Al día siguiente, Athena se despertó muy temprano. Tenía un terrible dolor de cabeza y su cuerpo estaba un tanto adormecido. Miró hacia la ventana, aún estaba oscuro. El ruido de los truenos retumbando por encima de su cabeza, los embates del viento contra los muros del castillo y el lejano crujir de los árboles en el bosque prohibido, le indicaban que no hacía un buen tiempo.
Después de varios minutos mirando hacia la ventana, se levantó de golpe. No estaba en su habitación. Estaba en el sofá de la sala común. Ni siquiera recordaba cómo llegó. Soltó un gran suspiro y subió hacia su habitación. Se cambió y se quedó esperando el amanecer.
Al cabo de un buen tiempo, le pareció que ya era hora del desayuno. Bajó de nuevo a la sala común, frunció el ceño cuando vio a Roger Davies. Él era el capitán del equipo de quidditch.
−Buenos días, Athena –saludó Davies. Athena asintió en forma de saludo y se disponía a salir de la sala−. Espera, tengo que hablar contigo.
Athena se detuvo y entornó los ojos.
−Dilo, Davies –dijo Athena, que ya quería bajar a desayunar. Roger se acercó a ella y se rasco la nuca.
−Luego del partido de Gryffindor contra Hufflepuff, tenemos entrenamiento –dijo Davies con una media sonrisa.
−Davies, ¿has notado el clima? –dijo Athena alzando una ceja.
−Sí –respondió Davies, que se había girado hacia la ventana−. Pero es el único día que no tienes clases, ¿no es así?
−Podría faltar un día –dijo Athena pensativa. Debería hablar con el profesor Lupin−. Te aviso mañana.
−Podría aceptar a cambiar el día –dijo Davies, que sonreía hacia ella. Athena entrecerró los ojos.
− ¿Podrías? –dijo Athena dudosa.
−Soy el capitán, tú la buscadora –dijo Davies, soltando un guiñó hacia ella−. ¿Desayunas conmigo?
Athena soltó una pequeña risa sarcástica. Sí, Roger Davies era muy conocido por ser guapo. Pero, por el momento, no estaba interesada en nadie y mucho menos él.
−Davies, ya sabes mi respuesta –dijo Athena, que se había dado la vuelta y salió por la puerta de la sala común.
Athena bajó al Gran Comedor y vio a Harry sólo, se sentó frente a él.
− ¿Cómo te encuentras? –preguntó Athena, que tomaba un plato grande de hojuelas de avena.
−No sé –respondió Harry, tomando varias tostadas−. ¿Cómo estuvieron tus clases anoche?
−Creo que igual –dijo Athena de forma pensativa. Pero, había algo diferente, la noche anterior sintió un trato algo diferente por parte de Snape. No el frío, pero tampoco cálido.
− ¿Igual? –preguntó Harry, que le estaba pasando una tostada a Athena.
−Sí, ya sabes, denigrante –dijo Athena, sin importancia.
Luego unos minutos, todo el equipo de quidditch de Gryffindor apareció.
−Athena –dijeron al mismo tiempo los gemelos Weasley.
−Chicos, cuánto tiempo sin verlos –dijo Athena sonriendo. Ya no convivía mucho con ellos.
−Ya te extrañamos –dijo George, haciendo un puchero. Athena rio ligeramente.
−Lo siento, chicos –dijo Athena encogiéndose de hombros−. Creo que querrán hablar sobre su estrategia, mejor los dejo. Adiós y suerte.
Athena se dirigía hacia el campo de quidditch, se detuvo en la salida, los alumnos corrían hacia al campo de quidditch, con la cabeza agachada contra el feroz viento que arrancaba los paraguas de la manos.
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A Black's Desire
ФанфикAthena Saiph Black, con todas las habilidades dignas de una Ravenclaw, a excepción de una; meterse en problemas. Su vida dio un giro completo al escuchar que su padre, Sirius Black había escapado de Azkaban. En su tercer año en el Colegio Hogwarts...