—Mira, yo sé que no he sido la mejor últimamente— comenzó Amber, pasando saliva antes de continuar.— Pero es que no sé cómo actuar, nunca pensé que tuviera que aceptarme, siempre creí que era heterosexual.
—"Está bien"— Renata suspiró, acercándose para tomar a Amber de la mano y luego la soltó para decirle algo más.— "Tienes miedo, y lo entiendo".
Amber sonrió, sin poder creer que la pelirroja realmente estaba siendo demasiado buena con ella, como si no la hubiera ofendido y tratado mal. Estaban en casa de la rubia, después de que Amber la siguiera y la convenciera de que necesitaban hablar de ello, porque no podían seguir así, en especial después de ver que habían hecho discutir a EJ y Joaquín por su culpa.
Ellos todavía no sabían cómo estaban las cosas, ambas les habían dado versiones distintas y ellos, obviamente, les habían creído a ambas con los ojos cerrados. Renata se adelantó un poquito, sentadas en la cama de Amber la tomó de la mano y le acarició el torso, pretendiendo que sintiera que no estaba molesta, que la entendía.
A su manera, pero la entendía, porque Renata no sufría con el problema de que su familia fuera homofóbica, sólo eran ella y su padre, quien daría incluso su propia vida para que fuera feliz.
Así que no, no lo entendía, pero lo intentaba y estaba ahí para apoyarla incondicionalmente.
—Pero eso no es justo para ti— pronunció Amber, manteniendo todo el tiempo el contacto visual, a pesar de que la pelirroja lo corto para poder leerle los labios—. Te estoy tratando mal sin razón. Perdóname, en serio, soy una tonta.
—"Está bien"— Renata le restó importancia encogiéndose de hombros, abrazando a Amber con una mano antes de sonreírle y hablar.— Te e-entiendo y t-te qui-ero.
La rubia suspiró, recargando su cabeza de la de Renata que estaba en su hombro, sintiéndose bastante afortunada por tenerla, porque ella la entendía, no la juzgaba y, a pesar de que no comprendía del todo, estaba dispuesta a quererla y estar a su lado, aun cuando fuera una estúpida.
Había estado pensando seriamente en decirle a su padrastro sobre Renata, tal vez él comprendería mejor que su madre y juntos encontrarían la manera de decírselo, Amber creía firmemente en que los problemas eran más fáciles cuando se los contabas a alguien más, quizás no se solucionan, pero se hacen menos. Y tal vez su padrastro podría serle de gran ayuda, así que había invitado a su novia con el propósito de presentársela a su padrastro.
Y justo iba a mencionarle esto a Renata cuando escuchó la puerta, la pelirroja no lo notó por el ruido, sino porque Amber inmediatamente levantó la cabeza y la puso alerta.
—¿Amber? ¿Estás aquí?— era la voz de su padrastro, él siempre llegaba antes de trabajar, la mencionada sonrió y se puso de pie, tomando a su novia de la mano.
—Aquí estamos— comunicó mientras salía de su habitación, encontrándose a su padrastro en el pasillo, quien las miró confundido, pero igual sonrió de manera amable—. Jonathan, ella es Renata, mi... Mi...
El mencionado Jonathan lució todavía más confundido.
—Su a-amiga— pronunció Renata con algo de dificultad, puesto que estaba nerviosa y sabía que el padrastro de Amber no estaba enterado de su sordera—. Mucho g-gusto, conocerte a ti.
Todavía con el signo de interrogación en la cabeza, el padrastro de Amber, Jonathan, volteó a mirarla como si pidiera una explicación. Ella se apresuró a dársela
Tomó a Renata de la mano y dio un paso al frente, armándose de valor.
—Ella es sorda— Amber tanteó el terreno, su padrastro asintió, comprendiendo—. Y es mi n-novia.
La cara del padrastro de Amber fue épica, con los ojos casi saliéndose de su cabeza, y la piel comenzando a ponerse pálida, como si no fuera capaz de respirar repentinamente. Renata no comprendía qué estaba pasando, porque no había podido ver los labios de Amber al decirlo, así que volteó a mirarla y luego corrió a socorrer al hombre.
Jonathan le dio un manotazo cuando intentó tocarlo, lo cual la dejó muy confundida, pero la pelirroja pensó que seguramente había malinterpretado su lenguaje corporal, así que se alejó.
Amber, mientras tanto, observó perfectamente el rostro de su padrastro, al principio luciendo estupefacto y sin poder creérselo, después volviéndose una cara de repulsión pura. Y ahí supo que tampoco contaba con él, se había casado con su madre, por Dios.
¿En qué estaba pensando? Era obvio que él pensaba igual que ella, igual que todos.
—Estás bromeando, ¿No?— el tono de voz de aquel hombre era hasta suplicante, deseando que en serio fuera una broma—. Tú me habías dicho que te gustaba un chico, no puedes tener novia.
Nunca había mencionado a un chico, había dicho persona, "Me gusta una persona", todo el tiempo dijo persona para que él pudiera entender las señales que le mandaba.
Pero ya daba igual, así que Amber se encogió de hombros y se forzó a sonreír en grande, con los dientes blancos y relucientes.
—Claro que estoy bromeando— un pedazo de su corazón se rompió.— ¿En serio lo creíste? ¡Por favor! Era obvio.
Muchas veces antes había leído sobre personas que salían del clóset, pero volvían a entrar, por distintas cosas, por distintas razones, y nunca creyó que eso fuera cierto. Siempre pensó que mentían, que no se podía ser tan cobarde.
Hoy comprobó que sí, sí se puede ser así de cobarde, porque acababa de pasarle, acababa de salir del closet y ya había vuelto a entrar.
Su padrastro soltó la risa más aliviada que le haya escuchado soltar jamás, incluso le puso una mano a Renata en el hombro, cosa que Amber interpretó como una disculpa silenciosa. Una que ella silenciosamente no aceptó.
—Ay, me asustaste— aquel hombre se puso una mano en el pecho, como si se le hubiera estado a punto de salir el corazón—. En serio me la creí, Wow, no vuelvas a hacer eso, mucho menos frente a tu madre.
—Sí— Amber se forzó a reír, como si la cosa realmente le hiciera gracia—. Perdón, me pareció divertido.
—Imagínate, que tú estuvieras enferma como todas esas chicas degeneradas que van por ahí vestidas de hombre— el padrastro de Amber rio, y ella sonrió como si fuera divertido, pero su corazón se rompía con cada palabra que pronunciaba—. A mí no me importa, que hagan de su vida lo que quieran, mientras no sean de mi familia.
—Sí, ¿Verdad?— Amber volvió a reír sin gracia, desconectándose de lo que sea que estuviera diciendo su padrastro, dándose cuenta de que estaba sola en esto.
Malditamente sola.
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Dejen sus comentarios para saber sus opiniones, al igual si notan un error ortográfico en la historia.
Sin mas que decir, se les quiere.♡
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٭𝚄𝚗𝚍𝚎𝚛𝚍𝚘𝚐 || 𝙴𝚖𝚒𝚕𝚒𝚊𝚌𝚘 ° ٭⊹
Подростковая литература↬𝕁𝕠𝕒𝕢𝕦𝕚𝕟 𝕖𝕤 𝕖𝕝 𝕥í𝕡𝕚𝕔𝕠 𝕔𝕙𝕚𝕔𝕠 𝕢𝕦𝕖 𝕥𝕠𝕕𝕠 𝕖𝕝 𝕞𝕦𝕟𝕕𝕠 𝕖𝕟 𝕖𝕝 𝕔𝕠𝕝𝕖𝕘𝕚𝕠 𝕒𝕕𝕠𝕣𝕒, 𝕝𝕒 𝕞𝕒𝕪𝕠𝕣í𝕒 𝕕𝕚𝕔𝕖 𝕖𝕤𝕥𝕒𝕣 𝕖𝕟𝕒𝕞𝕠𝕣𝕒𝕕𝕠 𝕕𝕖 é𝕝 𝕠 𝕕𝕖 𝕒𝕝𝕘𝕦𝕟𝕒 𝕔𝕦𝕒𝕝𝕚𝕕𝕒𝕕 𝕢𝕦𝕖 𝕡𝕠𝕤𝕖𝕖. 𝔼𝕩𝕔�...