Athena se dirigió hacia el lago negro y tomó asiento debajo de un árbol. Se quedó mirando el lago por un buen rato, notando algunos movimientos inusuales. Su curiosidad le impulsaba a acercarse pero su sentido de la razón le recordaba que había otras criaturas, aparte del calamar gigante.
−Deber ser el calamar –dijo Athena mientras soltaba un suspiro−. Tal vez debería escribirle a mi papá...
Athena sacó una libreta y comenzó a escribir:
Hola, papá... espero te encuentres bien, seguiré tomando las clases extra con el profesor Snape y ahora con el profesor Moody, Dumbledore me habló del gran auror que es, no veo problema aprender con él, aunque sea un poco ¿rudo?, bueno, no he vuelto a tener pesadillas, pero no puedo dejar de pensar en el nombre Aurora, ¿alguna vez lo escuchaste?, en fin, espero que pronto podamos vernos, te quiere, tu hija... Athena
Dobló la hoja y se encaminó hacia la lechucería donde se encontraba descansando Anubis. Athena se acercó hacia donde se encontraba su lechuza y la acarició.
−Creo que es hora de un paseo, Anubis –dijo Athena mientras le mostraba el pedazo de papel doblado, se lo colocó en su pico con suavidad−. Llévasela a Sirius, con cuidado –dijo acariciándola una última vez antes de que esta saliera volando.
Athena comenzó a dirigirse hacia el Gran Comedor, ya era la hora del almuerzo. Caminaba a paso tranquilo, mirando a los grupitos de primer año perdidos por el castillo.
−Hola –dijo un niño de primer año de su casa, estaba junto a sus amigos−. ¿Nos podrías ayudar? Llevamos media hora tratando de buscar el Gran Comedor...
Athena les dio una sonrisa y asintió.
−Qué suerte la suya, yo igual me dirijo hacia ahí –dijo Athena−. Vengan, pueden seguirme.
Athena los guio hasta el Gran Comedor, haciéndoles preguntas sobre cómo estuvieron sus primeras clases.
−La única clase que no me gustó fue pociones –comentó uno de los niños.
−No me atrevo a preguntarles por qué –dijo Athena sonriendo ligeramente−. El profesor Snape no es fácil al principio, pero si se van adaptando, seguro aprueban su materia.
−Nos hizo preparar una poción –bramó otro−, en el primer día...
−Y que todos deberíamos ser capaces de hacerla –otro dijo soltando un suspiro.
−El que sólo haya visto a un Ravenclaw hacerla con tanta facilidad y a la perfección, no significa que todos podamos –dijo otro un poco triste.
Athena paró y miró al niño.
−Alto, alto –dijo Athena−. Claro que pueden, claro con mucha práctica, si necesitan algún consejo, pueden buscarme... me llamo Athena –se presentó ante los niños, cada uno le estrechó la mano y siguieron caminando. Athena tenía una ligera sonrisa, sabía que ese Ravenclaw era ella.
Llegaron al Gran Comedor y los niños se despidieron de ella.
−Hasta luego –dijo Athena mientras ellos se iban hacia la mesa de Ravenclaw. Ella caminó hacia donde se encontraban sus amigos.
− ¿Cuándo veremos que llegues a tiempo? –preguntó Ron bromeando.
−Perdón, me topé con unos alumnos de primer año –dijo Athena sonriendo−. Ya saben, perdidos y para su peor suerte su primera clase fue con Snape.
Harry puso una expresión de asco al igual que Ron.
−No es tan malo –dijo Athena sin pensarlo.
− ¿Qué? –dijo Ron mirándola con incredulidad−. ¿Estamos hablando del mismo murciélago de las mazmorras? ¿Ese que cada vez que te ve a ti y a Harry les quiere lanzar una maldición?
−Tampoco dije que fuera bueno, Ronald –dijo Athena tomando un plato para servirse−. Segunda, ¿qué clase nos toca después del almuerzo?
−Tu favorita –dijo Harry con cierto sarcasmo. Athena le miró con una ceja levantada−. Pociones.
− ¡Hey! –unas voces se acercaron hacia ellos, pero sentándose a los lados de Athena.
−Qué fastidiosos –dijo Ron, mientras hacía espacio para que uno de los gemelos tomara asiento a un lado de Athena.
−Tranquilo, Ron, sólo será un momento –dijo Fred sonriendo.
−Escuchamos que tendrán pociones –dijo George haciendo una mueca.
−Después del almuerzo –dijo Athena mientras tomaba un poco de jugo.
−Bueno, tienen el honor de hacerlo enojar más –dijo Fred mirando a Athena y a Harry−. No está de buen humor.
−Sí, pero bueno, nos vemos –dijo George mientras se levantaba junto con Fred.
−Athena –habló Hermione.
− ¿Sí? –dijo Athena con inocencia actuada.
−No lo vayas a empeorar –dijo Hermione con preocupación.
− ¿Y perderme mi primera semana de castigo? –bromeó Athena. Hermione le lanzó una mirada reprobatoria−. De acuerdo, no haré nada.
Hermione miró hacia Harry, este le devolvió la mirada y se encogió de hombros.
El grupo de amigos comenzó a dirigirse hacia la mazmorra, Athena suspiró al sentir el frío de ese lugar, lo había extrañado.
Tomaron asiento y esperaron a que la clase comenzara. Athena miraba el salón como si buscara algo interesante, pero no había nada nuevo, era lo mismo.
−Instrucciones en la pizarra –la voz del profesor Snape resonó en el cuarto, mientras se escuchaba el portazo detrás de él−. Ya deben ser competentes de realizar bien una poción.
Athena se levantó de su lugar y fue en busca de los ingredientes, era una poción sencilla, pero si lo realizabas al pie de la letra. Encendió su caldero y comenzó a trabajar.
− ¿Cuántas alas de murciélago? –preguntó Harry hacia ella.
−Las que dice el libro –dijo Athena sin mirarlo. Harry asintió, pero miró hacia la pizarra, era otra cantidad que las del libro. Se encogió de hombros y empezó a colocar las alas.
−1, 2, 3, 4...−paró de contar y se cubrió el rostro al ver que el caldero estaba a punto de estallar. Athena se cubrió igual y sintió como un líquido viscoso caía sobre su túnica.
−Rayos –dijo Athena, sacudiéndose el líquido.
− ¡Black! –bramó Snape hacia ella−. ¿Acaso no sabe leer? Son 3 alas de murciélago.
−Lo siento, profesor, estaba siguiendo el libro –dijo Athena sin retarlo.
−No necesito sus disculpas, Black –bramó con desprecio−. Limpie su desastre.
−Athena –susurró Harry.
−Ya lo limpio –respondió por lo bajo. Athena sacó su varita y limpió el desastre con rapidez.
−No dije con magia, Black –bramó Snape acercándose a ella de forma amenazante. Athena no se inmutó.
−Dijo límpielo y lo hice –dijo Athena con una sonrisa burlona−. Especifique la próxima vez.
Snape se alejó de ella y puso una sonrisa socarrona.
−Veo que su insolencia ha mejorado durante las vacaciones, Black –dijo Snape sin apartar su vista−. Sin embargo, una semana con el señor Filch lo arreglaran.
Athena frunció el ceño, pero no bramó. Snape sonrío con triunfo y se sentó en su escritorio.
La clase continuo, sin que ningún estudiante hiciera ruido. Al terminar, todos entregaron sus pociones en el escritorio. Athena dejó su frasco asentado, Snape lo tomó y lo miró, a pesar de haber fallado por culpa de Potter, había hecho la poción a la perfección.
Las clases por fin habían terminado. Cada quien regresó a su sala común para cambiarse y esperar para la cena. Athena en cambio, se fue a cambiar y se dirigió hacia la sala de Defensa, donde tomaría su primera clase con el profesor Moody.
![](https://img.wattpad.com/cover/218780740-288-k832022.jpg)
ESTÁS LEYENDO
A Black's Desire
FanfictionAthena Saiph Black, con todas las habilidades dignas de una Ravenclaw, a excepción de una; meterse en problemas. Su vida dio un giro completo al escuchar que su padre, Sirius Black había escapado de Azkaban. En su tercer año en el Colegio Hogwarts...