Familia Diggory.

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 Estaba una bebe jugando con un peluche en forma de ciervo mientras 3 chicos escuchaban hablar al otro chico.

- Entonces así podríamos lograr que Lily salga conmigo – finalizo el de lentes.

- Cornamenta... ¿Y si la dejas en paz, ya? – pregunto el de los dulces.

- No, yo sé que ella me quiere, que es el amor de mi vida.

- No, cornamenta – dijo el de pelo largo.

- ¡Que a ti todas te persigan y que solo salgas con ellas por un rato, no quiere decir que yo tenga que ser igual a ti! – dijo el de lentes, alzando la voz y llamando la atención de la bebe.

- No quise decir eso – dijo el de pelo un poco largo igual, con un tono de voz alto.

- Eso se dio a entender.

- Pues si entendiste eso, es porque tu cerebro eso quiso entender.

- Llevas 5 años detrás de ella, disfruta tu vida, ten dignidad. En estos 5 años ni te dirige la palabra a menos que sea para regañarte o decirte que te alejes de ella – dijo el de los dulces, metiéndose.

- Colagusano tiene razón.

- No, aparte...

- ¡Chicos! – dijo el de las cicatrices con voz tranquila.

- Cornamenta, hay más chicas.

- Sí, pero no como ella.

- Sí, no son como ella, son mejores.

- Mentira.

- ¡Chicos!

- Hay chicas que si te harían caso.

- Hasta morirían por estar contigo.

- Pues yo muero por estar con ella.

- Estas más de la cabeza.

- ¡Chicos! – grito llamando la atención de sus amigos.

- ¡¿Qué, lunático?! – gritaron los tres.

El chico apunto con su cabeza a la bebe que se había asustado y puesto a llorar por los gritos de los presentes. El chico de lentes trato de acercarse a ella, pero la bebe se alejó de él rápidamente y gateo hasta el chico de cicatrices, y le extendió los brazos para que lo cargara.

- ¡No es justo! Soy su hermano debería preferirme a mí – dijo de forma muy infantil.

- La próxima vez, no grites y mucho menos frente a ella – dijo el chico cargando a la bebe y dándole un trocito de chocolate.

- Por eso se va contigo, no te creas la gran cosa.

Me levante sobresaltada, desde que escuche la profecía he tenido estos sueños. Por miedo a dormirme otra vez y soñar algo así, me levante, me arregle ya que hoy más tarde les diríamos la verdad a los padres de Cedric.

Regrese al cuarto, y aunque sabía que tenía cosas que hacer, no pude evitar verlo dormir, se veía hermoso, tranquilo y feliz, como si todo estuviera bien, como si nada de lo que está pasando, pasara.

Fui a la cocina para preparar un pastel de calabaza – es el favorito de los señores Diggory –. Y a hacer el desayuno favorito de Ced, panqueques.

- Buenos días – dijo apareciendo en la cocina mientras bostezaba –. ¿Sabes? Me gusta cómo se te ve ese suéter, aunque no creo que serias Hufflepuff.

Sí, tenía puesta su suéter de Hogwarts.

- Yo también dudo que fuera una Hufflepuff y aunque me gusta la casa... Creo que el sombrero seleccionador se equivocaría si me pusiera ahí.

La Weasley diferente y en DurmstrangDonde viven las historias. Descúbrelo ahora