𝒞𝐻𝒶𝓅𝓉ə𝓇 26

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Fueron al gimnasio al día siguiente, sus amigos estaban demasiado ocupados en las cosas de su disfraz como para poder reprochar que no fueran con ellos porque seguro pensaban que harían lo mismo que ellos, pero ni Joaquín ni EJ habían pensado en el disfraz. Joaquín estaba tratando de descubrir la identidad de su admirador secreto en base a lo poco que sabía de él, había descartado lo de las matemáticas porque no podía saber quién era malo en matemáticas y quien no, la letra no había funcionado porque la de nadie coincidía y de los amigos no se le ocurría ninguno, aunque Amber hizo una mueca extraña cuando mencionó esa pista.

No se le ocurría nadie, y quería encontrarlo porque quería ser su amigo al menos. Durante unos días comenzó a confundir lo que sentía cuando llegaban las cartas por enamoramiento, pero después le preguntó a su mamá y ella le dijo que era solamente emoción porque alguien se tomara la molestia de enviarle cartas y también por lo que estas cartas decían porque eran cosas muy bonitas. En conclusión, estaba enamorado de la acción y de lo que decían las cartas, pero no de su admirador secreto porque nadie podía enamorarse a través de cartas anónimas.

Así que ahora estaba en la entrada del gimnasio donde EJ era voluntario para ayudar a los niños, algunos compañeros del ojiverde se sorprendieron de ver a Joaquín e incluso uno de ellos estuvo a punto de comentar algo hasta que EJ lo detuvo explicándole por qué lo había llevado. La cosa era sencilla, ponían a los niños a jugar entre sí distintas cosas, entre las cuales estaban escalar una red, hacer volteretas, avanzar debajo de una malla estilo pecho tierra y la clásica soga por la que tienes que trepar usando sólo tus brazos. Joaquín no era realmente bueno en ninguna, pero se defendía, a excepción de las volteretas, esas eran del demonio.

Tenían una especie de tradición en ese gimnasio, cuando llegaba un miembro nuevo solían sentarse en un círculo y presentarse todos para que fuera un poco más fácil para el nuevo integrante conocerlos a lodos así que, aunque no fue el objetivo de Joaquín quedarse como voluntario en el gimnasio, al final terminó accediendo a volver todos los miércoles en la tarde junto a EJ para ayudar a algunos niños.

—Yo soy Thomas, pero puedes decirme Tom— dijo un niño cuando fue su turno de presentarse, el niño estaba moviendo nerviosamente sus pies y se mordía el pulgar cada tanto, Joaquín no estaba orgulloso de sentir que sus padres le habían pegado el analizar a la gente pero estaba un poco feliz de entender que el niño sufría de ansiedad.— Tengo ocho años.

—Mucho gusto Tom— fue lo que dijo extendiendo su mano cuando Tom hizo lo mismo, aunque vio al niño sonrojarse luego de que sus manos se separan, y miró a su alrededor muchas veces para asegurarse de que nadie lo hubiera visto—. Espero podamos ser grandes amigos.

—Espero lo mismo— murmuró volviendo a morderse el pulgar, aunque antes de eso se mordió el índice y se vio la mano para asegurarse de morderse el indicado esta vez.

Joaquín volteó a mirar a EJ esperando que él le explicara por qué Tom actuaba así, pero el más alto se dedicó a ver a al niño fijamente y sonreír cuando lo vio dejar de morderse el dedo. Podía intuir que tenía ansiedad, pero no podía entender de qué tipo, había muchas clases de ansiedad y él deseaba entender por qué Tom tenía esa ansiedad. El siguiente en la lista era un niño rubio que estaba mirándolos fijamente, a ambos, como si quisiera descubrir algo que sólo ellos tenían.

El niño no habló inmediatamente, siguió mirándolos un rato, analizando lo que hacían y como actuaban, Joaquín jamás se sintió tan observado e intimidado como se sintió mientras este niño lo observaba fijamente. Cuando al fin se decidió a hablar, casi suspiró de alivio.

—Yo soy Nicolás— dijo con voz queda, como esperando alguna reacción de parte de Joaquín, pero él sólo atinó a hacer lo mismo que con los demás niños, sonreír—. Puedes decirme Nico.

٭𝚄𝚗𝚍𝚎𝚛𝚍𝚘𝚐 || 𝙴𝚖𝚒𝚕𝚒𝚊𝚌𝚘 ° ٭⊹Donde viven las historias. Descúbrelo ahora