Capítulo 12

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Todos se encontraban en la Cede de Onmyoujis de la Isla Tsuchimikado. Se habían reunido para decidir qué hacer con Ciel, Nina y Set. Pero las cosas no estaban yendo de buena manera, en especial por un miembro de la Casa Zeze, quien parecía no agradarle la idea de que se ellos se quedaran en una de las doce casa, aun si era una orden de Arima Tsuchimikado, jefe Onmyouji.

—¿Por qué deberíamos aceptar a estas basuras? ¡Me niego a aceptarlo! —replicó un anciano con desprecio en su voz. Antes que alguien dijera algo, añadió—: ¡No sabemos si realmente no está con ellos, o si lo que dijo es verdad! —atacó nuevamente Tsuki Zeze.

—Conozco a Ciel mejor que nadie —habló Mayura inmediatamente—. ¡Ella jamás mentiría con algo así! —defendió con el ceño fruncido. No le agradaba la manera en la que Tsuki Zeze se dirigía a las personas, ya había sido testigo de ello cuando recién llegó a la isla junto a Rokuro y Benio.

—No es necesario que tenga una razón...

—Si me creen o no, es su problema —interrumpió Ciel con una mirada fría dirigida a Tsuki Zeze. Lo conocía desde pequeña y desde el momento que éste se enteró de su existencia, la ha tratado con desprecio. Y ahora, nada ha cambiado, al contrario parece ser que su desprecio hacia ella ha aumentado, cosa que todos han notado—. ¿Algo más? Quiero terminar con esto rápido —mencionó desinteresadamente.

—¿¡Cómo te atreves a hablarme así!? —reprendió con superioridad y el ceño fruncido—. A estas alturas, ya deberías saber perfectamente a quien te diriges. Recuerda que tú no eres nadie, no eres más que un fenómeno —sentenció molesto. Sin embargo, Ciel lo ignoró por completo, haciéndolo enfurecer más—. Además, ¿Cómo fuiste capaz de atreverte a traer a esos mocosos? —indagó como si eso fuera una gran ofensa—. Era mucho mejor dejarlos en el continente, después de todo, solo son escoria. Ni siquiera vale la pena que, nosotros los Onmyoujis, gastemos nuestra energía con basura como ellos —añadió con superioridad y desprecio.

—Escucha bien, viejo —habló Ciel furiosa con una mirada fría y penetrante, lo que llamó la atención de todos—. ¿Quién te crees que eres para hablar de esa manera? —cuestionó apretando fuertemente sus puños y su mirada se oscureció—. ¡Tú no tienes ningún derecho de decidir que vidas tienen valor o no! ¿¡Entiendes lo que es realmente el valor de la vida!?

—¡¡Tú no puedes decirme nada!! —elevó la voz furioso—. ¡¡Yo soy un Onmyouji...!!

—¡¡¿Siquiera sabes lo que es ser un Onmyouji?!! —Interrumpió Ciel elevando la voz indignada con el ceño fruncido. Aquella pregunta dejó a todos con la boca abierta—. ¡¡Si ni siquiera sabes eso, deberías reimplantarte tu posición!!

—¡¡Ten más respeto...!!

—¡¡Ya basta, tío!! —Lo interrumpió Miku con el ceño fruncido, estaba molesta. Tsuki Zeze no tuvo más opción que obedecer y guardar silencio a regañadientes, era una orden de la cabeza de la casa Zeze. Miku observó a Ciel apenada y dijo—: Lo siento, Ciel...

—No te disculpes, Miku-sama —dijo Ciel inmediatamente de manera tranquila. Todos se asombraron al escuchar a Ciel añadir "sama", cuando solía llamarla por su nombre (o algún diminutivo), al igual que a todos—. Sin embargo, dejaré en claro una cosa —añadió seria—. ¡Quien sea que se atreva a decir algo de Nina o Set, se las verá conmigo! ¡Sin importar quien sea! —sentenció seria con el ceño fruncido, estaba determinada y Mayura sonrió orgullosa.

—Ciel... —susurró Set preocupado, quien cargaba a Nina en sus brazos de manera protectora. Ésta última, se hallaba confundida y asustada por las palabras que había dicho Tsuki Zeze. Nina se aferraba a Set como si ese fuera el lugar más seguro del mundo.

Nina estaba asustada, no solo por las palabras de aquel hombre, sino que por aquella mirada de odio y desprecio que les dirigía, lo que le recordaba el infierno que vivió y las miradas que le lanzaban cuando estuvo encerrada en aquel espantoso lugar. No sabía que estaba pasando, estaba confundida. Recién habían llegado a la isla y fueron inmediatamente a la Cede de Onmyoujis para discutir unos "asuntos importantes" y de la pura nada aquel hombre había soltado ese montón de palabras llenas de odio. Tenía miedo de lo que podrían hacerle a ella, a Set y a Ciel. Sin poder resistirse comenzó a llorar, llamando la atención de todos.

—¿Nina? —hablaron Set y Ciel al unísono preocupados.

—¿Qué pasa? —le preguntó Ciel de manera tierna acercándose a ella. Sin embargo, Nina solamente se aferraba a Set y este último, la abrazó con cariño para tranquilizarla. Ciel lo miró confundida y preocupada, esperando que él pudiera darle una respuesta. Aunque ya se hacía una vaga idea de lo que le pasaba.

—Está asustada... —susurró con preocupación—. Ese hombre... no ha dejado de vernos de esa manera, supongo que le recuerda a Carl... —murmuró para que solamente Ciel lo escuchara—. Y para serte sincero... No me agrada... —añadió en voz baja con desagrado.

Ciel volteó a ver a Tsuki Zeze, este estaba indignado y no dejaba de lanzarles miradas asesinas llenas de odio, como si ellos fueran lo peor del mundo y culpables de todo. Sin embargo, Nina no dejaba de llorar.

—¡¡Calla a...!! ¡Ugh...! —Tsuki guardó silencio asustado, tragó en seco y escalofrío recorrió su cuerpo. Todos estaban boquiabiertos al ver a Ciel de esa manera, una aura oscura la cubría, sus ojos se tornaron oscuros (casi negros), su ceño fruncido a más no poder, sus puños estaban fuertemente apretados, tanto que sus nudillos se tornaron blancos, tenía una mirada fría llena de odio y rabia.

—Una palabra... —habló entre dientes enfurecida con un tono de voz penetrante—. ¡Una palabra y te desconozco, Tsuki Zeze! —amenazó.

—¡No, Ciel, detente! —Nina se sobresaltó angustiada y asustada, llamando la atención de todos. Extendió sus brazos hacia Ciel y esta la cargó inmediatamente—. ¡No quiero que te haga daño, no quiero que los lastime! ¡No quiero que "él" les haga nada más! ¡No quiero perderlos a ustedes también! —mencionó entre lágrimas, aferrándose a Ciel. Ante aquellas palabras todos quedaron con los ojos abiertos como platos.

Una lucha sin héroes. [Editando]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora