🚬T2 . C19🚬

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Pasé las fiestas con mi familia, fue posta re reconfortante rodearme de nuevo con todos ellos, me llenan literalmente.

Me quedé hasta el 1 de marzo por el cumpleaños de mi viejo, súper inesperado para mi familia y los para los chicos, los cuales no dejaron de llamarme para preguntarme si me iba con ellos a la costa o no. Obviamente no fui.

Pero era todo más inesperado e impredecible para mí que me hubiese quedado tanto, creo que fue para estar lejos de Tomas, no tenía ni idea lo que sentía por él, o lo que él por mi. Pero me di cuenta que posta no estaba siendo yo misma dejándome tirar tan abajo por un pibe, me sentía tan pero tan cansada, tanto físicamente como emocionalmente.

Estuve yendo a terapia, con ayuda de mi viejo conseguí una psicóloga súper piola que me escuchó y me hizo dar cuenta de varias cosas, las cuales yo hasta ahora no había caído en cuenta.

Me había perdido a mi misma, mi amor propio. Estaba tan hecha mierda por todo lo que había pasado que estaba en un agujero negro sin darme cuenta.

Además, hablamos sobre los problemas con mi vieja, y ella también tuvo que empezar terapia, tenemos un re largo camino por delante para salvar nuestra relación. Necesito una mamá, y no a otras mujeres que hayan ocupado su lugar por su actitud de mierda, sino que la necesito a ella, a mí mamá.

Hoy volvía a Argentina para buscar mis cosas y poder despedirme de los chicos bien, mi hermano me acompañaba, mi papá no quería que vaya sola así que mando a Matteo.

— jamás fui a Argentina — repitió por como quinta vez en mi oído, haciendo que sonría y lo miré.

— ya sé — Teo me sonrió y miró por la ventanilla, el conchudo me había robado el lugar.

— ¿cuánto falta para llegar? — preguntó de nuevo, suspire cansada y toque la pantalla en la parte del mapa. — YA LLEGAMOS — gritó emocionado.

Los nervios me llenaron el cuerpo, no pude evitar sonreír emocionada, Argentina siempre sería mi segundo hogar y la recordaría toda la vida, además de volver cuando me sienta más estable.

— tenes 25 años y te portas como un pibito de 5 — dije empezando a doblar la frazada y todas mis pertenencias que había dejado tiradas.

— al menos yo con 5 años no me meto en relaciones tóxicas y después termino en el psicólogo — dou, golpe bajo.

— sos un forro, Matteo — Matteo me miró enseguida arrepentido y me abrazó enseguida — nono, salí dale — pedí tratando de sacarmelo de encima.

— daleee Azu, perdón, me fui a la mierda, no fue mi intención — habló rápidamente empezando a hacerme cosquillas.

Aterrizamos y un auto de mi papá nos estaba esperando, fuimos hasta un hotel. El departamento lo teníamos que ir a vaciar para entregar, porque mi papá lo había vendido.

Matteo se bañó, comió y se preparó para acompañarme hasta la mansión, yo hice lo mismo.

Me preparé mentalmente como me recomendó la doctora. Despedirme de Sofía sabia que no iba a ser para nada fácil, también del gordo y los chicos, los iba a extrañar una banda.

— ¿ya estás? — preguntó serio Matteo, lo miré confundida, venía súper feliz y ahora se le bajó todo — tengo que intimidar a tus amigos, déjame meterme en personaje — dijo antes de dar media vuelta y salir de la habitación. Sonreí chistosa.

Había salido de los grupos con los chicos hace un tiempo, todos habían preguntado por qué, que si estaba bien o simplemente que había pasado. Les dije que estaba bien y que después les iba a pedir que me metieran de nuevo, mentira.

🚬𝖖𝖚𝖎𝖑𝖔𝖒𝖇𝖔; 𝖈.𝖗.𝖔🚬 ||Editando||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora