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Había pasado un año desde que estábamos con Heejin, ella ya había cumplido los nueve años, seguía igual de hermosa que siempre, y era muy inteligente. Nos encontrábamos decorando el salón para Navidad, solo nos faltaba poner el árbol, por lo que entre todos nos pusimos a ello. Daegal parecía emocionada, estaba dando vueltas por todos lados mientras movía su cola feliz, sabía que cuando poníamos el árbol venía gente a nuestra casa para cenar.
-Papá Mark, siempre lo haces mal, tienes que ponerlos más separados, si no se ve feo- le dijo Heejin, por mi parte fijé la vista en la zona, la cual se encontraban decorando, viendo como efectivamente Mark estaba poniendo los pequeños arbolitos rojos de decoración muy juntos.
-Makku, no puede ser que cada año hagas lo mismo amor- le dije soltando una risa para después acercarme hacia ellos.
-Ya lo pongo bien, perdón- dijo riendo por nuestra reacción -Siempre reaccionais igual, en verdad os parecéis bastante- dijo, a lo que no pude evitar mirar a Heejin, estaba realmente agradecido de tenerla con nosotros.
-Que así no- le dijo Heejin viendo como Mark quitaba uno de los arbolitos y lo volvía a poner bastante cerca de los otros.
-Hazlo tú cariño, que tú sí sabes- le dijo a nuestra hija sujetandola entre sus brazos para que alcanzara las decoraciones que Mark ya había puesto.
Por mi parte negué y continué decorando la otra zona del árbol, no era tan grande, pero de aquel modo tardabamos menos, y por lo tanto tendríamos más tiempo para estar en familia. Ahora que Mark y yo trabajábamos solíamos llegar cansados a casa, pero aquello no quitaba el echo de que le prestaramos toda la atención posible tanto a Heejin como a Daegal. Lo bueno es que teníamos dos días libres todas las semanas, por lo que aprovechabamos para ir a hacer alguna pequeña excursión todos juntos.
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-Crece muy rápido Makku- me dijo Donghyuck susurrando mientras yo guardaba el libro que le habíamos estado leyendo a nuestra hija, la cual se había quedado dormida en su cama, con forma de coche, junto a Daegal.
-Lo sé- le dije levantándome de la cama con cuidado de no despertar a Heejin.
Le sujeté la mano derecha a Donghyuck y después de echar una última mirada a Heejin salimos de la habitación y cerramos la puerta lo suficiente como para que no entrara la luz del pasillo en esta. Donghyuck me abrazó dejando un beso en mi mejilla, logrando que soltara una corta risa por aquello.
