Capítulo 23

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Después del feroz ataque de Dean, Ciel terminó estrellándose nuevamente, no sin antes recibir un fuerte ataque de 7 cortes de parte de Damián. La misma técnica que había utilizado con Jiriya.

—¡¡Parece que Ciel está acorralada nuevamente!! ¿Al fin de cuentas, no era tan especial su nueva transformación?
En un abrir y cerrar de ojos, Ciel se encontraba en el cielo —había dado un gran salto. Desde esa altura, llevó sus manos al costado y una pequeña esfera de energía salió de ella.

«¡¿Qué es eso?!»

—¡¡Kame… Hame… —Damián abrió los ojos a más no poder—. Ha!!

Extendió sus brazos al frente y una poderosa ráfaga de ki salió de sus manos, sorprendiendo a todos. El Kame Hame Ha impactó fuertemente creando una gran onda de energía, y el viento chocó ferozmente. Kengo tuvo que mandar a reforzar la barrera nuevamente.

Una cortina de humo se levantó obstaculizando la vista.

—¡¿Qué fue eso?! ¿¡Una nueva técnica de Ciel!? —Habló la anunciadora confundida y sorprendida como todos.

El polvo comenzó a disiparse dejando ver a Ciel arriba de un pilar de rocas. En ese mismo instante, Damián apareció detrás de ella y la cortina de polvo desapareció. Antes que él lograra atacarla una rueda de pistolas aparecieron y dispararon al mismo tiempo.

—Sabía que te librarías del Kame hame ha —Damián abrió los ojos sorprendido, sonrió y finalmente, cayó inconsciente.

—¡¡H-han caído!! —tartamudeó la anunciadora sin poder creerlo al igual que el resto— ¡¡Dean y Damián han caído!! ¡¡Increíble!! ¡¡La ganadora es, Ciel de la casa Amawaka!!

En el suelo, Dean recobraba la consciencia y rió suavemente.

—S-sabía que terminaría así. Te has vuelto fuerte —dijo Dean con una sonrisa.

—E-esa es mi línea… —reclamó Damián con una sonrisa recuperando la consciencia.

—Aún no es suficiente… —susurró Ciel—. Déjenme ayudarles —dijo y se acercó al que tenía más cerca, Damián y luego, hizo lo mismo con Dean.

—Gracias…

—Sí —asintió—, vamos, de seguro nos están esperando. — comentó Ciel y ambos asintieron.

Los tres se dirigieron a la sala de espera tranquilamente mientras las personas se marchaban del Castillo Hadarae. Sin embargo, de camino algo llamó la atención de Ciel quien frunció el ceño levemente. Damián y Dean quedaron viendo en la misma dirección y un hombre les hizo una leve reverencia —sorprendiendo a Ciel—, para luego marcharse.

—¿Lo conocen? —preguntó mirándolos de reojo.

—Sí, es Kyle de la casa Ujii —respondió Damián. Ciel frunció el ceño.

—Para ser más específicos, uno de los hombres de confianza de Kengo-sama —mencionó Dean tranquilamente. En cambio, Ciel abrió los ojos sorprendida e inmediatamente volvió a fruncir el ceño.

«Maldición, esto es malo… ¿Por qué no me di cuenta antes?», pensó Ciel aligerando el paso.

Damián y Dean se vieron confundidos e igualmente, aligeraron el paso. No entendían el repentino cambió en Ciel, pero no preguntaron nada.

Mientras, en la sala de espera se encontraban todos esperando la llegada de Ciel, Dean y Damián. Finalmente, los vieron entrar y se confundieron al ver el rostro serio de Ciel. La primera que salió a encontrarlos, mejor dicho a encontrar a Ciel, fue Nina.

—¡Ciel! —Corrió a sus brazos con una enorme sonrisa, haciendo que Ciel también sonriera.

—¿Viste todo, Nina? —preguntó sonriente mientras la cargaba.
—¡Sí! —respondió alegre.

—¡Buen trabajo! —La felicitó Mayura con una sonrisa orgullosa. Ciel asintió sonriente. Y los demás comenzaron felicitarla.

Mientras, Nina observó a Dean y este le sonrió. Ella frunció el ceño, hizo un leve puchero y se aferró a Ciel. Esta última al notarlo, volteó a ver a Dean y sonrió nerviosa.

—No te preocupes —habló suavemente—. Él es Dean, un amigo.

—¿Amigo? —indagó con desconfianza, frunciendo más el ceño.

—Después de lo que vio… —comenzó a decir Set—, no creo que sea fácil convencerla… —terminó con una leve mueca. A pesar que sabía que Dean no lo hizo “a propósito”, no le había agradado la manera en la que lo hizo. A nadie. Volteó a ver a Ciel—. Estuviste increíble —Le sonrió. Antes que Ciel contestara habló Rokuro.

—¡¿Qué fue eso último?! ¡Fue increíble!

—Ahora que lo mencionas… —habló Benio curiosa.

—Ah, cierto. No tuve oportunidad de mostrarle a nadie en aquel entonces… —mencionó pensativa—. Ese es el Kame Hame Ha. Los únicos que sabían eran Damián y… Kai... Aunque, para ese entonces, a penas y estaba desarrollándolo. Y lo volví a desarrollar mientras estuve encerrada…

Ciel cambió su semblante a uno serio, pero tranquilo y observó fijamente a Kengo.

—Kengo-sama —Llamó su atención. Por otro lado, Damián se sorprendió—. Kyle… ¿Es de confianza? —preguntó sorprendiendo a todos.

—Sí ¿Por qué preguntas? ¿Pasó algo? —indagó serio.

—Solo diré esto, será mejor que deje de lado a ese tipo. No estoy cien por ciento segura, pero él es uno de “ellos”.

—Es imposible, Kyle me sirve desde hace veinte años ¿Por qué dices eso si no estás completamente segura?

«Lo sabía, no tengo como convencerlo… ¡maldición, tengo un mal presentimiento!», pensó mientras se mordía la lengua para no decir algo que la podría comprometerla y le daba a Set a Nina, quien la cargó inmediatamente, confundido.

—Le ofrezco una disculpa, Kengo-sama —dijo con la voz fría y el semblante relajado, mientras hacia una reverencia—. Debió ser imaginación mía —dijo dejando a los demás con la boca abierta. ¡Esa no era Ciel!

Un silencio incomodo inundó el lugar, hasta que Dean habló.

—Ciel, nuevamente te pido disculpas —dijo sinceramente—. Sé que no fue la manera correcta de hacer las cosas, pero no soportaba ver a este idiota —Señaló a Damián quien frunció el ceño—, de la misma forma. No era él mismo.

—No te preocupes —Le sonrió—. Y te apoyó en lo último.

—Por cierto, ¿Cuántos años tiene? —preguntó refiriéndose a Nina.

—Cinco, ¿Por…?

—Que conveniente, tengo una hija de la misma edad, se llama Ross —respondió sonriente. En cambió Ciel estaba helada con los ojos abiertos a más no poder—. ¿Ciel…?

—No puede ser… —susurró—. ¿¡Kate!? ¡¡Dime que fue con Katherine!! —exclamó emocionada—. ¡¿Cómo esta!? ¿¡Puedo verlas!? Dime…

—¡Alto ahí! —La detuvo Dean al ver que seguiría haciendo preguntas—. Una pregunta a la vez —Ciel se sonrojó y los demás soltaron una risita—. Y sí, Kate es mi esposa ¿Cómo lo supiste?

—¿Eh, acaso no salían en aquel entonces? —cuestionó confundida. Dean parpadeó y negó—. ¿No? Creí que sí… —comentó pensativa.

—Te lo dije muchas veces… —le dijo Damián con una sonrisa.

—Creí que solo lo decías para que no le hiciera bromas —respondió inocentemente—. Con lo fácil que es gastarle bromas y hacer que parezca un tomate o hacerlo enfadar… O…

—¡Ya, ya entendimos! —La interrumpió sonrojado y molesto.

—¿Ves? —se burló Ciel y Damián asintió de la misma manera.

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Espero les haya gustado.
Adiós y gracias por leer.

Una lucha sin héroes. [Editando]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora