Capítulo 57

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Hola preciosas , les dejo el nuevo capítulo, espero lo disfruten ☺️
Pd: espero que hayan pasado una buena navidad y les deseo mucho éxito en este año 🥰

Athena se acomodó en la cama, buscando a Severus a su lado, pero al abrir los ojos lentamente, frunció el ceño al ver que él no se encontraba ahí. Lentamente se envolvió en sus sabanas y se encaminó hasta su baño.

Se había tomado un baño y se había colocado su pijama, al salir, soltó un ligero suspiro sorprendida, ya que en la ventana se encontraba Severus, sentado al borde, observando cómo los copos de nieve caían.

−Pensé que te habías ido –dijo Athena acercándose hasta donde él se encontraba. Severus soltó una ligera risa y la miró.

−No quise despertarte –habló Severus mientras acariciaba el rostro de Athena con delicadeza. Athena le dio una sonrisa ladeada.

− ¿En qué pensabas? –preguntó Athena con curiosidad. Severus suspiró y desvió su mirada hacia la calle cubierta de nieve. En su mente había muchas cosas en las que pensaba, pero la más importante en ese momento era proteger a Athena.

−En todo –respondió sin ganas.

Athena soltó un suspiro, la noche anterior había tenido tanta suerte, cualquier persona habría aceptado la maldición asesina, pero ella estaba tan aterrada que sin pensarlo se protegió de ella. Sabía que todo el duelo de anoche, había sido nada más para probar sus habilidades. Y a pesar de haberse negado a ser una de sus aliadas, sabía que en el siguiente curso, no tendría de otra. No podría arriesgar su vida y tampoco quería arriesgar la Orden, pero mucho menos, quería que algo le pasara a Severus.

−Siento lo de anoche –dijo Athena bajando la mirada−. No supe cómo reaccionar...

−Lo sé –respondió Severus−. Hiciste lo que debías para demostrarle que no te unirás tan fácil.

Athena se acercó, ocultando su rostro en el pecho de él. Severus la envolvió en sus brazos, mientras le acariciaba suavemente su cabello.

− ¿Quieres desayunar? –preguntó Athena después de unos momentos−. Debemos bajar, antes de que se despierten todos.

Severus frunció el ceño, se le había olvidado que todos los de la Orden se encontraban ahí.

Athena abrió la puerta de su cuarto, acechó por el corredor y le hizo una seña a Severus para que saliera.

−Todavía es temprano –murmuró Athena, mientras bajaba por las escaleras−. Por lo tanto sí –dijo mientras se abría paso hacia la cocina−. La cocina está vacía. Cualquiera que nos viera podría decir que acabamos de llegar –terminó Athena de decir encogiéndose de hombros. Mientras que Severus entornó los ojos, algo que hizo reír a la chica.

Se sentó en una silla, mientras Athena hacía el desayuno.

−Sólo quiero una taza de café –dijo Severus desviando su mirada de Athena.

−Lo siento, el café viene con huevos revueltos con tocino –dijo Athena mientras le asentaba un plato frente a él.

Severus le dio una mueca y tomó la taza de café, examinándola antes de beberlo.

−Es negro, sin azúcar –dijo Athena entornando los ojos−. A este punto ya deberías confiar en mí –prosiguió mientras se sentaba en una silla frente a él−, bueno, después de lo de anoche...

Severus, que había tomado un sorbo de su café, se atragantó al escuchar a Athena. Le lanzó una mirada de desaprobación, haciendo que ella se encogiera de hombros y soltara una pequeña risa.

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