XII

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-No lo saben, ¿Verdad?- me preguntó mi madre poco después de que Donghyuck y Renjun se fueran

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-No lo saben, ¿Verdad?- me preguntó mi madre poco después de que Donghyuck y Renjun se fueran.

-¿El qué?-

-Sabes a lo que me refiero Mark- me dijo y suspiré.

Desvié la mirada de la suya y me senté en el sofá.

-No, no lo saben, y tampoco tienen por que saberlo- dije viendo como mi madre se sentaba a mi lado -Es algo mío, a ellos no les afecta- dije murmurando.

-Tienes razón, es algo tuyo, pero me quedaría más tranquila si por lo menos uno de tus amigos supiera de los posibles síntomas que puedes tener. De ese modo tal vez pueda ayudarte antes de que te caigas al suelo por haber perdido el equilibrio, o- dijo, y sin dejarla terminar de hablar me levanté del sofá.

-Mamá, sé que te preocupas por mí, pero no quiero que más personas estén encima mía todo el día tratándome como si fuera de cristal- le dije viendo como abría la boca para después volver a cerrarla.

-Lo siento, no quería agobiarte- me dijo casi susurrando -¿Sabes que te quiero mucho, verdad?- me preguntó levantándose del sofá para poco después comenzar a secar con sus pulgares las pocas lágrimas que habían comenzado a salir de mis ojos.

Asentí y poco después ya me encontraba abrazandola mientras soltaba las lágrimas que había estado aguantando por un tiempo.

Asentí y poco después ya me encontraba abrazandola mientras soltaba las lágrimas que había estado aguantando por un tiempo

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Una vez llegué a casa me dirigí a mi habitación, me tumbé en la cama y me quedé mirando al techo con el ceño fruncido.

Estaba confundido con lo que había sucedido hacía muy poco tiempo. Mark estaba raro, y aunque él me lo negara todo el tiempo sabía perfectamente que le ocurría algo. No iba a obligarle a contarme lo que le sucedía, era algo suyo. Yo mismo me tomé mi tiempo para decirle sobre mis sentimientos.

Se comportaba de manera extraña conmigo, solía apartarse discretamente, tal vez esperando o pensando que no me daba cuenta de ello.

Tal vez estaba pensandose mejor las cosas.

Tal vez se arrepentía.

Tal vez no me quería cerca.

Sequé con mis manos las pocas lágrimas que habían salido de mis ojos, no quería derrumbarme por aquello, yo mismo lo decía, "Tal vez", solamente eran suposiciones que hacían que la pasara mal.

Me di la vuelta en mi cama, suspiré y cogí mi móvil, decidí jugar a los sims freeplay por un rato.

Mark no salía de mi cabeza.

Estaba frustrado, estresado, deprimido, confuso... Demasiadas sensaciones como para estar mediantemente bien. Dejé el móvil en la mesilla y escondí mi cabeza en la almohada para dejar salir las lágrimas y sollozos que había estado aguantando por un buen rato.

Intentaba que no se me escuchara llorar, no quería preocupar a mi familia.

-Hyuck, mamá y yo vamos a ir al supermercado, ¿Quieres algo especial?- me preguntó Taeil.

Fue cuando entré en pánico, fingí estar dormido a pesar de tener un nudo enorme en la garganta que me incitaba a sollozar como nunca antes.

-¿En serio estás dormido?- dijo mientras se acercaba a mi cama -Al menos saca la cara de la almohada, te vas a ahogar- dijo moviendo despacio mi cabeza, esperaba de verdad que no viera mi cara roja.

Me relajé cuando se alejó de la cama.

-Ni te pienses que te he creído, después hablamos de tu llorera- dijo cerrando la puerta de mi habitación, una vez cerrada fijé la vista en la puerta.

Poco después me levanté de la cama y me dirigí al baño de mi habitación, decidí darme una ducha y después bajar al salón. Me senté en el sofá y puse una película mientras comía helado.

-Donghyuck, despierta, te he traído tus golosinas preferidas- dijo alguien quitandome el bote de helado de mis manos.

Ni siquiera sabía cuando me había quedado dormido. Abrí los ojos lentamente viendo como Taeil se encontraba sentado a mi lado con unos cuantos paquetes de golosinas en sus manos.

-¿Vas a contarme que te ocurre?- me preguntó susurrando -Puedes estar tranquilo, no le he dicho nada a mamá-

Le miré no muy convencido de aquello, solía contarle todo a mamá, si no lo había hecho aún, se lo contaría después.

-¿Y qué gano yo con eso?- le pregunté estirandome en el sofá.

-La atención de tu hermano mayor, y algunos consejos sabios- dijo sonriendo.

Rodé los ojos, y como la otra película ya había terminado decidí poner otra.

-¿En serio no vas a decirme nada?- me preguntó Taeil y le miré.

-No quiero que te burles de mí, y mucho menos que se lo cuentes a mamá, pensareis que soy un idiota- dije diciendo lo último en un susurro casi inaudible.

No quería que mi familia se pensara que era un idiota por pensar en que tenía una oportunidad con el canadiense, el cual aún ni siquiera conocían en persona.

-Hyuck, nunca pensaríamos eso de tí- me dijo Taeil poniendo su mano sobre la mía, la cual sujetaba el mando de la televisión -Si necesitas a alguien que te escuche estaré aquí para ti- dijo para poco después sonreírme y dirigirse a la cocina con Haneul, la cual estaba guardando lo que habían comprado en su sitio.

Por mi parte, al no encontrar ninguna película interesante apagué la televisión y subí a mi habitación con lo poco que quedaba en el bote de helado. Seguramente después me sentaría mal, pero por el momento me daba completamente igual.

Una vez en mi habitación cerré la puerta y me senté en mi cama mientras terminaba el helado, una vez terminado lo tiré a la pequeña basura que había en mi habitación. Decidí coger un cuaderno con mandalas y comenzar a pintarlas.

Cogí el móvil cuando escuché que alguien me estaba llamando, sin tan siquiera mirar quien era respondí.

-¿Sí?-

-Donghyuck, vamos a ir a los recreativos, ¿Vienes?- me preguntó Shotaro.

-¿Ahora mismo?, mañana hay clase, no podremos estar mucho tiempo- dije viendo el reloj que había sobre mi escritorio.

-Venga, porfa, nos hace ilusión- dijo y pude imaginarmelo haciendo puchero al otro lado de la llamada.

No pude evitar que una pequeña sonrisa se formara en mi rostro.

-Está bien, pero no me quedaré mucho-

-Está bien, pero no me quedaré mucho-

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˚‧º·єριℓєρѕу‧º·˚Donde viven las historias. Descúbrelo ahora