Capítulo 4

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Dedicado a: user93715416Holawuehace  y Anto_Luna.

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Diez minutos antes...

Cuartel General Onmyouji.

—¡Arata-sama, hay varios poderes sin identificar en magano!

—¡Arata-sama, acaban de entrar cuatro Onmyoujis a magano. Los pertenecientes de esos poderes encantados son, las estrellas gemelas, Shimón-sama y la nueva Byakko, Mayura-sama!

—¡¡Se han detectado una gran cantidad de kegares reuniéndose en el mismo punto!!

—¡¡Se acaba de detectar señales de vidas humanas, Arata-sama!

—¡Arata-sama...! —Continuaron informando una tras la otra al mismo tiempo en el que las maquinas no dejaban de sonar. Era la primera vez que algo así pasaba.

«¿Qué diablos está pasando en magano?», pensó Arata sudando frío.

—¡Infórmenle de esto a Arima-sama, inmediatamente! —ordenó Arata preocupado.

—Como ordene.


—¿Quiénes son ustedes? —pregunto Shimón con el ceño fruncido.

—Eso no es de su incumbencia —respondió N°45 fríamente.

«¿Números...? ¿Quiénes son estos tipos y por qué me duele el pecho», pensó Mayura angustiada y confundida?

—No nos iremos —aseguró Rokuro serio y se colocó en posición de combate—. Aunque no nos dejen pasar... —Los demás también se colocaron en posición de combate—, pasaremos de todas formas —afirmó con una sonrisa de lado desafiándolos con la mirada, al mismo tiempo en el que hubo una explosión delante de ellos, justo en el lugar al que se dirigían.

—Ya lo veremos —mencionó con voz gruesa N°77, quién detrás de la máscara sonreía maliciosamente.

En un instante, todos se abalanzaron en un choque de golpes. En el cual, N°77, 65, 73, 80 y 99 salieron volando, estrellándose en las rocas, quedando completamente inconscientes.

—¡¿Es enserio?! —se exaltó Rokuro molesto.

—Están... inconscientes... —dijeron Benio y Mayura al unísono con voz apagada y sus rostros neutros.

—No importa, continuemos —mencionó Shimón tranquilo sin darle importancia, era mejor así, de esa manera podrían continuar sin más interrupciones.

En cambio, Rokuro estaba furioso, ¿Cómo podían ser tan débiles?, es lo que pensaban todos. Sin embargo, no sabían que eran ellos lo que eran más fuertes que los números. Los números son un grupo de personas que trabajan para Carl, se identifican con números para ocultar sus identidades. El número que poseen identifica su posición, entre más cerca estén del número uno, más fuertes son y entre más lejos estén, son más débiles.

Corrieron a toda prisa mientras eliminaban a los kegares que se encontraban en el camino, entre más se acercaban, aparecían cadáveres de personas en cantidades muy disminuidas. Pararon en seco al contemplar lo que parecía ser una casa, en llamas y aproximadamente unos diez cadáveres, entre ellos un niños de aproximadamente trece años.

—¿Llegamos tarde...? —susurró Mayura angustiada.

—Miren allá —dijo Rokuro y todos hicieron caso.

—Esos... son de los mismos... tipos que vimos... —comentó Benio confundida.

—Están muertos —afirmó Shimón. Los hombres estaban incrustados en unas vigas.

—¿Escucharon eso...? —preguntó Mayura preocupada.

—¿Qué cosa? —preguntaron todos desconcertados.

Mayura observó alrededor buscando el lugar de donde había escuchado una voz, cuando lo encontró pudo divisar a lo lejos a varios kegares, en cuanto los divisó salió corriendo a esa dirección.

—¿¡Mayura!? —exclamaron los demás aún más desconcertados, así que salieron corriendo tras de ella, aun sin percatarse de nada.

Los kegares iban acercándose a una enorme roca, cuando de repente hubo varias explosiones, llamando la atención de todos. Hasta entonces, se percataron de los kegares que fueron eliminados debido a las explosiones.

—¿Explosiones? ¿Qué demonios? —dijo Rokuro confundido pero serio. Así que, decidieron acercarse.

La enorme roca estaba intacta, debido que las explosiones fueron lo suficientemente lejos para no hacerle nada; sin embargo, no había nadie que hubiera iniciado aquellas explosiones.

—No hay nadie... —mencionó Benio.

—Miren... —susurró Mayura lo suficientemente fuerte para que la escucharan. Voltearon a ver y lo que vieron fue una chica pelinegra muerta.

Intentaron acercarse, pero se activó una explosión, que afortunadamente lograron protegerse, así que no fueron heridos gravemente.

—Hay que caminar con cuidado, no sabemos cómo se activan estas explosiones —comentó Shimón. Todos asintieron y caminaron con cuidado aunque, no se salvaron de algunas explosiones, pero lograron pasar con heridas leves, logrando llegar hacia la enorme roca.

—No hay... nada... —mencionó Benio sorprendida al igual que los demás. Observaron un poco más para ver si hallaban algo.

—¿Uhm? ¿Qué es esto...? —indagó Mayura curiosa. Se agacho y pasó su mano por el suelo, tanteando sutilmente—. Oigan chicos, miren esto —llamó Mayura y todos se acercaron, viendo una "grieta" extraña en el suelo, Mayura la tocó suavemente—. Es raro, parece... no sé... ¿Cómo lo digo...? —balbuceó insegura, tratando de explicar hasta que hizo presión. Al hacer presión, se hundió una pequeña parte de suelo como si fuera un "botón" y una puerta en el piso se abrió.


Cinco minutos antes...

Todos estaban aterrados, esa chica acababa de ser asesinada por un monstruo enorme. ¿Qué pasaría ahora? ¿Morirían, así sin más?, es lo que varios pensaban. Cuando de repente, Ciel apareció justo delante de ellos, eliminando al monstruo. Estaba aún más herida, cubierta de sangre y no se diga su ropa, aun mas rasgada, jadeaba pausadamente.

—Ciel... —dijeron Set y Nina preocupados.

—Lamento la tardanza... —se disculpó con el ceño fruncido, se sentía mal porque no pudo proteger a otra persona más y ahora, Carl, N° 15 y 11 estaba allí—. Escuchen atentamente —pidió seria—, alejaré a estos dos y los mantendré lejos —aseguró decidida—. También, colocare una trampa aquí afuera para que nadie se les acerque, así que no pueden salir, ¿entendieron?

Todos estaban perplejos, pero al mirar la preocupación y determinación de Ciel, asintieron. Ella suspiró aliviada y continuó luchando contra ellos, mientras lo hacía, sutilmente colocaba trampas alrededor de la cueva, para así mantenerlos seguro. Una vez habiendo colocado todas, comenzó a concentrarse más en la batalla y a llevarse lo más lejos posible a Carl, N°11 y 15.

—¡Kame... Hame... Ha! —lanzó una poderosa ráfaga de ki que los envolvió mandándolos a estrellarse lejos. Antes que fuera tras ellos Nina y set la llamaron.

—¿V-volverás...?

—... Volveré —dijo insegura y se fue.

Justo después que se fuera, comenzaron a haber varias explosiones alrededor de ellos, pero nadie llegó a ellos. Estaban a salvo, hasta que escucharon la puerta abrirse desde afuera, creyeron que era Ciel, pero... no era ella. 

Una lucha sin héroes. [Editando]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora