𝒞𝐻𝒶𝓅𝓉ə𝓇 41

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EJ había llamó a su casa ese día con voz preocupada, su madre atendió diciéndole que Joaquín estaba dormido todavía, puesto que recién eran las siete de la mañana, pero el ojiverde dijo que era realmente urgente porque se trataba de Jogger y eso hizo que la madre del más bajo inmediatamente fuera a despertarlo y ponerle el teléfono en la oreja. Joaquín respondió a la llamada y escuchó la voz de EJ comenzar a decir cosas demasiado rápido como para que la adormilada mente del Castaño pudiera comprenderlas.

—Espera, espera— se incorporó en su cama tallándose el ojo izquierdo mientras sostenía el teléfono con la mano derecha sobre su oído— Emi, cálmate y habla despacio.

—Lo que pasa es que Jogger tiene hinchadas las orejas— EJ estaba realmente preocupado, el conocimiento de lo que estaba pasando con el gatito lo despertó por completo— ¿Crees que puedas venir para que lo llevemos al veterinario?

—Claro— ni bien terminó de decirlo ya estaba levantándose de su cama y poniéndose las pantuflas para ir a su armario y cambiarse de ropa— ¿Están muy hinchadas?

—Como dos globos— afirmó EJ moviéndose por la habitación, seguramente asegurándose de que Jogger estuviera bien— Está rascándoselas demasiado, le molestan y estoy vigilando que no se lastime.

—Seguro tiene otitis— murmuró Joaquín más para sí mismo que para el más alto, aunque el chico del otro lado de la línea hizo una ruidito para indicar que estaba de acuerdo con esa teoría.—estaré allá en diez minutos.

—El veterinario abre hasta las diez— dijo EJ del otro lado de la línea y Joaquín recordó que efectivamente era así, pero no le importó, estaba preocupado por su gatito el cual era casi como su hijo, el hijo de ambos, que terminó sonrojándose ante ese pensamiento y se tropezó con un zapato cayendo sobre la cama de milagro.

—No importa, estaré ahí, no creo que a mi mamá le moleste que desayune en tu casa— se incorporó de alguna forma sin dejar caer el teléfono y sintiéndose repentinamente muy atrevido por haberse auto invitado a desayunar en la casa de EJ— Y creo que tampoco a la tuya le molestaría, ¿Verdad?

—No, claro que no— al fondo se escuchó un maullido débil que a Joaquín le estrujó el corazón, seguro era Jogger quejándose por sus orejitas que lo más probable es que le dolieran. La voz del más alto se escuchó lejana pero aun así él pudo oír cuando comenzó a consolar al pobre gatito hablándole como a un bebé y después regresó su atención al auricular— Lamento haberte despertado tan temprano, Joaco, es que Jogger estaba maullando mucho y rascándose, casi no pude dormir por cuidarlo.

—¿Y por qué no me llamaste anoche?— frunció el ceño mientras se ponía otros pantalones y otra camiseta, era la época del año en la que el sol salía hasta las nueve o diez de la mañana y antes de eso siempre hacía frío, así que sacó una chaqueta y se apresuró a salir de su habitación— Pude ayudarte a cuidarlo o ir al veterinario a esa hora.

—No, no— escuchó un bostezo y Joaquín soltó una pequeña risa— Suficiente tengo con haberte despertado a esta hora.

—Está bien— dijo mientras bajaba las escaleras y encontrándose con su madre sentada frente al televisor viendo el noticiero— Es nuestro hij... Nuestro gato y también me preocupo por él.

—¿Ibas a decir...— claramente el ojiverde iba a preguntar sobre su desliz al casi llamarle hijo a su gato, pero el más bajo se apresuró a interrumpirlo hablándole a su madre

—Mamá, ¿Puedo ir a casa de TJ, cierto?— su madre frunció el ceño, preguntándole mudamente la razón por la que estaba pidiéndole permiso tan temprano— Jogger está enfermo, lo llevaremos al veterinario.

—¿A esta hora?— su madre señaló el televisor donde se veía el pequeño reloj debajo del noticiero indicado que eran las siete cuarenta y uno— El veterinario abre hasta las diez, ¿No?

٭𝚄𝚗𝚍𝚎𝚛𝚍𝚘𝚐 || 𝙴𝚖𝚒𝚕𝚒𝚊𝚌𝚘 ° ٭⊹Donde viven las historias. Descúbrelo ahora