17.El Camino a la Ruina (Parte 2)

4 6 0
                                    

No recordaba del todo a Ethan, pero sí a su melliza Emaily, una joven un poco mayor que ella que se encontró antes de zarpar junto a Cilya fuera de Aenthos. Le había contado que en aquel entonces tenían trabajo que hacer para Litae y que vendía junto a su hermano muchas cosas también. Pero nunca la llegó a llevar a su tienda, poniendo pequeñas excusas cada que podía. Por otro lado, lo único que recordaba comentó sobre su hermano eran las constantes peleas callejeras en las que se metía. Muchas pequeñas dudas y alarmas saltaron en sus memorias, pero ningún mal momento con Emaily. Si ellos dos eran cuervos, ya no sabía que pensar. «Y uno de los grandes»

—Si os calma podéis hablar con ellos, suelen ser amigables mientras no habléis de trabajo —Dijo Sereph al cabo de un rato.

—Lo pensaré —Dijo Adelayn con una pérdida mirada en sus recuerdos.

—¿Tenías otra duda al respecto? —Preguntó Sereph desprendiéndose de aquella enmarañada sensación que le dejó saber sobre Emaily.

Niall aseguraba que había ocasiones en que debía dejar las cosas sobre todo cuando no tenía control sobre ellas. Enseñanza con la que no estaba del todo de acuerdo, siempre había una forma que uno podría intervenir y poner a nuestro favor las situaciones, «Uno no se rinde ante la tormenta si se halla en una —Pensó recordando las palabras de Cilya» Esta vez Niall tenía más razón, apenas sabía lo suficiente de los cuervos como para sentir que los odiaba, tan poco que una sola frase le hacía dudar.

—Un poco sí, —Dijo Adelayn con los hombros caídos, rendirse o no, los cuervos no eran su única preocupación — Sobre el nombre de "aquel que se corona a sí mismo", ¿Es posible que guarde similitud con el coronado? Dijiste investigar al respecto, puede que lo sepáis.

—He escuchado el nombre antes, y no os puedo asegurar la relación entre los dos. —Dijo Sereph examinando la noche como si esta le diera las respuestas —Demasiadas historias pueden mencionar a este personaje. La más conocida puede decirse es sobre Gabriel. Según las escrituras de la iglesia y como lo cuentan, Gabriel no tomó la corona como rey y emperador hasta haber derrotado a la bestia y haber bebido su sangre. Para otros nunca bebió la sangre, pero la corona que llevaba tenía una forma que le permitía verterla como un grial, de ahí la confusión. Y para la gente de las cumbres Gabriel no estuvo ni cerca de asesinar a la bestia. —Sereph levantó los dedos sucesivamente como si mencionara todas las que pasaban por su mente —Cual sea la verdad del suceso, Gabriel dijo tomar la corona del mundo entero y se proclamó emperador de todos luego de ello, como dios solo él gobernaría sobre todos. Luego eso lo llevaría a la muerte, pero ese no es el caso. —Sereph espantó la idea con un toque a su frente y agregó —Por otro lado, hay historias del nacimiento de Gabriel, en que se le corona desde su nacimiento con todo el conocimiento del mundo, una marca de sangre inocente que dio su vida para que nadie lo encontrase.

» Luego está Galaed y la historia de su regreso para tomar las tierras cambiantes de vuelta solo para él. "Un hombre que nació para gobernar..." —Citó imitando el ceremonial anuncio de alguien importante —Esta historia se ve en casi cualquier lugar donde vayas. Eso hace muy difícil definir si hay algo realmente esperando coronarse. Si ellos buscaban a alguien coronado, podrían referirse a un rey, un príncipe incluso. Sería una respuesta aceptable de no ser por el contexto.

—La corona en su nacimiento podría no ser una corona como tal. —Dijo Adelayn con la cabeza intentando razonar alguna respuesta —Puede referirse a algo más, figurativo, metafórico. Incluso una marca inusual. —Sus propias palabras le dieron la realización que era posible que se refiriera a eso. La había visto durante los entrenamientos de Luciel, una media luna con siete marcas como que la atravesaban, siete. —¿Gabriel portaba algo que lo distinguiera por sobre los demás?

—Se que no sois creyentes, más no esperaba que vos olvidéis como se ve Gabriel. —Dijo Sereph enarcando ambas cejas —Era un hombre común ante todos, con rasgos propios de la gente que antes vivía en las dunas del pecado. No fue hasta después que la gente comenzó realmente a darse cuenta de él. En sus oscuros ojos existía un brillo que los llevaba a seguirlo. Yehuda diría que tenía una ambición que lo cegaba y que resultaba atractiva para toda persona con quien se cruzase.

—Disculpad, me he vuelto presa de la emoción, solo creía que habría algo más que lo mencionara como alguien realmente coronado desde su nacimiento. —Dijo Adelayn con los colores pintando sus mejillas. «Algo que me diga que no es él» —Un rasgo inusual y que llamara la atención por encima de todos.

—¿Decís como los Ka'ol? —Pregunto Sereph con el ceño fruncido de tanto pensar.

—Si algo así, un rojizo cabello, unos ojos que lo distinguen de todos los demás como alguien importante. —Dijo Adelayn llevando sus manos al cabello y señalando sus ojos.

—Hay muchos así —Aseguró Sereph volviendo a rascar su afilada barbilla —Los Ka'ol dan su origen a Ol'thorain y Ká'al, nacieron para la batalla eterna. "Hijos del tiempo" también se les llamó así según mi padre. —Sereph la examinó de arriba abajo y agregó —También están la gente de la mancha de las eras, los Ai'thos como tú, tienen los ojos grises y suelen ser más altos que la mayoría de las personas, ellos dicen que su dios creador un dragón con pétalos por escamas, salió en busca del prometido rey. Para cualquiera podrías ser la viva imagen de la gente que vive ahí, sino fuera por tu blanca piel. —Con los ojos en el cielo Sereph tardó un instante en volver a hablar y agregó —También está la gente de la isla del sol y la luna, los...

—Entiendo, comprendo —Interrumpió Adelayn cansada de no tener una respuesta tan clara como esperaría de una profecía —Pensé que habría un solo candidato, pero por lo visto tienes a muchos en mente.

—Como dije, he investigado durante un buen tiempo respecto a esos dos. No hay mucho que os pueda llegar a contestar solo con historias de otros lugares. —Aclaró Sereph con un comprensivo tono que la llevó a buscar la calma de la playa —Hay piezas faltantes, demasiadas diría yo, la bestia podría ser cualquier cosa, incluso uno de los Draena'r que ya mató el imperio. Y por otro lado, hablar de alguien que se corona a sí mismo, también es meter muchos reyes en el saco. —Levantó un dedo señalando al horizonte y agregó —Mi teoría actual es que se trata del sultán negro, nadie había juntado tantas personas en las dunas del pecado y mucho menos para invadir territorios fuera de él.

—Factible he de suponer, me gustaría poder aportar más ahora que me he ofrecido. —Dijo Adelayn con los hombros bajos y dejando caer el rostro sobre una de sus manos.

—Vuestra llegada y conjeturas apoyan muchas que ya tenía y las dudas que os surgen dejan ver que por lo menos el camino que tome no es incorrecto. —Dijo Sereph en un tono que ella juzgaba como condescendiente aun si no lo fuera —Caminamos a oscuras por eso es preciso encontrar algo más que lo que todos pueden saber.

—Los videntes y profetas debieron ser personajes muy extraños, —Comentó Adelayn cansada de pensar —Saber cosas que ni siquiera comprendes. ¿Estará bien que crea que son patrañas?

—Por el bien del mañana también lo deseo, sean solo patrañas.  

Nacido del DeseoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora