Capítulo 45

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Eran altas horas de la noche, Athena había salido de su habitación con mucho cuidado y se dirigía hasta la habitación de sus amigos. Caminaba con cuidado, sin hacer ruido; hasta que llegó a la habitación.

Abrió con cuidado la puerta y la cerró, lo único que se escuchó fue el ligero clic de la cerradura.

− ¿Quién...?−murmuró una voz, que Athena supuso que era Harry.

−Shh...−musitó Athena−. No podía dormir.

De pronto otros susurros se escucharon por la habitación, al parecer ninguno había podido conciliar el sueño. 

− ¿Y Hermione? –preguntó Athena tratando de observar en la oscuridad.

−Se fue con Ginny –respondió Ron, levantándose de su cama. Se encaminó hasta la puerta y colocó el seguro. Athena le frunció el ceño en la oscuridad−. Tengo que ponérselo, la otra vez Kreacher estaba deambulando en la madrugada aquí y no sabes que desagradable fue verlo.

Athena soltó una ligera risa.

− ¿Y bien? –preguntó Athena−. ¿Qué creen que sea lo que Voldemort busca?

Ron ahogó un pequeño grito mientras se recostaba en su cama. Athena había tomado asiento en el sofá frente a las camas.

−Bueno, no es que nos hayan dado mucha información –habló Harry−. Están tratando de conseguir que no se una más gente con Voldemort –Ron volvió a ahogar otro pequeño gritito−. ¿Cuándo lo vas a llamar por su nombre? Athena lo dice con naturalidad, al igual que Sirius y Remus.

−Tienes razón –dijo Ron−. Bueno, la información no es diferente a la que ya habíamos escuchado con las orejas extensibles, lo único nuevo fue lo del arma...

Un crac se escuchó  y Ron soltó un quejido.

−Baja la voz Ron, si no quieres que nos descubra mamá...

− ¡Se han aparecido en mis rodillas!

−Sí, bueno, es más difícil aparecerse a oscuras.

Athena observó entre la oscuridad, las borrosas figuras de Fred y George encima de la cama de Ron. Luego se escucharon unos resortes, George se había sentado al pie de la cama de Harry.

−Bueno, ¿ya lo han captado? –inquirió George con avidez.

− ¿Han escuchado nuestra plática? –preguntó Athena desde el sofá.

−Te sorprenderías de lo que hemos escuchado, Athena preciosa –dijo George. Athena abrió los ojos con sorpresa.

−No lo creo –respondió Athena con broma.

−Fred, ya no nos cree –dijo George hacia su hermano fingiendo indignación.

−Luego le decimos, ahora, lo del arma –prosiguió Fred−. Yo creo que fue información de más, era algo que no habíamos escuchado con las orejas extensibles...

El resto de la noche hablaron sobre las posibles armas que Voldemort podría usar, en dónde la guardaría o si sería un ser mágico. O seguramente se trataba de algo sumamente peligroso.

Se quedaron callados cuando escucharon unos pasos cerca de la puerta, Hedwig y Pig ulularon un suave canto, los pasos comenzaron a alejarse.

−Es mamá –dijo George y con otro crac, ambos habían desaparecido. De nuevo se escucharon los pasos, estos estaban subiendo al segundo piso, seguramente para checar que Fred y George estuvieran durmiendo.

−Es que no confía nada en nosotros –dijo Ron lamentándose.

−Ya no podré subir a mi habitación –dijo Athena, se acomodó en el sofá y cerró sus ojos.

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