𝒞𝐻𝒶𝓅𝓉ə𝓇 50

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Cuando al fin trasladaron a EJ al hospital todo fue un revuelo, principalmente porque todos querían estar ahí con el ojiverde, en especial Joaquín que no se le había despegado para nada ni siquiera cuando estaban de camino en la ambulancia. Los padres del mayor habían aparecido directamente en el hospital, con la señora Kippen casi llorando por su bebé, y el señor Kippen simplemente abrazándola.

Andrés se había preocupado por EJ, obviamente, porque era el mejor amigo de su bebé chinito y también era casi el novio de su mejor amigo, así que obviamente se preocupó y cuando se preocupaba, comía. Bueno, en realidad a cada rato estaba comiendo, no podía negarlo porque la verdad es que siempre estaba haciéndolo y Diego siempre le decía que intentara comer menos, de hecho, siempre que estaban juntos él procuraba revisar que no llevara comida escondida por ningún lado.

Nadie lo sabía realmente, pero Andrés casi siempre estaba preocupado por algo.

En ese momento, y mientras esperaban a que el doctor les diera un diagnóstico, había comprado una gran cantidad de golosinas y estaba comiéndoselas mientras el rubio había ido a llamar a su madre (la suegra de Andrés, gracias) para decirle lo que había pasado y que llegaría tarde a casa. Ya todos estaban ahí y Joaquín incluso estaba mordiéndose las uñas mientras Buffy le repetía que todo estaría bien.

Metió una gomita con forma de manzana en su boca y continúo mirando hacia la puerta por la que había salido Diego, para estar al pendiente en el momento en el que fuera a entrar para esconder sus golosinas en su mochila. No tenía muchas ganas de ser regañado, nunca quería ser regañado, aunque su novio siempre lo regañaba por comer demasiado.

—¿Se irá a tardar todavía el doctor?— le preguntó Joaquín a la recepcionista por milésima vez, la mujer no lucía hastiada como con los demás familiares que se acercaran a preguntar, de hecho, con el menor era muy amable.

Andrés lo llamaba el efecto Goodman.

—No lo sé joven— la enfermera le sonrió de manera empática, casi como si estuviera frente a un ángel, cosa que Andrés definitivamente no pondría en duda, Joaquín es un ángel.— pero no se preocupe, su amigo seguramente estará bien.

—Ok, gracias— el castaño suspiro regresando a sentarse.

Y mientras se sentaba, Diego entró nuevamente a la sala de espera, Andrés había estado tan al pendiente de la conversación del menos con la recepcionista que ni siquiera pudo fijarse en eso. Los ojos de su novio inmediatamente lo miraron y Andrés pudo sentir la decepción, y tuvo tantas ganas de llorar que guardó sus gomitas rápidamente y se sentó junto a Buffy sin decir ni una sola palabra.

A Diego le gustaba verlo comer, siempre le había dicho que parecía disfrutar la comida demasiado y Andrés casi se sintió halagado, Casi. Hasta que Diego le dijo que su padre que era nutriólogo y, que sabía exactamente qué le pasaba, cuando se lo dijo, en ese momento se sintió tan avergonzado que abandonó la cafetería en donde estaba y corrió, corrió hasta quedarse sin fuerzas para nada más y regresó a su casa. Y en su casa no dejó de correr, hizo sentadillas, abdominales, cardio, todo lo que se le ocurrió para olvidarse de la vergüenza.

No estaba orgulloso, ¿Quién iba a estar orgulloso de comer como un cerdo y después hacer ejercicio como maniático? Y más aún de que tu novio, el chico que te gusta, sepa porqué eres así.

Diego pareció notar lo mucho que le afectó su mirada así que se apresuró a sentarse a su lado, también sin decir nada. A veces sólo se quedaban así, porque Andrés sabía lo que su novio quería decirle, y Diego sabía que su novio ya lo sabía, así que no quedaba nada por decir. Le dio su mochila al rubio y él se la colgó del hombro. Ya no iba a regresársela.

٭𝚄𝚗𝚍𝚎𝚛𝚍𝚘𝚐 || 𝙴𝚖𝚒𝚕𝚒𝚊𝚌𝚘 ° ٭⊹Donde viven las historias. Descúbrelo ahora