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El boliche al que fueron estaba en el centro de la ciudad, Joaquín no era muy bueno en ello la verdad, pero fue lo único que le quedó después de descartar otras opciones, porque llevarlo a ver una película era una mala opción considerando lo que duraban, y llevarlo a jugar a las maquinitas le parecía poco apropiado para el día, aunque se lo anotó para llevarlo alguna otra vez.
Tenía tiempo que no iba al boliche, sus padres habían dejado de llevarlo después de sus múltiples accidentes en el lugar, pero se había preparado mental y físicamente para la ocasión. Aunque el punto desde el principio era que no le pasaría nada con los zapatos que ahí le prestaban, pero Joaquín siempre se las arreglaba para salir herido, así que su madre le sugirió que usara las bolas de boliche especiales para niños que pesaban la mitad de las normales, sólo por si acaso.
Los zapatos que le gustaban ya estaban ocupados así que tuvo que conformarse con otros, puchereó todo el rato mientras EJ dejaba los suyos y le entregaban otros, aunque varias veces tuvo que cambiarlos porque el dependiente no le atinaba a su número. Ese pequeño incidente hizo que Joaquín comenzara a reír y a burlarse de EJ porque tenía una talla de zapatos difícil de encontrar, aunque eso no era para burlarse, pero le mejoró el humor e hizo al ojiverde sonreír también, y esa sonrisa le aceleró el corazón.
Y entonces se acordó, que le gustaba EJ.
Uno no se olvida fácilmente de esas cosas y, sin embargo, Joaquín lo había olvidado, porque se sentía a gusto con él y no había necesidad de recordarse todo el tiempo que le gustaba, aunque realmente le gustara, simplemente estaba ahí divirtiéndose con el más alto, olvidándose hasta de respirar, y por alguna razón, eso lo hizo sentirse feliz.
—Vamos, Emi— chilló tomándolo del brazo, cuando al fin tenía zapatos de su talla, y llevándolo hacia el túnel nueve, que era su favorito porque dejaría que EJ jugara en ese mientras él hacia el tonto en el túnel ocho, donde había espuma en los canales para que la bola sí o sí hiciera chuza.
EJ se detuvo sin dejarse arrastrar por Joaquín, el más bajo volteó a verlo al mismo tiempo en que deslizaba su mano más abajo y sostenía la del más alto con la suya.
—¿Qué pasa?— murmuró confundido, EJ lo miró a los ojos, parpadeando nervioso.
—Me... Me dijiste Emi— EJ estaba sorprendido, porque nadie le había dicho así desde que tenía memoria. Era una forma de cortar su primer nombre y nunca le había gustado, en general no le gustaba ni Emilio ni Jagger, pero por alguna razón el cariñoso "Emi" que pronunció Joaquín le aceleró el corazón.
—Sí, ¿Te molesta?— la mano de él que sostenía el más alto perdió fuerza, y el antes mencionado se apresuró a apretarla suavemente, para indicarle que no lo soltara.
—No, no. Me gusta— EJ sonrió y Joaquín le devolvió la sonrisa, su corazón comenzó a latir lento poco a poco y su mano envuelta en la de Joaquín de repente se sintió como si estuviera en el lugar correcto. La mano del más bajo era un poco más pequeña que la suya y eso lo hizo sonreír— Nadie me llama así nunca.
—Entonces seré el primero— dijo Joaquín volviendo a caminar hacia el túnel elegido, ignorando como algunas personas mayores se les quedaban viendo, censurándolos, aunque no pasó desapercibida la chica del fondo que estaba sonriendo en grande al verlos tomados de las manos.
—Y el único— sentenció el más alto tomando una bola de boliche en el camino, Joaquín lo hizo también, pero él tomó una bola que estaba en el área de niños. Eso le hizo alzar una ceja, pero no dijo nada.
—Prepárate para perder Kippen— dijo Joaquín antes de agarrar impulso y lanzar la bola por el pasillo hacia los pinos, pero sus palabras amenazantes fueron demasiado graciosas cuando la bola pasó al lado de los pinos sin tirar ni uno solo.
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٭𝚄𝚗𝚍𝚎𝚛𝚍𝚘𝚐 || 𝙴𝚖𝚒𝚕𝚒𝚊𝚌𝚘 ° ٭⊹
Novela Juvenil↬𝕁𝕠𝕒𝕢𝕦𝕚𝕟 𝕖𝕤 𝕖𝕝 𝕥í𝕡𝕚𝕔𝕠 𝕔𝕙𝕚𝕔𝕠 𝕢𝕦𝕖 𝕥𝕠𝕕𝕠 𝕖𝕝 𝕞𝕦𝕟𝕕𝕠 𝕖𝕟 𝕖𝕝 𝕔𝕠𝕝𝕖𝕘𝕚𝕠 𝕒𝕕𝕠𝕣𝕒, 𝕝𝕒 𝕞𝕒𝕪𝕠𝕣í𝕒 𝕕𝕚𝕔𝕖 𝕖𝕤𝕥𝕒𝕣 𝕖𝕟𝕒𝕞𝕠𝕣𝕒𝕕𝕠 𝕕𝕖 é𝕝 𝕠 𝕕𝕖 𝕒𝕝𝕘𝕦𝕟𝕒 𝕔𝕦𝕒𝕝𝕚𝕕𝕒𝕕 𝕢𝕦𝕖 𝕡𝕠𝕤𝕖𝕖. 𝔼𝕩𝕔�...