Capítulo 6

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Dedicado a: user93715416Holawuehacehinatacuter y Anto_Luna.

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Justo luego de unos minutos de haberse separado, los chicos sintieron por un instante, un poder elevándose y pararon en seco.

«¿Qué fue eso...? ¡Por allá...!», pensaron sobresaltándose.

—¡Vamos, es por allá! —dijeron y cada quien con su grupo corrió hacia la misma dirección. Sabían que las habían encontrado y corrieron tan rápido como sus piernas lo permitían.



—¡¡Corre y no te detengas!! ¡¡Solo corre, Nina!! —gritó Ciel interponiéndose entre ella y Carl. Nina la obedeció, sabía que si no hacía caso, sería peor para Ciel.

Nina corría tan rápido como sus pequeñas piernas se lo permitían. Luego, de correr un poco estaba cansada pero no podía detenerse, hasta que tropezó con una piedra y cayó al suelo. Su cuerpo tenía algunos moretones y una pequeña herida en su brazo derecho. No tenía la fuerzas necesarias para seguir, era demasiado para una niña de cinco años. Sin embargo, se levantó con mucho esfuerzo mientras de manera inevitable lágrimas caían de sus ojos.

«¡Duele...! ¡Me duele el brazo, me duelen los pies... me duele el cuerpo...! ¡Tengo miedo... pero, no puedo detenerme...!», pensó mientras corría. Simplemente era demasiado.

Continuó corriendo un poco más hasta que volvió a caerse, esta vez por el cansancio, ya no podía más. Se sobresaltó al escuchar una explosión y ver el cuerpo de Ciel caer cerca de ella con nuevas heridas.

—¡Te encontré! —se burló Carl con una sonrisa macabra.

«Pero... pero, si corrí hasta el cansancio... no puede ser...», pensó Nina con los ojos abiertos de par en par. Para ella, había corrido demasiado, pero era algo que Carl, claramente alcanzaría pronto. Nina volvió a la realidad al sentir un abrazó de parte de Ciel.

—Lo siento... te hice correr hasta el cansancio —se disculpó con un tono de voz suave—. Ya no tienes que correr más... te protegeré hasta que ellos estén aquí... —le susurró tiernamente dedicándole una sonrisa.

Nina no comprendía lo que Ciel decía, habían pasado demasiadas cosas en tan solo veinte minutos que para ella habían sido eternos. Era demasiado, su mente estaba en blanco, mientras veía como Ciel la protegía de Carl con su cuerpo. Sin importar los ataques que ésta recibiera, no se movía de allí. Volvió a la realidad al escuchar un grito desgarrador de parte de Ciel, ese grito hizo que cayera en cuanta de todo y que lagrimas comenzara a caer nuevamente de sus ojos.

«A este paso... Ciel morirá...», pensó Nina. Estaba a un paso para que esa pequeña niña perdiera su pureza, su vida, a un paso para que dejara de ser ella misma, a un paso de perder la cordura. De repente, Carl se detuvo. Parpadeó confundida y lo escuchó chaquear la lengua.

—¡Maldición... están aquí! —se quejó para luego mirarlas—. Esto no termina aquí —aseguró y se fue a una velocidad increíble. Fue entonces cuando Nina vio que Ciel sonrió al mismo tiempo que varias voces se escuchaban diciendo su nombre. Volteó a ver y eran todas las personas con la que estuvo encerrada en ese espantoso lugar y también, los cuatro chicos que habían venido a salvarlos.

—Ahora... podrás volver a casa —le susurró Ciel para luego dejarse caer al lado de ella, arregostándose en una roca. Hasta entonces, Nina no se había dado cuenta, pero pudo ver cadáveres a su alrededor. Finalmente, habían llegado y la primera en acercarse fue Mayura. Nina al verlos a todos rompió en llanto.

—¿Están...? —calló al ver a Nina llorar y la persona que estaba a la par de ella.

—S-sáquenla de aquí... —pidió Ciel con dificultad. Había comenzado a ver borroso. Mayura estaba en Shock.

—Mayu... —guardaron silencio al percatarse. No podían creerlo, ¿acaso su mete estaba haciéndoles alguna jugarreta? Si era así, no era para nada divertido.

—¡¡Nina, Ciel...!! —llamó preocupado Set.

Todos estaban en Shock al ver el estado en el que estaba Ciel. Su cuerpo estaba cubierto de incontables heridas, moretones y sangre, su ropa estaba rasgada y semi quemada, estaba cubierta de tierra que se había mesclado con la sangre, su cabello estaba desordenado y su pierna rota estaba hinchada y comenzaba a tomar color morado.

—¡Me protegió con su cuerpo! —sollozó Nina angustiada.

En ese momento, todos entraron en razón y actuaron rápidamente para sacarlos a todos de magano, y llevar a Ciel y Nina a un hospital rápidamente. No tenían tiempo para buscar al responsable, era más importante la vida de todas esas personas.



Habían pasado ya una semana desde que Ciel estaba en el hospital y todas las personas que habían desaparecido porque estaban encerradas en ese lugar, habían vuelto a sus respectivos hogares. Set y Nina legaban a visitarla de vez en cuando, pero ella no despertaba, ya que sus heridas eran bastantes graves, se había esforzado demás en aquella dura batalla de supervivencia y porque de alguna manera en la batalla, su cuerpo recibió una gran cantidad de veneno. Todos lo Onmyoujis se enteraron de ese caso, solo estaba esperando a que ella despertara para hablar con ella. Mayura visitaba todos los días el hospital, ella estaba segura que esa era hermana que había desaparecido. A pesar, de que le dijeron que posiblemente se alguien que se parece a ella y que el nombre sea pura coincidencia, Mayura sigue creyendo en que realmente es su hermana. Justo ahora, se encuentra con Ciel, cuidando de ella...

—¿D-donde... estoy...?

En el instante que Mayura escuchó eso, dejó caer una taza de té que Shimón acababa de traerle.

—Ciel...



—¿Qué fue eso? —se preguntó así mismo—. ¡Mayura!

Shimón salió corriendo hacia la habitación en la que Mayura y Ciel se encontraban.

—¡Mayu...! —guardó silencio al ver a Ciel despierta siendo abrazada por Mayura—. Ciel...

—¡Shimón, Ciel ha despertado! —le dijo Mayura alegre con lágrimas en los ojos al igual que Ciel.

—Sí, hay que informarles... —susurró y Mayura asintió, quería demostrarles que esa chica era su hermana.

—¿Dónde está Nina? —preguntó Ciel algo confusa.

—No te preocupes, está a salvo —le dijo Mayura con una enorme sonrisa y Ciel suspiro aliviada, sonriendo levemente.

Una lucha sin héroes. [Editando]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora