20.Viento por el laberinto(Parte 3)

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—No tendremos espacio para descansar ahora, por la marcha que teníamos deberíamos tener tiempo suficiente antes de que sientan cansancio real todos aquí. —Dijo Sereph al dar un par de pasos más cerca de Adelayn —Dormir en estos lugares te dejará en mal estado mental, no lo recomiendo, será mejor que consigamos lo que buscamos y nos vayamos lo antes posible.

—¿Siempre puede volver a abrir el portal no? —La cuestión no era si podía, debía poder por el bien de ella y todos los que la siguieron a este lugar.

—No, no funciona así, lo que use fue un regalo del emperador, algo de un solo uso. Puedo hacernos regresar y nada más, volver a entrar sería imposible. —A cada palabra de Sereph, Adelayn estaba segura demostró todas las emociones posibles con el rostro.

—Una sola oportunidad entonces. —Comentó Adelayn con el alivio aun marcando su faz — De ser así me gustaría poder investigar a fondo, no siempre puedo estar en una ciudad tan vieja... ¿Cárcel? Creo la llamaste así antes.

—Es una ciudad, el sótano es la cárcel... era, era todo eso. —Aclaró Sereph enarcando una ceja para ella luego de inspeccionarla un momento con la mirada —Sabes por sobre todo me sorprende que lo que hayas dicho es cierto, aprendiste a usar Saeya muy bien para la última vez que te encontré. No has dejado de estar concentrada en todo el viaje por el Shae'màni. Se que dijiste que tuviste un pacificador como maestro, pero no había escuchado de un recién salido que pudiera hacer que alguien lograra un dominio sobre el Saeya como el tuyo. Solo alguien como Alphonse, no, tal vez Edhwar sería el único pacificador con ese dominio, pero no creo sea un buen maestro para nadie.

—Deberías estar elogiándome por mi trabajo duro de aprender. —Repuso Adelayn salpicando un poco de agua a Sereph al levantar el cepillo de súbito.

—Tienes razón... Pero sabes, he escuchado de Eoin sobre este pacificador... Luciel, como decirlo, parece que estabas muy interesada en él... —Dijo sin apenas reaccionar sobre el agua en su rostro, se entretenía a su costa la media sonrisa que comenzaba a marcar sus labios lo delataban —Me pregunto si no te dio entrenamiento especial para poder lograr el dominio que lograste. Ya sabes, ese tipo de entrenamiento

—¿Qué? No, ¿Por qué eso sería entrenamiento? —Soltó Adelayn con los colores en rostro, recordó con vergüenza la primera vez que realmente se dejó llevar por la idea de entrenar con ese deseo. Y terminó por esconder el rostro en las manos. Dio cuenta entonces Luciel dijo algo similar cuando preguntó sobre los vínculos. Y soportando las risas de Sereph agregó —Sereph... ¿Eso es broma o es real? Lu... Él comentó sobre los vínculos y un entrenamiento especial como tu dijiste. ¿De qué hablaba?

—Vaya... no espere realmente te lo ofreciera —Comentó Sereph con los ojos como platos sin siquiera ocultar la sorpresa.

—¿Qué? ¿Qué es?

Apartando su juguetona sonrisa Sereph se llevó las uñas a la barbilla, estaba por responderle con total sinceridad y seriedad. Eso terminó por calmarla de vuelta, no estaba haciendo una tormenta en un vaso de agua. Realmente quería progresar en el Saeya y no saber esa clase de cosas le sabía mal.

—Existe dentro del Saeya algo llamado lazos, vínculos como son mencionados por la iglesia. —Explicó Sereph en un rígido tono similar a como si lo estuviera leyendo de un libro —Son conexiones que dos almas tienen, y que hace que se unan indefinidamente. Piensa que son la expresión de la profunda relación de dos personas. Son muy raras de ver y necesitan que las dos personas entreguen de alguna forma el alma a la otra. Por lo menos es como yo los conozco. Es Saeya, pero no cumple con las reglas comunes de él. Imagínalo como habilidades muy específicas. Son extremadamente íntimas, pruebas de amor que no pueden negarse.

Nacido del DeseoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora