qué no mejor lo confirmas con tus propios ojos?

—Más te vale que tengas razón —amenazó con el ceño fruncido.

—Hay que apurarnos, con los comandantes libres, se desharán de todos rápidamente.

—No te preocupes por eso, aunque sean ellos, se les dificultará ante la gran cantidad de kegares y también… —Sonrió ampliamente—, les traje una pequeña sorpresa.

—¡Son demasiados! —exclamó Rokuro, rodeado de kegares, al mismo tiempo en el que exorcizaba sin detenerse.

—¡Hay que separarse, estos no son simples kegares —mencionó Ciel sería, esquivando un ataque.

—Aunque digas eso… —Mayura atravesó un Kegare con sus garra, al mismo tiempo que aparecía otro—, no dejan de aparecer.

—Quiere mantenernos ocupados para cumplir su objetivo… —Susurró Kankurou con el ceño fruncido.

Los kegares estaban concentrados en una gran medida en ese punto y por si fuera poco, no dejaban de aparecer. Había dos portales abiertos y ambos venían de un mismo lugar. Kyle era el encargado de abrir el primero, que era en el castillo Hadarae, en este portal estaba concentrada la mayor masa de kegares para retener a los comandantes. Esto no sería problema, si fueran kegares “normales”. Sin embargo, estos habían sido criados y modificados por el propio Carl. El segundo portal lo abriría Carl directamente desde magano, este estaría fuera del castillo Hadarae.
Mientras tanto, Carl y sus hombres se movían a gusto por el castillo. No obstante, Ciel pudo percibirlos.

—¡Damián, Tenma! —Los llamó, mientras disparaba sus ataques y se acercaba a ellos —. Ayúdenme a abrirles el paso.

—¡Sí! —Se colocó a la par de Ciel y gritó—: ¡Todos, a un lado!

Tenma la observó con una sonrisa burlona y antes que dijera algo, ella habló—. No tengo tiempo para formalidades, así que apúrate —reprochó.

—Sí, sí, como digas —respondió con una sonrisa.

Todos voltearon a ver e inmediatamente se hicieron a un lado.

—Set, te haremos paso, cuida a Nina y también, cuídate —habló Ciel seria y decidida, mientras aumentaba su poder junto a Damián, sorprendiendo a Set quien asintió determinado. Tenma por su parte, se colocó detrás de Ciel, mientras preparaba su ataque. Tenían que disparar al mismo tiempo.
Damián y Ciel extendieron la palma de su mano al frente y comenzaron a recitar el encantamiento—: Luz eterna —Una esfera de ki salió de la palma de ambos—, que lo purifica todo… —Ambas esferas comenzaron a fusionarse en una sola—. ¡Rayo Santo!

Una gran ráfaga arrasó con una gran cantidad de kegares delante de ellos y por atrás, de la misma manera, la espada de Tenma. Una vez habiéndoles abierto el camino a todos, se separaron inmediatamente en diferentes direcciones.

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Una lucha sin héroes. [Editando]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora