10.Despertar de un dulce sueño (Parte 2)

16 11 0
                                    

—Creo que me pasé... pero quería que vieses las ondas de mi alma sin esfuerzo —Comentó Luciel retomando asiento frente a ella. Sus ojos se habían desprendido de aquel brillo de concentración —Además de ello también podrías defenderte de un ataque con un arma filosa sin necesidad de armadura. No te otorga la fuerza física para hacer eso, como dije no soy tan fuerte. Pero te permite superar muchos límites que tu cuerpo tendría normalmente, y llegar a un nuevo límite en algunas cosas amplificando aquello con lo que ya cuentas. Ello te dejara enfrentarte a Shaeyvah. Sentir tu alma y poder. Solidificarla es el primer paso. Puedes llamarlo expresar tu alma.

—Entiendo... —Adelayn intentaba mantener su calma ante la puerta que se había abierto ante ella —¿Cómo empiezo a hacer eso? Sentir mi alma y todo lo que explicaste.

—Primero cierra los ojos... relaja tu cuerpo, yo te guiare en todo momento —Las palabras que salían Luciel le hacían volar la imaginación. Con los ojos cerrados esperaba no estar tan ruborizada como se sentía —Debes aprender a respirar, inhala y exhala largamente.

Adelayn siguió con el ejercicio guiada por las palabras de Luciel. Su mente la apresuraba en cada respiración, no paraba de pensar en todo cuanto había escuchado. Mas aun, fantaseaba con todo cuanto podría hacer con una fuerza como aquella. «Sera sencillísimo si aprendo Saeya, debo tener mucha suerte para que el destino me dejara encontrarme con él» Respirar de esa forma hacía que su cabeza se sintiera liviana, algo mareada a partes.

—Bien eso es lo básico... —Dijo Luciel al terminar una de las series de respiraciones —Ahora encontraremos una imagen en la que te centres, un foco, también conocido como Yidoum. Cada persona tiene uno diferente, céntrate en un lugar o una cosa, cualquiera puede funcionar. Lo importante es que eso que imagines te ayude a concentrarte. Hay quienes se apoyan con palabras como si fuera un hechizo que lanzan... Forma una imagen tan clara como puedas en mente. Respira como te he enseñado y en cada respiro intenta formar la imagen más clara ...

Adelayn siguió las instrucciones sin siquiera abrir los ojos. Imaginaba cosas varias mientras lo hacía, su habitación, un recuerdo de su niñez, la seguridad de los brazos de su madre, Un campo lleno de flores, las flores, a sí misma. Ninguno creyó le sirviera por completo aun en la calma que la sumergían.

—No creo estar haciéndolo bien... —Anunció Adelayn frustrada pues sentía había pasado mucho tiempo desde que comenzó el ejercicio —¿Cuál es tu imagen Yidoum?

—Un pozo... —Respondió Luciel. Abrió Los ojos poco después de ella.

Él seguía el ejercicio junto a Adelayn.

—¿Cómo podría un pozo ayudar? —Las palabras se le escurrieron de la boca

—Es un pozo en medio de un pueblo, tan grande que parece solo un abismo sin fondo. En él lanzo todo lo que no necesito, pensamientos, recuerdos, ideas, deseos... Si me acerco lo suficiente hay agua dentro de él, tan clara que no se ve la diferencia del vacío con ella. Es cálida y fría al mismo tiempo. Cuando toco el agua, y me concentro en sentirla en mi cuerpo, puedo conectarme con mi alma...Es solo una imagen. El agua es mi alma, el pozo es mi mente. Y lo que siento es mi cuerpo...

—Eso no es lo que me explicaste... —Replicó Adelayn. Se encontraba más confusa con la definición de Luciel.

Cerró los ojos volviendo a imaginar algo.

—Es el siguiente paso, primero céntrate en la imagen, respira.... —La voz de Luciel parecía más dulce de lo normal. —Imagina un lugar de paz, un lugar que temas, un lugar que te deje recordar tu deseo de seguir adelante. El fuego que lo quema todo, pero el que debes cruzar para iluminar tu camino.

Adelayn se centraba en las palabras una vez más como si ello fueran ecos de sus propios pensamientos. Imaginó incontables lugares y objetos, hasta que se halló a sí misma en una playa de arena gris como la ceniza. Un negro mar azotaba sus altas olas frente a ella. No estaba en ningún lugar, solo había arena detrás suyo y el salvaje y vasto mar delante de ella. Mientras el horizonte era un desconocido infinito sin luna. Su propia respiración comenzó a descompasarse, sentía un cierto temor ante lo que veía. Se le dificultaba aspirar aire tanto que hubo de abrir la boca para apoyarse. Las olas de aquel negro mar se levantaban más furiosas con cada respiración. Daba impresión que una tormenta azotaría el lugar en cualquier momento. Su respiración se hizo más y más rápida. Hasta que sintió ganas de salir corriendo y lágrimas por la ansiedad que presionaba su cuerpo. Comenzó a temblar abrazándose a sí misma.

Nacido del DeseoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora