Capítulo 20

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Un mes ha pasado desde entonces. Ciel había comenzado a entrenar a Set. Mayura se alejaba cada vez más de Shimón, todo lo contrario de lo que le pasaba a Rokuro y Benio, quienes profundizaban aún más su relación. Arimori ayudaba a Ciel en su entrenamiento, ese era el favor que le pidió, quería hacerse más fuerte y Arimori era un genio en los encantamientos, conocía una gran cantidad de ellos.

Las visitas continuaban, pero desde aquel entonces, nadie volvió hablar de lo mismo. Lo habían intentado, pero Ciel siempre se negaba a hablar, cambiaba de tema o se marchaba sin decir una palabra. Hura se había convertido —por poco si no fuera por Tenma—, en el niñero de Nina. Bueno, la cuidaba cuando Ciel entrenaba a Set y Mayura no podía cuidar de ella por alguna razón. Pero con el tiempo le agarró cariño al igual que Tenma. Esto último sorprendió a todos. Nina y Tenma, se llevaban de maravilla. Y no es como que Nina no encajara con los demás, de hecho era todo lo contrario.

Después de que Arima discutiera con los Comandantes Celestiales qué hacer con Ciel, ya que la gran mayoría —en la isla— no la aceptaba, decidieron ponerla aprueba. Y hoy era ese día. Debía mostrarles a todos en la isla su poder. Después de eso, ya no podrían quejarse de ella.

La prueba se llevaría a cabo en el Castillo Hadarae, donde suelen hacer los juegos. E igualmente, los competidores que lucharían contra Ciel, serían elegidos al azar. La única diferencia con los juegos, era que solamente Ciel, lucharía con los "competidores". Si lograba ganar, le permitirían hacer misiones en magano.

—¿Estarás bien? —pregunto Mayura casi por décima vez. Estaba preocupada. Los juego y esto, eran dos cosas muy diferentes.

—Sí, no te preocupes Mayura-sama —volvió a responder Ciel.

—Tranquila, Mayura —habló Shimón—. Estará bien. Tú mejor que nadie conoces su fuerza —aseguró.

Mayura no volvió a insistir, prefirió guardar silencio. Ciel se acercó a ella sutilmente y le susurró—: Estaré bien, Mayu-nee —Mayura abrió los ojos como platos—. Hablaremos después acerca de Shimón, esta vez me dirás todo —murmuró de manera firme y Mayura frunció el ceño. Había evitado a toda costa esa "charla" con Ciel y tal parecía, que ya no tenía escapatoria.

Mayura guardó silencio y asintió levemente con el ceño fruncido. No le agradaba la idea, pero tenía que ser sincera y decirle sus sentimientos. No podía seguir escondiéndolo.

—Debo irme —dijo Ciel al momento en el que escucho la voz de la anunciadora. Todos asintieron y también se fueron cada quien a sus puestos.

Nina y Set se encontraban con Mayura, en la parte de la Casa Amawaka. Y lo mismo era con cada uno. Arimori con Rokuro, al lado de la casa Enmadou, que ya se había ganado su puesto.

—¡¡Después de seis largos años, ha retornado!! ¡¡Ella es Ciel, perteneciente a la Casa Amawaka!! —anunció una chica encima de un Shikigami volador. Al mismo tiempo, Ciel aparecía en la arena. Recibió algunas burlas que las pasó por alto. Les mostraría de lo que era capaz.

—¡Del otro lado, tenemos a doce personas. Cada uno perteneciente a una de las grande casas! —Aparecieron en la arena siete hombres, tres de ellos bastantes corpulentos, parecían luchadores de sumo. Y cinco mujeres. Todos tenían un trapo que les tapaba el rostro—. Cada uno de los participantes ha sido elegido al azar.

—¿Quiénes serán? Parecen fuertes —murmuró Arimori preocupado.

—No te preocupes, estará bien —dijo Rokuro con una sonrisa.

—Tu solo pareces estar entusiasmado por la pelea —susurró Arimori con una gota de sudor resbalando por su frente. Enmadou Rokuro, tenía que ser. Decidió ignorar a Rokuro y centrarse nuevamente en la arena, ya estaban diciendo los nombres de los competidores.

—¡Y por último y no menos importante, ¡¡Damián de la Casa Unomiya!! —anunció y la última persona, se quitó el trapo del rostro. Era Damián. En ese momento Ciel palideció y todos —los que sabían de la relación de esos dos— se sorprendieron. No se esperaban eso ¡Ni siquiera se les había pasado por la mente, ni una sola vez!

Damián, actualmente tenía veintiún años, su cabello seguía teniendo el mismo corte de siempre. Sin embargos su ojos azules se había oscurecido y ahora mantenía un semblante serio y frío. Todo lo contrario al Damián alegre que conocía. Y por si fuera poco, él no tenía ni idea de quien era ella. No sería una lucha fácil.

Ciel volvió en sí al escuchar un grito de Mayura, seguido de un golpe en el rostro haciéndola retroceder. La lucha ya había empezado.

«Diablos, me desconcentré...», pensó recomponiéndose y colocándose en posición de combate.

—¿No usaras tu equipamiento? —preguntó el responsable del golpe. Era un hombre robusto, de cabello negro, tenía unas grandes ojeras y sus ojos marrones eran oscuros. Era perteneciente a la casa Zeze, para ser más específicos uno de los lacayos de Tsuki Zeze.

—No, no es necesario —respondió Ciel sin ninguna expresión en el rostro.

—¡Vaya declaración! ¡Ciel ha dicho que no es necesario su equipamiento! ¡¿Sera acaso que planea vencerlos de esa manera?! —anunció al chica.

—Oye, niña —Llamó la atención una mujer de la casa Kazukami—. No seas imprudente. Mejor, elijamos el orden en el que lucharemos.

—Me parece bien —asintió uno de los hombres "sumo", perteneciente a la casa Loroi.

—Eso sería una molestia —Ciel hizo una mueca—, mejor todos a la vez.

—¡Oh, pero que atrevimiento! ¡Ciel ha decidido luchar con todos a la vez!

—Sí que eres arrogante —dijo el mismo pelinegro intentando golpearla con una patada que Ciel esquivó fácilmente. Pero detrás de ella apareció la mujer de la casa Kazukami, quien dirigió un puñetazo al rostro de Ciel.

Ciel bloqueó el ataque y de una fuerte patada en las costillas la mandó a volar, estrellándola contra un pilar de rocas. Se giró hacia el pelinegro y le proporcionó un combo de golpes haciéndolo retroceder. Rápidamente, aparecieron dos Onmyoujis más y la atacaron. En cuanto se dio cuenta, era atacada por más de la mitad de los Onmyoujis. Se le dificultaba pelear con varios a la vez.

Con una fuerte patada en la espalda la mandaron a volar y antes de que se estrellara apareció otra Onmyouji, que le golpeó el abdomen con fuerza haciéndola escupir. Ciel se estrelló contra el suelo.

—¡A pesar que dijo que podría con todos, ella ha sido acorralada! —comentó la anunciadora. Algunos habían comenzado a abuchear a Ciel por ello, se burlaban.

Ciel se reincorporó rápidamente y se abalanzó a la lucha. Por unos minutos tuvo el control de la pelea hasta que terminaron de unirse todos a excepción de Damián y dos más, uno de la casa Amawaka y otro de la casa Sada. Nuevamente era acorralada por todos, que no le daban oportunidad de defenderse.

Una lucha sin héroes. [Editando]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora