Cuando hubo regresado el guardia con un mapa, ambos jóvenes se levantaron. El hombre explicó, que el camino más rápido al puerto de Ilyberk es siguiendo la senda de tierra al sur de la ciudad y luego ir al este cuando bifurque, y que de esta forma pasaran por una docena de pueblos antes de llegar al puerto. El viaje tomaría un mes yendo a paso normal.
Justitia al ver el mapa, marcó con su dedo una ciudad al este, en medio de un bosque. Intentó hablar, pero el guardia comprendió rápidamente que quería decir.
—Esa es Alirez, es una ciudad que lleva abandonada varios siglos, algunos dicen que es de antes de que este país existiera —Les comentó el hombre llamado Yalko llevándose las manos a la barbilla —La ciudad está conectada por camino de tierra y los llevaría más directamente al puerto, probablemente reduciría su viaje una semana, tal vez más, pero nadie va para la ciudad. Dicen que está llena de espectros, que algo la habita, que ahí solo van locos, criminales, brujos, y que la mayoría no se le vuelve a ver. Algunos intuyen se tratan de Shaeyvah, demonios.
—¿No debería eso ser una prioridad para nosotros? ¿Sabe porque la iglesia no se ha encargado de eso aun? —Cuestionó Luciel apresuradamente, su rostro reflejaba preocupación.
El hombre se enderezo militarmente por el tono de la pregunta. Al percatarse Luciel levanto la palma y aflojó el semblante.
—Os ruego me disculpéis mi señor —Dijo Yalko cambiando su forma de hablar a Dá'inara, cosa que solo usaban los nobles y hacia los nobles.
—No es necesario, solo... explica la situación por favor —Dijo Luciel insistiendo en hablar de forma común. Puso su voz de mando cosa que sorprendió incluso a Justitia por el cambio —Si el camino es más corto, pero hay indicios de actividad sobrenatural es algo de lo que debemos preocuparnos. Toda la información que tengas nos será útil.
—Te sientes cómodo con el poder muy rápido, ¿no crees niño? —La voz de Sergius apareció detrás del guardia, sus cabezas giraron para verlo —No será necesaria esa información, has sido de mucha ayuda. Si nos disculpas tenemos ordenes que cumplir —Lo despachó con la mirada.
Yalko le entrego el mapa con las indicaciones a Justitia. Giró una última vez antes de irse para avisar que los víveres los llevarían a los caballos.
—Ni si quiera han pasado dos horas desde tu nombramiento, ¿y ya estas dando órdenes? —Sergius miró a Luciel a los ojos y sonrió de forma mordaz.
—Me pareció que era un asunto que necesitaba de nosotros, somos pacificadores, es nuestro trabajo... señor —Dijo Luciel sin apartar la vista ni un momento. Sabía que tenía razón, su único propósito era encargarse de esos asuntos, dar seguridad y paz a las personas.
—Todos los años está lleno de gente como tú, metiendo sus narices en todos lados, buscando hacerse los héroes, y todos los años son los que no regresan. Perdón, "los desaparecidos en el deber". Seguro escuchaste de alguno de ellos.
La garganta de Luciel se hizo un nudo. Estaba a punto de contestar sin saber muy bien qué, pero recordó a Viktor el hermano mayor de Camelia. «Desaparecido en el deber» Sintió como la molestia se le subió al rostro con su respiración.
—Eso pensé... —Exclamó Sergius —Esas ideas son infantiles, como pacificador obedecerás ordenes, y tus ordenes son primero que cualquier sueño idealista que hayas tenido en la academia. La orden actual es ir a Ilyberk, pero no te preocupes, te daré algo para que juegues de camino.
—...Entendido, Señor —Contestó Luciel entre dientes, derrotado. Evitaría los problemas, solo estaría con él un año, anotaría la ciudad para después. Se adelantó a la puerta norte dejando a los otros dos atrás, en el camino vacío su mente de vuelta, hasta que se topó con Poena y Agony.
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Nacido del Deseo
FantasyLuciel D'chain ha dedicado su vida a convertirse en un pacificador, héroes de la iglesia que protegen de lo sobrenatural. El día de la ceremonia de graduación es separado de sus amigos, viéndose envuelto en una misión que implica recoger y escoltar...