Almuerzo con los Pussett.

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Hoy por la madrugada llegamos todos a la casa de los Krum donde nos quedaríamos hasta más tarde.

- Buenos días – dijo Viktor entrando al cuarto donde me encontraba.

- Mmmm – respondí más dormida que despierta.

- Ya levántate, ya vamos a almorzar – dijo lanzándome una almohada.

- ¿Entonces no sería "Buenas tardes"?

- Sí, pero así te hubieras levantado alterada. Ya que según tu hoy es el día que tendrías que almorzar con los Pussett, pero es mañana ya que Bastián te conoce tan bien que dijo que no te levantarías y mira está en lo cierto. Ahora levántate ya está servido el almuerzo y mis padres ya se fueron. Esteban dijo que no te esperaría más de 5 minutos y ya van 3 – dijo y salió del cuarto.

Me levanté, me bañe y me cambie, me peine y bajé a desayunar.

- Buenas tardes – dije al entrar al comedor.

- Hola – dijo Esteban con comida en la boca.

- ¡No hables con la boca llena! – lo regaño Viktor.

Nos pusimos a comer entre risas y comentarios sin algún sentido.

- ¿Qué harán hoy? – pregunto Esteban.

- Yo tengo que ir a entrenar – dijo Viktor.

- Yo a ordenar mi oficina e ir a la madriguera – dije.

- Y así es como me dejan solo, pero entonces iré a un bar muggle, aprovechando que ya no hay clases ni quien me regañe iré.

- Solo no tomes hasta perder la conciencia. Digo quiero un sobrinito, pero tuyo no...

- ¡¿Y por qué mío no?!

- Porque si apenas puedes cuidar de ti mismo no quiero ni saber que será de la pobre criatura.

- Para eso estas tú, adoras a los bebes.

- Sí, pero me gustan un rato luego me estresan y ya no me gustan.

- Entonces esta Viktor.

- Yo no, no me metas en esto – dijo levantándose de la mesa –. Debo irme ya.

- Yo igual iré a arreglarme – dije y fui a donde me estaba quedando.

Salí de la casa de los Krum directo al ministerio ya que hoy debía ir a presentarme y a ordenar la oficina que será mía.

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Al salir del ministerio no me dirigí ni a la casa de los Krum ni a la madriguera. Decidí ir con Cedric hoy, para sorprenderlo y pasar un rato juntos.

Me aparecí en un bosque cerca de la cabaña, me adentre en él y con el hechizo logre entrar en ella haciendo el menor ruido posible.

- Hola – dije recostándome en el marco de la puerta de la sala donde se encontraba él leyendo un libro.

- Me asustaste – dijo luego de un rato –, pero me alegra que estés aquí. Te extrañaba – dijo levantándose del sofá para venir y abrazarme.

- Yo a ti – dije y lo besé. Había extrañado tanto hacerlo y eso que no pasa de un mes desde que lo vi por última vez –. Y me alegro que te agrade mi compañía ya que me quedare y me iré mañana.

- Me encanta saber eso, pero ¿Por qué no te quedas más tiempo? ¿Es que acaso no me quieres? – dijo haciendo un puchero.

- Sabes que me encantaría quedarme y pasar más tiempo contigo, pero me comprometí a almorzar con los Pussett, e ir a mi casa mañana antes de la media noche si no quiero que mi mama me mate.

La Weasley diferente y en DurmstrangDonde viven las historias. Descúbrelo ahora