XLVI

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Habían pasado unos días, y sorprendentemente la operación de Mark sería el día siguiente, Martes, iban a operarle a las siete de la mañana

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Habían pasado unos días, y sorprendentemente la operación de Mark sería el día siguiente, Martes, iban a operarle a las siete de la mañana. El rubio teñido había venido a mi casa a pasar la noche, estábamos cenando junto a Haneul y Taeil, quienes estaban conversando junto a Mark. Yo, de mientras, me encontraba pensando en si aceptaría la guitarra que le compré hacía no mucho.

-Quiero un perro- dijo Taeil de nuevo sacando el tema, a lo que le miré fijamente y después desvié la mirada hacia mi madre, quien nos miraba aburrida de tanta insistencia.

-No os lo voy a volver a repetir, no sé cuantas veces os lo he dicho ya y seguís insistiendo- dijo negando mientras continuaba con su cena.

-Le sacaremos a la calle a las cinco de la mañana si hace falta, si rompe algo lo pagaremos nosotros, porfis- dije haciendo puchero, viendo como mi madre suspiraba cansada.

-Me lo pensaré, pero si seguís insistiendome será un rotundo no- dijo, a lo que Taeil y yo nos emocionamos, pude ver como Mark nos miraba con una sonrisa.

-Eres la mejor mamá- le dijo aquella ver Taeil.

Una vez entré a la habitación ya con el pijama puesto pude ver a Mark sentando en una esquina de la cama mientras jugaba con sus dedos, y su pierna temblaba

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Una vez entré a la habitación ya con el pijama puesto pude ver a Mark sentando en una esquina de la cama mientras jugaba con sus dedos, y su pierna temblaba. No era difícil saber porqué estaba nervioso, el día siguiente le iban a operar, si yo estaba intranquilo por ello no podía imaginarme como tendría que sentirse el canadiense en aquel momento.

Me senté a su lado y apoyé mi cabeza en su hombro a la vez que entrelazaba mi mano derecha con la suya, viendo como apoyaba por completo su pie en el suelo obligándose a sí mismo a dejar de temblar. Por mi parte dejé un casto beso en su mejilla sonriendo un poco cuando Mark también lo hizo.

-Tengo una sorpresa para ti, espera un momento- le dije levantándome de la cama bajo la atenta mirada del canadiense.

Me dirigí a mi armario, que es dónde había tenido guardada la guitarra desde que la compré.

-Vale, cierra los ojos- le pedí viendo como los cerraba con una pequeña sonrisa en sus labios.

Saqué la guitarra con el estuche puesto del armario y me senté en la cama de nuevo, pude notar como mi corazón iba bastante acelerado de los nervios, una vez me relajé un poco le dije que abriera los ojos.

-¿Qué?- preguntó confundido y emocionado a la vez, podía ver como sus ojos brillaban -Hyuck- me llamó, a lo que sonreí y le pasé la guitarra para que abriera el estuche y la viera -Es preciosa, ¿De dónde la has sacado?- me preguntó sin dejar de mirar el instrumento.

-La compré hace unos días, es para ti- le dije viendo como hizo contacto visual conmigo al instante.

-No puedo aceptarla Hyuck, estoy seguro de que te has gastado bastante dinero en ella- me dijo, a lo que negué.

-No pienses en eso, no ha costado tanto como pensé que lo haría, créeme. Además, es un regalo, y los regalos no se devuelven- le dije, no tardé mucho en ver como los ojos de Mark comenzaban a cristalizarse, dejó la guitarra a un lado en la cama y se acercó a mí para abrazarme.

-Muchas gracias, de verdad- me dijo sinceramente.

No tardé mucho en pedirle una canción, simplemente el verle afinando la guitarra me hacía feliz, se veía que estaba emocionado por volver a tocar la guitarra. Y ahora tenía una propia, podía tocarla cuando quisiera.

No pude evitar sacar el móvil y comenzar a sacarle fotos sin que se diera cuenta, me sorprendí cuando empezó a tocar unos acordes conocidos para mí, él empezó a cantar y yo le seguí después, no pude evitar grabar aquel momento, aquella vez viendo como Mark se daba cuenta de aquello.

-Oye, ¿Estás grabando?- me preguntó con una sonrisa a la vez que dejaba de tocar la guitarra.

-Sí, y déjame decirte que tus orejas se ven muy bien sonrojadas- le dije viendo como llevaba una de sus manos a su oreja.

-Deja de grabar Hyuck- me pidió mientras me miraba con aquel brillo especial en sus ojos, a lo que negué con una sonrisa divertida viendo como él dejaba el instrumento de lado e intentaba quitarme el móvil.

-Vale vale, ya paro- le dije al ver cómo ninguno de los dos soltaba el móvil, al final se lo di viendo cómo paraba el video, al principio pensé que lo iba a borrar, por lo que me sorprendí cuando no lo hizo.

-La próxima vez avísame cuando vayas a grabarme- me dijo dejando el móvil en la mesilla mientras a su vez dejaba la guitarra a un lado -Ahora toca venganza- dijo abalanzándose sobre mí para comenzar a hacerme cosquillas.

Al ver que intentaba liberarme de su agarre juntó mis manos pasandolas por sobre mi cabeza mientras las sujetaba con una de sus manos, y seguía haciendome cosquillas con la otra.

-Mark, para- le dije viendo como paraba al instante y fijaba la vista en la mía sin quitar aquella hermosa sonrisa de su rostro -A veces eres muy molesto- le dije mientras recuperaba el oxígeno.

-Eres tú quien me estaba grabando- me dijo fingiendo inocencia, por lo que solté una risa corta, no pude evitar ver cada detalle de su rostro hasta fijar la vista en sus labios.

-Eres precioso- le dije notando como soltaba mis manos, por lo que aproveché para pasar mis brazos por su nuca y acercarle más a mí, haciendo que nuestros rostros quedaran a pocos centímetros de distancia el uno del otro.

-Tú también lo eres- me dijo dejando un beso algo durarero en mi frente, logrando que cerrara los ojos para disfrutar de aquella sensación que me transmitía con ese simple acto.

Cuando se separó fijé de nuevo la vista en sus labios y no dudé en acercarme para unir mis labios con los suyos comenzando de aquel modo un beso lento, no cambiamos el ritmo en ningún momento, y aquello solo hizo que unos dinosaurios montaran una fiesta en mi estómago por aquel hermoso momento.

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˚‧º·єριℓєρѕу‧º·˚Donde viven las historias. Descúbrelo ahora