―Calma... Desacelera... Tengo algo más para ti joven Drae... ―La voz casi aterciopelada ocultaba el desdén de alguien que está a punto de ayudar a su peor enemigo. De aquella puertecilla arrojó un brillante objeto que Luciel identificó como un cilindro o cruz de metal más grande que la palma de su mano.
―¿Qué es esto?... ―Cuando las palabras salieron comenzó a toser e instintivamente buscó el agua en el suelo. Bebió, manteniendo el agua en su boca tanto como pudo; su reseco interior fue suficiente para saber que no siguió su idea inicial.
―Un abalorio... algo que me he encontrado por ahí y pensé que te sería útil... eventualmente. ―Con los negros cabellos acomodados detrás de su oreja y el ojo medio cerrado aquel hombre daba la impresión de ofrecer una actuada sonrisa evidenciada solo por el pómulo. ―No tienes que agradecer joven Drae, es solo una cortesía... Una deuda quizá.
―No suelo cobrar mis deudas... ―Con la mirada clavada en aquella rendija Luciel tomó uno de los panes y se levantó para ver un poco más de cerca al extraño, hablaba combinando palabras de idiomas, pero Luciel podía comprender casi por completo. ―Estoy seguro recordaría a un brujo que controla insectos. ¿Quién eres y qué quieres de mí?
―Mi nombre no es algo que un Drae necesite escuchar... ―Una seca risotada hizo eco en la celda. ―Me has estado aguardando mucho tiempo para que llegaras a desatarte, creí que por momentos habrías de dejarte morir. He cumplido con mi deuda, eres libre, completa y totalmente libre como siempre quisiste. ¿Qué harás ahora? Buscar un prostíbulo debe ser tu prioridad imagino. ¿O es que irás tras alguna de las chicas que pueblan tu mente?... ―La severidad de aquel ojo se acrecentó y su voz bajó a un tono más similar a un adulto reprendiendo a un niño que acababa de caerse en el fango― ¿Piensas atarte una vez más ahora que te he liberado?... Bueno, es decisión vuestra, traeré comida de forma intermitente mientras estés en esta celda. Piensa en la oscuridad, te ayudará...
Sin darle tiempo a responder aquella rendija de luz se cerró de golpe. Con el poco tiempo de interacción pudo saber algunas cosas, entre ellas la celda en que estaba era segura de Raezal; era una certeza que aquel hombre era parte de ellos, pero su intención para con él eran desconocidas. Además, pudo ver entre aquella luz un hueco en medio de las celdas; una bajada circular. El calabozo en que se hallaba era varios pisos más profundos y estaba casi seguro de que había un agujero en la bóveda del techo por el que entraba luz natural. Subir para escapar, bajar para salvar a los demás. «Si es que siguen vivos»
Esperó por el regreso de aquel hombre acumulando lentamente almas hasta poder ponerse de vuelta aquel milagro que le permitía curarse y recuperarse enseguida. Ser sigiloso con la magia le permitió pensar más sobre el tiempo que llevaba ahí dentro. Calculó que podría ser una semana como máximo, tal vez más, si alguno de los murmullos se obligó a beber algo mientras él dormía. Por ahora estaban callados, y ofrecían consejo sobre el inminente escape, pero Karna dijo que esperaran hasta saber más, hasta estar listos, hasta que Luciel pudiera estar cinco minutos solo con su mente.
El tiempo pasó en un parpadeo mientras Luciel buscaba respuestas, y la rejilla volvió a abrirse.
―Oye ―Llamó Luciel al pegarse a la puerta ― ¿Cuánto llevo aquí dentro? Mi huida no es algo que te interese por lo que escuché... pero, si decido quedarme, ¿Cuánto hace que trajeras a los otros a este lugar?
―¿Por qué no preguntar si es que tus acompañantes siguen vivos?
―No esperaba fuera tan sencillo conseguir esa información, puedo deducir mucho solo con el tiempo
―¿Y si miento?
―No dije que confiaba ciegamente en tu palabra...
―Realmente eres un Drae interesante... Desde que yo te capturé han pasado diez días. Y ninguno de tus acompañantes murió, o morirá aquí dentro. Si algo has de agradecer a la iglesia es que crea tipos resistentes en muchos sentidos, nada de lo que pase aquí los romperá... más de lo que ya estaban. Sin embargo, como parte de mi deuda he de advertirte que si sales a rescatarlos tendrás que cruzar por el infierno mismo y sus vigilantes antes de salir de aquí. Me incluyo, en contra de mi voluntad claro está, pero si sales de esta celda y decides ir a cualquier lugar que no sea la salida, me veré en la necesidad de interponerme en tu camino. Puede que seas un Drae, empero, a mi vista sigues siendo solo un crío. Lárgate de aquí antes de que alguien más te perciba.
―Agradezco la sinceridad, sin importar lo extraña que se sienta. Pero... ―Se forzó a no divagar con las nuevas noticias y busco mantener la conversación ―Drae... drae, sigues llamándome así, y despreciándome por ello. ¿Qué significa? Nunca había escuchado a alguien ser mencionado como eso... Además, me diste la libertad de decidir, ¿Por qué me quieres doblegar a tus deseos ahora?
―Draes... ―Aquel suspiro con el que soltó la palabra le dejó ver que lo estaba comparando con una persona en el pasado. Le recordó cuando los profesores o Camelia lo comparaban con viejos estudiantes sobresalientes o problemáticos ―Cuando te vi, los reconocí, algo había cambiado en esos días aquí encerrado. No importó tu deplorable estado, o la poca sanidad que te quedaba. En la penumbra los vi, tienes los ojos de una bestia... débil y dolida, el peor tipo que existe... Es una antigua lengua, una de la que proviene la tuya, mutilada por sus civilizaciones. Drae es una palabra con muchos significados, bestia es solo uno de ellos, pero no es el único, para mi eres un Drae. Eres el hombre y la bestia, el Drae que consume y doblega el mundo a su gusto. Dime, ¿Qué clase de mundo crea tu voluntad?
―Así que por eso habla combinando los lenguajes... Drae o bestia, sigo aquí encerrado.
―Y seguirás ahí... si... sigues como hasta ahora ―La voz del hombre cambió su tono en un instante, de una serena y grave, a ser nerviosa y apresurada, pero amable; como una súplica a Luciel. ―Toma responsabilidad Lulu, de tu libertad y de tu destino. Mientras te observas, mientras dudas y te preocupas, el mundo sigue su camino. Toma una decisión.
― ¿Quién eres? ―Lejos de lo atacado que se sentía, el nombre con el que se refirió a él fue lo que lo enfadó. Pocas personas lo llamaban así y, con todo lo que el hombre parecía saber de Luciel no podía dejarlo ser. ― ¡¿Quién eres?! Ese nombre no lo uses, Llámame Drae, o bestia, o como quieras, pero no uses ese nombre. Llevo comiéndome la cabeza por semanas, ¡No!, meses y ¿Crees que no he tomado decisiones? ¿Crees que no busco una respuesta a todos mis problemas? No sabes cómo he considerado olvidarlo por completo, todo y a todos para poder seguir con esta ridícula misión, para poder seguir viviendo sin querer cortarme la garganta...
―¡NO TE ATREVAS A OLVIDARLA! ―El dedo de aquel hombre traspasó la rendija acusándolo y amenazándolo; por lo que Luciel hubo de dar unos pasos sin apartar la vista. El otro ojo del hombre se asomó, con un brillante verde que se encendió junto al otro en una furia momentánea que juzgó estaba a poco de tirar la puerta para alcanzarlo. Con un manotazo, el hombre hizo retumbar la celda como un bong de Drou'an. Y el hombre desapareció sin decir una palabra más, sin embargo, Luciel creyó recordar el rostro del hombre de algún lugar, era nostálgico de alguna forma, más con lo poco que había llegado a ver era difícil recordar con claridad.
Envuelto en la penumbra, deambuló en el pequeño espacio por horas divagando de aquellas palabras del hombre, sin embargo, seguía teniendo un problema mayor. La sed carnal se acumulaba en su cuerpo y lo mantenía siempre en el filo de la incoherencia. Abstenerse no era una opción, las únicas opciones eran quienes se hallaren en aquellas celdas igual que él. Juzgó no habría ninguna interesada dada su situación, por más que su apariencia las atrajese. No tendría una idea clara, no hasta que dejara esa necesidad cumplida.
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Nacido del Deseo
FantasyLuciel D'chain ha dedicado su vida a convertirse en un pacificador, héroes de la iglesia que protegen de lo sobrenatural. El día de la ceremonia de graduación es separado de sus amigos, viéndose envuelto en una misión que implica recoger y escoltar...