Capítulo 25

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Había una lluvia terrible, que al llegar al castillo, Athena y sus amigos tuvieron que brincar para llegar a las escalinatas del castillo.

− ¡Caray! –exclamó Ron, mientras se sacudía y salpicaba agua por todos lados−. Si la lluvia sigue así, se va a desbordar el lago. Estoy todo empapado.

− ¡Cuidado! –dijo Athena jalando a Ron de su túnica. Un globo rojo lleno de agua, cayó hacia el suelo.

− ¡Hey! –gritó Ron frustrado. Era Peeves. Este estalló en una risa estruendosa y volvió a lanzar otro globo de agua hacia ellos.

− ¡Peeves, no me hagas llamar al director! –una voz con seriedad se asomó por los pasillos. Era la profesora McGonagall.

Peeves le sacó la lengua y dejó caer sus últimos globos de agua, salió zumbando escaleras arriba, soltando una estruendosa risa.

− ¡Bueno, vamos! –ordenó bruscamente la profesora hacia la gran multitud esperando en las escaleras−. ¡Vamos, al Gran Comedor!

Al llegar a la puerta del Gran Comedor, Athena se despidió de sus amigos y se encaminó hacia la mesa de Ravenclaw. El Gran Comedor estaba decorado para la selección de los alumnos de primer año, esplendido como siempre. Tomó asiento a un lado de Luna, estaba pegada a la pared, donde se podía tener una vista más periférica de todo el Gran Comedor.

−Hola, Luna –saludó Athena con una sonrisa.

−Athena –saludó Luna, mientras miraba hacia el techo−. Leímos en el diario del campeonato de quidditch.

−Ah, sí –dijo Athena con una sonrisa ladeada−. Un recuerdo no muy grato.

−Estoy de acuerdo –dijo Luna asintiendo lentamente.

Athena le sonrió y miró hacia la mesa de profesores, había más asientos de los que debía haber. Hagrid estaría con los de primer año, la profesora McGonagall estaría supervisando que el piso se haya secado, pero había otra silla vacía. Entonces pensó en el nuevo profesor de Defensa, pero no había nadie nuevo en la mesa. Athena examinó la mesa con más cuidado. El profesor Flitwick estaba sentado junto a la profesora Sprout, quien hablaba con la profesora Sinatra del departamento de Astronomía; a su lado se encontraba el profesor Snape, sus miradas se cruzaron, el profesor Snape frunció el ceño hacia ella. Athena parpadeó un par de veces y desvió su mirada hacia la siguiente silla, la cual estaba vacía. Supuso que era de la profesora McGonagall, junto a la silla vacía se encontraba Albus Dumbledore, mirando sobre sus gafas hacia las mesas.

Athena desvió su mirada hacia el techo, siempre estaba encantado para que se pareciera al cielo, pero jamás había estado como el de esa noche, las nubes de color negro y morado se arremolinaban. Se escuchó un trueno y seguidamente se iluminó un rayo.

Las puertas del Gran Comedor se abrieron, dejando ver a la profesora McGonagall encabezando la larga fila de alumnos de primer año, conduciéndolos hasta la parte superior del Gran Comedor. Si Athena se había empapado un poco, lo suyo no era gran cosa comparado con los estudiantes de primero, estaban más que empapados.

El proceso de selección comenzó, dando pasó al primer estudiante de primer año. Este se sentó en el taburete y el sobrero sin pensarlo, gritó:

− ¡Ravenclaw!

La mesa estalló en vítores, recibiendo al nuevo estudiante, este se sentó frente Athena y Luna.

− ¡Bienvenido a la mejor casa! –dijo Athena bromeando. Él sonrió con amabilidad.

La selección continuo, algunos Hufflepuff, otros Gryffindor, uno que otro Slytherin, otro Ravenclaw y para finalizar, la última estudiante fue puesta en Hufflepuff. Después de eso, el profesor Dumbledore se puso de pie con una sonrisa. Tenía los brazos abiertos en forma de bienvenida.

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