XLV

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El miércoles había llegado muy rápido, me encontraba en el coche de mi padre de camino al Instituto

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El miércoles había llegado muy rápido, me encontraba en el coche de mi padre de camino al Instituto.

-¿Estás asustado?- me preguntó Taemin al verme pensativo durante todo lo que llevábamos de camino.

-Nunca me han operado, y menos una parte del cerebro, así que supongo que sí, tengo algo de miedo de lo que pueda suceder- le respondí mientras jugaba con mis manos.

-Sé que es difícil, pero puedes estar tranquilo hijo, estarás en buenas manos- me dijo y asentí intentando pensar en que después de la operación mis síntomas al fin estarían controlados.

-¿Cuántos meses dijo el doctor que no iba a poder ir al Instituto?- le pregunté mirando por la ventana, viendo como ya estabamos llegando a clase.

-Máximo unos tres meses, de todos modos antes de la operación nos volverán a explicar el proceso, y una vez te hayan operado nos darán datos más claros- me explicó, a lo que volví a asentir mientras seguía jugando con mis manos, las cuales no paraban de temblar, ya no sabía si aquel era un síntoma de mi enfermedad o simplemente estaba nervioso al no saber lo que iba a pasar exactamente el día de la operación, la cual no estaba tan lejos como pensé en un principio.

-Mark, creo que nunca te lo he preguntado, pero, ¿En serio no quieres comprarte una guitarra?- me preguntó Donghyuck mientras caminabamos hacia el patio

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-Mark, creo que nunca te lo he preguntado, pero, ¿En serio no quieres comprarte una guitarra?- me preguntó Donghyuck mientras caminabamos hacia el patio.

Nuestros amigos se encontraban más adelante; incluído Doyoung, quien había estado solo últimamente hasta que Shotaro le insistió en venir con nosotros; charlaban y se molestaban entre ellos con alguna que otra broma.

-Estoy bien, en serio, puedo comprarme una guitarra en otro momento, no tengo prisa- le dije y tragué saliva, recibiendo una mirada confusa por parte del coreano.

-No lo dices en serio, quieres tener una guitarra, lo sé, te conozco- me dijo y desvié la mirada hacia otro lado.

-No insistas, por favor, ya te lo he dicho, puedo esperar- le dije entrelazando mi mano con la suya intentando centrarme en algo más que no fuera mi enfermedad y las inservibles pastillas.

˚‧º·єριℓєρѕу‧º·˚Donde viven las historias. Descúbrelo ahora