Era la primera vez que veía a su suegro directamente como un nutriólogo, las veces anteriores era solamente su suegro, pero ahora estaba sentando en la sala de espera del consultorio, casi comiéndose las uñas de los nervios. Nada más no lo hacía porque tenía a Diego a su lado y él estaba tomándolo de la mano, dándole su apoyo de alguna forma, aunque eso no impedía que estuviera temblando del miedo.
Sentía tanto miedo de enfrentarse a la realidad, de ver que todo lo que siempre creyó controlado en realidad no era así, que su trastorno alimenticio era real y no que estaba siendo solamente un paranoico. Le gustaría poder decir que sí, que era un paranoico nada más, pero Andrés sabía que no era así, y eso era lo que más miedo le daba, ver que era en serio. Cuando su suegro terminó con una paciente, fue su turno de entrar, sintiendo de nuevo esa sensación de estar bajando a toda velocidad por la montaña rusa.
-Hola, Andrés- su suegro era siempre amable, pero ahora casi estaba viéndolo como a un monstruo que iba a comérselo vivo-. Cuando Diego me contó que habías aceptado venir estuve muy feliz.
-Bueno, al menos alguien fue feliz por eso- la risa de su suegro le supo amarga, sabía que él sólo intentaba ayudar, pero seguía sintiendo pánico. Su novio le puso una mano en la cintura a modo de apoyo y sólo así pudo calmarse un poco más.
-Mira, tu caso ya lo habíamos hablado- cuando él hizo una mueca de confusión el padre del rubio sonrió, aparentemente estando apenado--. Okay, yo ya lo había deducido, lo siento, no puedo evitar diagnosticar a la gente.
-Tranquilo- Diego le dejó un suave beso en la mejilla-. Ya le dije que eso es maleducado.
Su suegro sonrió al verlos, y después sacó una libreta de apuntes, una de recetas y un bolígrafo. El hombre estaba vestido con una bata de doctor, cosa que le daba más miedo al mayor, pero que estaba intentando sobrellevar.
También en parte era doctor, así que saber eso le ponía los nervios de punta, porque los doctores no le gustaban, no les tenía miedo, pero tampoco disfrutaba ir a verlos.
-Cuéntame Andrés- el hombre le dio un golpe a la cabeza de su bolígrafo para sacar la punta y se preparó para escribir, el rubio no dejó de sostener su mano en ningún momento.- En un aproximado, ¿Cuántas veces comes al día?
-Yo... - dio un largo suspiro, obligándose a dar este paso porque quería mejorar, quería estar bien y sabía que la única forma de estarlo era con ayuda profesional.- Nunca cuento cuántas veces como al día, pero, no sé, tal vez unas quince o dieciséis veces.
Aunque Diego pareció impresionado por esto, su padre no, él se limitó a asentir y a escribir la nueva información en su libreta; a Andrés la cara se le puso del color de un tomate, avergonzado de que su novio se enterara de cuánto comía en un día normal.
Porque cuando el día no era normal y se ponía difícil, Andrés solía comer todavía más que eso.
-Y de esas veces- su suegro se inclinó sobre su escritorio para estar un poco más cerca mientras preguntaba, Andrés vio como entrelazaba sus manos frente a él y pasó saliva.- ¿Cuantas podrías decir que tú las controlas?
-¿Perdón?
-Sí, es decir- Andrés volteó a mirar al menor, luego regresó la vista a su suegro y él le sonrió, intentando tranquilizarlo con esto-. ¿Sientes que puedes parar en cualquier momento?
Andrés miró hacia el suelo, intentando no llorar, porque sabía a lo que se refería su suegro y no quería tener que admitir que no, que la mayoría de las veces no podía detenerse hasta que sentía que la comida se terminaba. Y a veces eso tampoco era suficiente.
-No... - susurró, sin querer ser escuchado, pero sabiendo que lo había sido cuando el padre de su novio volvió a escribir en su libreta.- H-Hay veces en las que, bueno, la mayoría de las veces yo s-siento que no puedo detenerme. Sólo quiero comer y comer y co-comer.
Las lágrimas ya habían empezado a bajar por su rostro, ya no había manera de detenerlas, así que había dejado de intentar pararlas. Diego lo abrazó por los hombros, le dejó un suave beso en los labios cuando su padre se distrajo y le sonrió cuando volteó a verlo.
-¿Y por qué crees que te pasa esto?- Andrés miró al adulto tras el escritorio a través de sus lágrimas, confundido. -¿Qué desencadena tus ganas de comer?
-Mis padres- miró de reojo a Diego, este le sonrió para darle apoyo -. Cuando no tenemos suficiente dinero ellos...
-¿Ellos?
-Pelean- las lágrimas volvieron a brotar de sus ojos, cayendo más furiosamente esta vez-. Y eso me pone triste, me estresa porque no sé cómo ayudarles y yo sólo... empiezo a comer.
En ese momento Diego se le recargó en su hombro y sintió que realmente lo amaba, porque sin él no habría podido dar ese paso y seguiría igual y, siempre agradecería que Diego que estuvo ahí para él, dándole todo el apoyo que necesitaba. Así que, sin detenerse, ni siquiera porque tenía a su suegro enfrente, le dio un beso más largo y luego le soltó esas tres palabras que guardaba solamente para él.
-Te amo- Andrés lo miró a los ojos y Diego le sonrió, limpiándole una lágrima que baja por su mejilla derecha.
-También te amo.
-Par de tórtolos- en ese momento tanto Diego como Andrés se sonrojaron, aunque el padre del primero estaba de lo más feliz y sonriente-. Me gustan mucho, y me alegra que se hayan encontrado porque son el uno para el otro, pero tenemos que seguir con la terapia.
-Sí- Diego se acomodó en su lugar de modo que estaba un poco más lejos de Andrés-. Lo siento, papá.
-Perdón, señor- sonrió, aún con las mejillas rojas y sintiéndose apenado.
-Tranquilos- su suegro lo miró, estando repentinamente serio otra vez y él pasó saliva, nervioso por el gran paso que estaba dando- Empezaremos con tu terapia, primero tienes que hablarme de tu familia, más a fondo.
-¿Por qué?- Diego le limpió las lágrimas Andrés y este siguió mirando al padre del rubio. -¿Tiene algo que ver?
-Sí- el hombre anotó algo en su libreta antes de voltearlo a ver, sonriéndole cálidamente y pasando su mano por el escritorio para tomar la suya suavemente-. Podría tener algo que ver, en especial sí tienes familiares con otros trastornos alimenticios.
-¿Cualquier trastorno?
-Cualquier trastorno.
Andrés suspiró, mirando a su novio, después a su suegro y preparándose mentalmente para contarlo todo.
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¿Que creían?
Esto aun no termina, estaré subiendo especiales contando un poco mas afondo de todos los personajes, tanto antes como después de terminar esta Historia.
Ustedes tendrán que averiguar en que parte de la linea del tiempo lo ponen. 😈
Espero les haya gustado, y no olviden Votar. ✌🏻
Dejen sus comentarios para saber sus opiniones, al igual si notan un error ortográfico en la historia.
Sin mas que decir, se les quiere.♡
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٭𝚄𝚗𝚍𝚎𝚛𝚍𝚘𝚐 || 𝙴𝚖𝚒𝚕𝚒𝚊𝚌𝚘 ° ٭⊹
Novela Juvenil↬𝕁𝕠𝕒𝕢𝕦𝕚𝕟 𝕖𝕤 𝕖𝕝 𝕥í𝕡𝕚𝕔𝕠 𝕔𝕙𝕚𝕔𝕠 𝕢𝕦𝕖 𝕥𝕠𝕕𝕠 𝕖𝕝 𝕞𝕦𝕟𝕕𝕠 𝕖𝕟 𝕖𝕝 𝕔𝕠𝕝𝕖𝕘𝕚𝕠 𝕒𝕕𝕠𝕣𝕒, 𝕝𝕒 𝕞𝕒𝕪𝕠𝕣í𝕒 𝕕𝕚𝕔𝕖 𝕖𝕤𝕥𝕒𝕣 𝕖𝕟𝕒𝕞𝕠𝕣𝕒𝕕𝕠 𝕕𝕖 é𝕝 𝕠 𝕕𝕖 𝕒𝕝𝕘𝕦𝕟𝕒 𝕔𝕦𝕒𝕝𝕚𝕕𝕒𝕕 𝕢𝕦𝕖 𝕡𝕠𝕤𝕖𝕖. 𝔼𝕩𝕔�...