Yuuji abre los ojos con pesadez, se siente todavía con sueño, lo primero que ve es la ventana de su habitación, el resplandor de la mañana se cuela a través de ella. Yuuji se acurruca más y jala la sábana para cubrirse la cara y de esta manera intentar escapar un poco de la claridad que entra por la ventana, pero el peso de algo se lo impide.
No insiste y decide quedarse así un rato, a lo mejor era su hermano o su abuelo que está cuidado de él, como lo hacían con anterioridad, pero esta vez se sentía extraño. Olfateo un poco el lugar a ver si descubre cuál de los dos estaba con él en la habitación, pero ni el olor de su abuelo, ni el de su hermano estaba tan cerca, frunce un poco el ceño.
¿Será que la doctora se quedó en mi cuarto? Es lo primero que piensa.
Recordó que al verla y al estar con ella, mientras lo atendía, intentó buscar una fragancia en ella, pero no dio con ninguna. No quiso preguntar en el momento, pero algo en ella era diferente, de algún modo le hacía recordar a sus otros hermanos.
El cansancio lo vuelve a invadir, no quiere indagar más, y lo que le exige su cuerpo en ese momento es seguir durmiendo. Intenta no darle mucha importancia y vuelve a cerrar sus ojos, dura un rato en esa posición para quedarse dormido, pero la curiosidad por saber quién está con él empieza a invadirlo, frunce el ceño con sus ojos cerrados, y una ligera idea llega a él, se gira sobre la cama, para excusarse con un cambio de posición mientras «según» estaba durmiendo.
Al voltearse, abre un poco los ojos, lo suficiente para ver y a la vez para aparentar estar durmiendo, y la emoción lo invade a ver quién lo estaba acompañando, el sueño y la pesadez se retiran de su cuerpo, con sumo cuidado se levanta de la cama y una sonrisa torcida custodiada con un brillo en sus ojos se dibuja en su cara, como si de una caricatura se tratara.
Satoru se encontraba en el borde de la cama, apoyando su cara en uno de sus brazos, durmiendo profundamente, al mismo tiempo estaba sentado en el suelo del lugar. La serenidad reinaba en su cara, al igual que un aura de paz.
Yuuji se sienta con cuidado en la cama, para no molestar el sueño de Satoru, pero al hacerlo el albino se mueve, ocultando su cara por completo en su antebrazo.
La reacción de Satoru lo enternece y entre más lo ve, más se pregunta ¿Cómo puede existir alguien con tanto blanco? Y a la vez verse tan, ¿lindo?
Ve el sedoso cabello y quiere tocarlo, casi hipnotizado, afinca más su peso cerca de Satoru para acortar la distancia, su mano se detiene a mitad de camino al ver que Satoru se vuelve a girar. El albino mueve nuevamente su rostro, dejando expuesto su cuello ante el pequeño.
Yuuji presiona sus labios y aleja su mano de Satoru. Su cuerpo tiembla, el estrés se vuelve a presentar, pero su mirada no se aparta del albino, ante el desespero, empieza a morderse fuertemente el labio inferior.
Yuuji dirige su mirada a la herida en el cuello de Satoru, un debate interno se manifestó otra vez. Baja la mirada y aprieta con fuerzas la sabana, se siente impotente y culpable, pero a la vez venturoso y altanero al ser él quien hizo la herida al alfa.
— Alfa — logra decir en un tono inaudible.
Aunque todavía no se encontraba familiarizado con esa palabra, recuerda haber escuchado a los adultos utilizar esa palabra constantemente e incluso sus hermanos siempre reprochaban a Choso por ser el único alfa de los 11 hermanos, pero entonces ¿Qué era un alfa? Dirige su mirada hacia Satoru y levanta un poco su cara, intentando olfatear algo, pero no percibe ningún aroma. Frunce más el ceño, al no saber por qué Satoru no desprendía ningún olor.
¿A lo mejor está muy lejos? Piensa en su inocente cabeza y al creer que esa era la razón, se acerca un poco más. La distancia de los dos es mínima, es más, el pequeño invadía mucho el espacio personal del albino, por otra parte, Satoru siente como la cama se hunde cerca de él y por reflejo abre sus ojos y se topa con los ojos avellanas a solo centímetro de su rostro.
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𝓵𝓪𝔃𝓸 [Goyuu]
FanfictionSatoru Gojo se percató de que el destino puede ser impredecible y caprichoso. Enfocó su atención en un punto rosa que resaltaba claramente a su mirada perspicaz, y su instinto animal salió a la luz, reclamando al pequeño Omega como propio. En ese in...